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Sunghoon al aceptar tal propuesta como la de participar en la competencia para próximo prometido del príncipe, a decir verdad, no pensó demasiado bien en lo que se le vendría el día de la selección de candidatos.

—¡Que no te muevas!— gritó su hermana al lado de él tratando de acomodar su cabello recién lavado después de mucho tiempo. Las duchas eran un lujo para los tréboles.

—¡¿Estás cepillando o arrancando?!—gritó mientras sentía cómo el cepillo de cerdas desgastadas y deformes se pasaba de forma brusca por sus hebras negruzcas.

—¿Ambos pueden guardar un poco de silencio?— calló su madre con esa voz apacible que tanto la caracterizaba. Mientras que ella, remendaba una camisa blanca, bastante fina y elegante que tenía algunos hoyos.

La personalidad de la madre y hermana de Sunghoon se encontraban en la pequeña casa ese día ya que la señora Yuri, mujer para la cual su madre trabajaba, le había dado el día libre al saber que su hijo participaría en la selección de candidatos para futuro rey. Sunghoon y Yeji, por otro lado, habían sido recompensados con un día libre gracias al carnaval que se llevaría a cabo en el reino.

Al estar todos reunidos en el hogar, decidieron que lo mejor sería ayudar a Sunghoon con la preparación de éste para la celebración y competencia.

—Entonces, ¿el príncipe se te acerca y tu..?

—¿Finjo interés para que me saque de la pobreza..?

El golpe de su hermana hacia su cabeza llegó más rápido de lo deseado.

—¡Yah, es una broma!— exclamó mientras que con su palma acariciaba la zona afectada.

—¡Tu preparación no es una broma, Park Sunghoon, parece que de los dos la mayor soy yo!

—¡Deja de ser una amargada, Park Yeji!

—¡Dejen de gritar los dos o juro por dios que ambos dormirán afuera el resto de sus vidas!— gritó su madre cuando finalmente habían colmado su paciencia.

Ambos finalmente guardaron silencio y siguieron en lo suyo.

Yeji se encargó de peinar impecablemente a Sunghoon de manera que se viera elegante pero juvenil, logrando su objetivo y haciendo que el joven pareciera de la realeza misma.

Mientras tanto, la madre de ambos, terminaba de arreglar los últimos detalles en aquella hermosa camisa blanca con cuello en uve.

—¿De dónde sacaste esa camisa, mamá?— Preguntó Yeji mientras se hacía a un lado para que Sunghoon se viera en el único espejo que tenían en la casa.

—Le comenté a la señora Yuri que Hoonie participaría en la selección y me dio la prenda. Dijo que perteneció a su esposo de joven, pero que por el paso de los años estaba algo deteriorada... Aún así, en mi opinión es preciosa.— finalizó alzando la camisa enmendada en el aire.

Sunghoon miró embelesado la prenda y se imaginó portándola. Llegando al carnaval con ella, encontrándose con el misterioso muchacho de rostro precioso y cabello rosado que se encontró hace unas semanas, bailando con él..

— Ponte la camisa en vez de verla como bobo.— dijo su hermana sacándolo de sus fantasías.

Sunghoon se movió y tomó la camisa en sus manos para después ponérsela.

La camisa le quedaba la perfección, se acentuaba preciosamente en su delgado cuerpo y lo hacía ver muy elegante, el cuello en uve se le veía especialmente bien y gracias a el, se alcanzaba a divisar aquella marca en forma de trébol que se posaba en su clavícula. 

HOUSE OF CARDS ‖ SunsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora