Capítulo 9

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La verdad es cruel pero necesaria

—Y entonces...— se quedó en silencio por unos minutos y yo me quedé esperando que más tenía para decirme—  le dije que por seguridad sería mejor...

Pero no pudimos continuar la charla ha que escuchamos un ruido arriba y nos quedamos en completo silencio. Mamá estaba bajando las escaleras y se dirigía hacia nosotros.

—¿Que hacen ustedes dos aquí?— preguntó.

Papá y yo nos miramos unos segundos y hablé:

—Solo vine por unas galletas porque tenía hambre y encontré a papá aquí tomando un vaso de agua.

—Estoy tan cansada— dijo mi madre ignorando por completo todo lo que le había dicho — Hoy el trabajo estuvo muy fuerte.

—¿Y porque no te vas a dormir?— dijo mi padre.

—Vine a buscar agua— respondió sacudiendo el vaso frente a nosotros—  pero ya me voy.

Se dió la vuelta y subió las escaleras con su vaso de agua, luego escuchamos la puerta cerrarse, lo que significa que  había entrado en la habitación.

«casi nos escucha»

Volví a mirar a mi padre a la espera de que continuara pero en lugar de eso...

—Después hablamos hija, tu madre casi escucha nuestra conversación.

—Claro— respondí.

Recogí las galletas que seguían por todas partes y subí a mi habitación, cerré la puerta y me deje caer en el suelo. Allí me quedé unos minutos pensando todo de nuevo, todo se ha vuelto problemas y por culpa de alguien que ni siquiera está viva. Genial.

No me imagino como sería todo si ella estuviese viva.

Terminé con mis galletas, me lave los dientes y seguí durmiendo.

***

«¡A clases otra vez, ¿Por qué?!»

Ah, cierto, ya estábamos en vacaciones. Era diciembre ya saben, Navidad y esas cosas.

Me levanté, me di una ducha y salí a comprar algo para desayunar, mis padres no estaban y me daba pereza cocinar.

Llegué a una cafetería cerca de aquí. Tomé asiento y a los 5 minutos llegó una camarera. Era una chica pelinegra con un aro en la nariz. Tenía un estilo gótico.

—¿Que se le ofrece?— preguntó.

—Unos panqueques están bien, y un café por favor— respondí, la chica anotó todo en su libreta y se fue.

Me quedé allí pensando, de repente recordé aquella pesadilla o recuerdo, no sé que era en realidad.

Estaba sola, me estaban persiguiendo y debía escapar. Debía irme de allí lo más rápido posible.

Corrí tan rápido como pude, no quería detenerme porque podía hacerme lo mismo a mi. Era una muy mala persona. Lo odiaba tanto.

Lágrimas gruesas corrían por mi rostro. Me enrede con mis propios pies y caí.

Ya estaba cerca...

Me levanté y corrí con pasos torpes hasta que llegué a la ciudad.

Ya estaba segura, pero no por mucho tiempo. Ella murió por su culpa, estaba segura de eso. ¿Y si me mataba también? ¿Y si yo era la siguiente?

En ese tiempo yo aún no sabía lo que Taylor había echo, pero relacionando las fechas fue poco después de que asesinara a esas pobres personas. Y meses antes de que muriera.

Mi Dulce Venganza [ Editando ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora