Capítulo 12

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                     La mayoría de los personajes le pertenencen a Stephanie Meyer, algunos son de mi autoría                    


  ELLA (parte 2)


Alrededores de Barcelona, marzo de 1630


Doña Eloísa de Alcántara,  Condesa de Olivares,  era una mujer que a pesar de tener todo lo material que una dama pudiera desear, vivía en la más absoluta tristeza.  A sus cincuenta y dos años, no había podido recuperarse aun de la temprana muerte de su hija hacia más de veinte años atrás. La epidemia de sarampión que asolo la ciudad se llevo a varios centenares de almas, entre ellas la de su hija de quince años. 

Guardaba de forma inmaculada cada uno de los vestidos que habían pertenecido a Lucia, mandaba a hacer la limpieza a su habitación como si la chica aún hiciera uso de ella.  El ama de llaves,  las doncellas y demás servidumbre de la casa  ya se habían acostumbrado a la extraña petición y aunque creían que estaba completamente loca, querían a su ama y sabían el dolor que la muerte de su única niña había ocasionado en ella y en el Conde.

Doña Eloísa se encontraba precisamente   junto a la ventana mayor de la habitación de su hija cuando diviso por el camino el carruaje de su esposo.  Intuyó que algo andaba mal, cuando observó la velocidad con la que este se movía, por lo que decidió salir a su encuentro rápidamente.

- ¡Rápido id por el médico! - dijo el Conde ni bien bajó del carruaje con la joven que había recogido en el camino, ayudado por uno de los mozos de cuadra

Envuelta en una capa, la chica fue trasladada al interior de la casa mientras la condesa bajaba la  gran escalera todo lo rápido que su abultado vestido le permitía.

- ¿Qué ha pasado Luis?- dijo acercándose a su marido

- Hemos encontrado a esta niña en el camino, estaba sin vestiduras, golpeada y sangrando, me temo que . . . han hecho lo peor con ella- contesto el conde visiblemente afectado.  Él era un hombre justo y no toleraba semejante comportamiento salvaje, menos aun en sus tierras.

La mujer llego al lado de su marido y miró a la joven que descansaba momentáneamente en uno de los sofás.  Estaba inconsciente, con un ojo cerrado por la hinchazón y el labio superior partido,  el rostro sucio, cubierto por manchas de sangre y rastros de lagrimas

- ¡Santa María, pobre niña!, llevadla  con cuidado a la habitación del ala sur e id por el médico - exclamó Doña Eloísa persignándose al tiempo que se dirigía a dos muchachos y al ama de llaves.

- Ya he pedido yo que fueran por él - dijo el Conde quitándose la capa - debo hacer algo rápido, lo de esa niña fue obra de la banda de los Rosales, estoy seguro, hay que acabar con ellos de un buena vez.

- Esos malditos hombres solo se habían limitado a asaltar pero lo que han hecho con esta niña es . . . es . . .

- Lo sé - dijo el Conde acercándose a su esposa para tomarle la mano - ya los atraparemos señora, tened eso por seguro.

- Mejor voy con ella, cuando llegue el médico haced que suba

*


Dos años después . . .


El calor. . .  las manos callosas . . . el aliento fétido . . . el dolor . . .la sangre. . .  el terror . . .  hicieron que se despertara bañada en sudor y con voz en grito una vez más.

CUANDO NO TENGAS A NADIE CERCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora