Aquella primer mañana de febrero fue algo extraña para Sunghoon.
Recién se había despertado y acababa de levantarse de la cama, frotando con su puño su ojo izquierdo.
Al caminar por su habitación, se encontró con una bandeja de plata repleta de dulces y pastelillos, como los que vendía el señor Yang en el pueblo. Puesto todo encima de la mesa en la cual siempre desayunaba.
Al lado de todos aquellos postres se encontraba un enorme ramo de dalias rosas y rojas. Y encima de ellas, una nota escrita con tinta negra.
Al tomarla en sus manos, trató de descifrar lo que significaban todas aquellas letras. Era algo vergonzoso el tener que admitir que en realidad no la había entendido para nada.
Así que en el momento en el que Soobin entró a su habitación para llevarle el traje del día, le pidió de favor que la leyera por él.
- "Si espero que regrese conmigo.. ¿Diría que soy un egoísta?
Esas palabras le llegaron al corazón de inmediato.
El príncipe había mandado aquellos regalos a su habitación...
¿El príncipe esperaba su regreso a sus brazos?
Era algo irónico.
Ya que lo único que esperaba Sunghoon era el correr hacia esos brazos para sentir todo el calor que albergaban en ellos.
Extrañaba aquellos labios aterciopelados que le hacían sentir en el cielo con solo un roce.
Extrañaba ver el sonrojo de sus mejillas cada que se avergonzaba por sus cumplidos.Extrañaba al príncipe.
- ¿Debería hablar con él? - le preguntó el trébol a Soobin, lleno de incertidumbre.
El pelinegro guardó silencio y observó a Sunghoon unos momentos antes de responder.
- Creo que usted debería decidir eso.
El chico comenzó a caminar hacia la puerta, dejando a Sunghoon con la duda en sus ojos.
- En el momento en el que usted crea que es el correcto para hablar con él, lo será, no antes, no después.
Finalmente, Soobin salió de la habitación.
Y Sunghoon degustó un pastelillo de fresas con miles de dudas e inseguridad en su cabeza.
[...]
A lo largo de la semana, distintas notas repletas de poemas, palabras románticas y flores habían llegado a su puerta.
Cada nota fue leída por algún sirviente al que Sunghoon le pidió amablemente que le ayudara. Y cada ramo de flores fue guardado y atesorado por el chico.
Aquel día el chico recibió de nuevo otra nota, como era de esperarse.
"Si pudiera darle las estrellas, lo haría.."
Aquellas palabras seguían rondando por su mente aún durante la lección de Soyeon.
La cuál, estaba siendo impartida en ese mismo instante.
- ¿Saben en cuántos reinos he estado para impartir lecciones en competencias de pretendientes?- cuestionó su mentora desde las escaleras que daban a la segunda planta de la biblioteca.
Todos los pretendientes guardaron silencio y la peliblanca bufó.
- Pff, vamos, ¡Siquiera traten de seguirme la conversación!
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HOUSE OF CARDS ‖ Sunsun
FanfictionEn un mundo en el que tu marca de nacimiento define la calidad de tu vida. Kim Sunoo, un príncipe heredero al trono es obligado a organizar una selección de su futuro esposo. Todo el pueblo puede participar, diamantes, corazones, picas e incluso la...