Capítulo 6

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                     La mayoria de los personajes son de S. Meyer, algunos son mios                    



   REVELACIONES

 

- ¿Señora . . .  Heller?

- Si,  Isabella . dijo la mujer tendiendo las manos hacia la chica sonriéndole.

Al notar que Bella ya no intentaba huir, Edward aflojó el agarre, hecho éste que  ambos agradecieron, él,  porque el dolor era abrasante y ella,  porque por más que le encantara estar en brazos de ese hombre, ésta no era la situación ideal.

- No entiendo, ¿qué hace usted aquí? ¿qué tiene que ver con todo esto? - preguntó Isabella yendo al encuentro de la mujer.  Se sintió aliviada de hallar  a alguien conocido en medio de ese mar de locuras en el que se había convertido su noche.

Llevada por la  prisa por salir de allí,  no había notado la presencia de la mujer en el barandal de la escalera, mas,  cuando esta le hablo,   reconoció luego de un momento, a la enfermera de su escuela en Forks a quien tan asiduamente solía visitar.

La Señora Heller se veía prácticamente igual que hacía diez años atrás, alta, delgada,  con el cabello completamente blanco recogido en un elaborado moño, sus ojos azules,  mantenían la diáfana claridad que siempre  la había caracterizado. Seguramente rondaría los sesenta o setenta años.

 Luego de terminar la secundaria, Isabella había perdido todo contacto con ella, a pesar de que en sus años en Forks  había entablado cierta amistad con la mujer.  Su torpeza innata hacia que las visitas a la enfermería fueran comunes, por lo que cuando la amble enfermera  - que solía mirarla con una dulzura infinita-  la invitaba a merendar, ella no dudaba y se despachaba con los riquísimos dulces que la señora preparaba.    Carmen, su madre,  no tenia reparos en que visitara a la Señora Heller,  ya que la conocía desde siempre.

- Niña, que gusto me da verte - dijo abriendo sus brazos para dar refugio a una Isabella completamente conmocionada.

- Dígame que todo esto es una broma, por favor, dígame que usted no tiene nada que ver con esto.

-Primero debes tranquilizarte, cariño - dijo tocando el hombro de la joven para acercarla nuevamente al sofá y tomar asiento -  todo lo que has oído esta noche, es la más simple y absoluta verdad sobre tu origen.

Isabella iba a decir algo, pero Morgan la interrumpió, levantando delicadamente la mano para indicarle que la dejara continuar.

 -Entiendo que es difícil, pero linda, debes ser fuerte y por sobre todo debes entender, que corres un peligro muy grande en este momento.

-Pero ¿por qué? - preguntó Isabella  tomándose la frente con su mano -  yo no he hecho nada para correr peligro, recién estoy . . . enterándome de todo esto, que ¿peligro puedo correr?

- Hija, recuerdas lo que te conté hace un momento - intervino Esme quien se mantenía de pie junto a Edward - Eleazar te quiere cariño, él piensa que así como mi hermana Renee pudo concebir, tu como su hija,  también podrás.

- Lo que no tenemos en claro - continuó Morgan, mirando a Esme- es que quiere hacer contigo o para que te necesita.

-Sea lo que sea, seguro no es nada bueno y con esto no queremos asustarte - se apresuró a aclarar - solo es. . .  que tienes que saberlo.

Edward, recostado junto a la pared y con las manos en sus bolsillos,  escuchaba atentamente la conversación de las tres mujeres. 

Ahora comprendía porque era tan importante Isabella, pero,  lo que a él  aun no le quedaba claro,  era porque sus tías no le habían informado todo este asunto.  Como  Iniciador de la muchacha,  tenía derecho a saber a lo que se enfrentaba al tratar con ella, ya que, si la joven  era tan especial y se encontraba en peligro, también podría estarlo él.

CUANDO NO TENGAS A NADIE CERCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora