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Otro día había pasado.

Soyeon seguía sin llamar a los pretendientes.
Sunghoon seguía aburrido y encerrado en su habitación.

— ¿De verdad piensa quedarse aquí otro día más?— cuestionó el sirviente que se encontraba al lado del pelinegro, Soobin.— No puede quedarse aquí para siempre... Vaya a explorar el palacio o algo...— soltó el chico, el pelinegro ya llevaba tres días seguidos encerrado y deseaba que tomara algo de aire.

— Hmm... Está bien.— murmuró el pelinegro así sin más.

— ¿Eh? ¿De verdad?— preguntó el chico algo confundido, no pensó que fuera a ser tan fácil.

— ¡Nos vemos luego, Soobin!— exclamó Sunghoon antes de salir de aquella habitación, dejando a Soobin sólo.

Sunghoon al comenzar a bajar las escaleras para ir al primer piso del castillo, empezó a pensar en qué haría.

No había demasiadas actividades que se le pudieran venir a la mente, tampoco tenía la menor idea de dónde se encontraban sus amigos y a decir verdad, no deseaba encontrarse con Taehyun en su búsqueda.

El pelinegro al encontrarse en el primer piso, observó cómo un hombre de cabello negro caminaba hacía un área algo abandonada de aquella extensión del castillo.
Al no saber de quién se trataba, ya que se encontraba de espaldas, decidió seguirlo. La curiosidad en algunas ocasiones, era más fuerte que su sentido común.

Sunghoon al caminar tras el hombre, en algún punto de aquellos pasillos tan helados y poco iluminados, perdió al mismo, pero decidió seguir su camino todo recto hasta que se topara alguna habitación o en su defecto, otro pasillo.

Cuando por fin topó con algo nuevo, resultaron ser unas escaleras. Descendió algunos escalones de las mismas y descubrió que ahí había una puerta de hierro algo vieja y oxidada, por la cual, gracias a unas rejas se alcanzaba a visualizar el resto de aquellas escaleras. Las cuales, parecían no tener final alguno gracias a aquella total oscuridad.

El chico trató de abrir aquella puerta.

Cerrada.

Sunghoon al notar aquello, decidió no intentar más así que se dio la vuelta para regresar por donde había llegado.

— ¿Qué hace aquí?— cuestionó aquel rubio que lo miraba extrañado desde el principio de las escaleras, solo a algunos escalones de él.

Sunghoon al asustarse por darse cuenta de la presencia del chico, soltó un pequeño chillido que sonó de todo menos varonil. 

— ¿Sabía que ésta zona está prohibida, cierto?— soltó Yeonjun sin inmutarse.

— H-Hmm, ¿No?— dijo confundido.— Solo exploraba, no sabía que estaba prohibida..

— Supongo que mi madre aún no lo menciona en las lecciones, ¿Cierto?

— Aún no... Hablando de ella, ¿Cómo ha estado?— preguntó Sunghoon.— No la hemos visto en  días y a decir verdad, se le extraña un poco.

— Oh, bueno, ella está bien...— murmuró algo cabizbajo.— Siempre se le ha dificultado un poco el controlar su temperamento ante tales injusticias..

— Debió ser difícil para ella tener que aguantar tal atrocidad, ¿No?— dijo Sunghoon mientras subía los escalones que había bajado momentos antes.

— Mi madre siempre se ha opuesto ante las injusticias, así que sí— dijo Yeonjun con una sonrisa orgullosa en el rostro, su madre era increíble.— Incluso cuando desposó a mi padre peleó por sus ideales.

HOUSE OF CARDS ‖ SunsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora