𝙊𝙉𝘾𝙀

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Luego del encuentro en el bosque, volví con Leah a casa. Ni hacía falta contarle nada, había sido informada de todo gracias a nuestra comunicación entre pensamientos.

Además de ello, no es que habláramos mucho del tema, no se la veía cómoda. La verdad a mi tampoco me dejaba muy tranquila. Seth estaba contento, al igual que mamá, ambos percibían a Jake como un buen muchacho.

Lo que restaba del día recibí llamados de Jacob. Pero no contesté ninguno. Inmediatamente tras pensar un poco en su situación me entristecí.

No me olvidaba que el estaba enamorado de Bella.

Pero si sintió lo mismo que yo...Eso debería ser suficiente ¿no?

El mero pensamiento me entristeció. Sí, no debía ser una ingenua, esos sentimientos no desaparecen de un segundo a otro, él aún la amaba y estaba herido. Lo sabía, era lo que me había contado Bella desde su vuelta de Italia.

Hoy debía ir a verla a ella.

He suspirado por millonésima vez en el día, cansada de mi propia mente. No quiero ser la segunda opción de nadie. Merecía más que eso. Yo era más que eso.

Me dolía el pensar en que tan diferentes eran la Dina que recién volvía de Nueva York a estar con su familia a ahora, tan solo semanas después, dentro de un mundo sobrenatural, sin padre y con un amor difícil de afrontar y lidiar por delante. Incluso ¡TENIA UN TATUAJE!, casi que fui obligada contra mi voluntad a tatuarme el símbolo de la manada. La Dina del pasado estaría aterrada si viera como hoy en día me levanto tan a la madrugada, ya sea para entrenar junto a la manada, como para patrullar. Era una locura, el cambio en mi vida había sido rotundo.

—¿Eso es obligatorio? La imprimación, digo.

Interrumpo a Leah del silencio que nos rodeaba en la sala, a pesar de que ella estaba con auriculares escuchando música, yo ya estaba saliendo de la casa antes de detenerme en el marco de la puerta para preguntarle.

—Emmh...Ustedes serán lo que necesiten ser el uno para el otro. No es obligatorio ser amantes o una pareja en sí, incluso si en un momento llega a ocurrir eso. Pueden ser amigos, como ya son, compañeros. Lo que necesiten, el otro lo proveerá. Eso es lo que recuerdo que aprendí.—mi hermana explicó. Su rostro estaba serio.—¿A donde vas a estas horas?

Sus palabras habían calmado el correr de mi mente. Pasando a su lado volviendo mis pasos hacia la sala, le regalo un beso en su mejilla, para luego salir en camino a casa de Bella.

—Leah... son las seis de la tarde, ni oscureció del todo aun.—observó a Seth atacar la cocina, come como animal, le aviso a ambos—Voy a lo de Bella, usaré el auto de mamá. Avísale que es urgente.

—¡DINA... PERO MAM-!—El grito de mi hermano lo escuché a medida que cerraba la puerta, dejando atrás mi casa para emprender viaje al hogar de Charlie y Bella. Era obvio que Sue no estaría feliz de que usé el carro sin su consentimiento, pero sabía manejar. Lo aprovecharía.

El viaje no había tardado mucho, en Forks el tránsito no existe. La casa Swan se representaba frente a mi, y podía ver el auto de Charlie junto a la gran y anaranjada camioneta de Bella, exponiendo que ambos debían estar en casa.

Sorpresa mía cuando en realidad Charlie se encontraba solo.

—¡Dina! Dios... hace tanto que no te veo, pequeña.—el cuerpo del policía me deja pasar.—¿Cómo has estado?

—Charlie, lamento no haberte visto sabes estaba...acomodándome, digamos, a lo que sucedió.—la mirada de Charlie sobre mi se demostraba apenada, casi con un destello paternal.—Pero aquí me tienes, vine a saludarte. También esperaba poder hablar con Bella.

𝐏𝐋𝐀𝐍𝐄𝐓 𝐇𝐄𝐑-jacob black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora