𝐏𝐋𝐀𝐍𝐄𝐓 𝐇𝐄𝐑. .ೃ࿐
Dina Clearwater estaba volviendo de su intercambio desde Nueva York al pequeño lluvioso pueblo de Forks, específicamente a su hogar cerca de La Push, cuando todo lo que quería encontrar era la comodidad de la normalidad y l...
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La ruta camino a Forks, desde Seattle, estaba vacía, de vez en cuando algun auto o camión se cruzaba con el taxi en el cual estaba montada. Debía faltar un poco más de media hora hasta llegar a mi hogar.
Mi paz mental, que mantenía a raya mientras observaba el paseo a traves de la ventanilla en el asiento trasero, fue completamente aturdida por el tono de llamada. Otra vez.
—¡Bueno, ya!¡¿Ahora qué?!—vocifero, era el quinto llamado que recibía en menos de quince minutos. Seth había estado molestándome desde que le avise a papá que había aterrizado el avión. Ante mi grito el conductor del taxi me miró espantado por el espejo retrovisor.
—¿Ya llegaste, Dina?—la vocecita burlona de mi hermano menor me exasperó, todos sus llamados habían constado de lo mismo. Llamar, hacer esa pregunta, cortar cinco segundos después. Así repetidamente.
—¡SI! ¡Cabeza de termotanque!—lo último que oí era su risa antes de que cortara nuestra comunicación. El conductor parecía intentar ocultar una risa, pero yo ni había llegado a casa y ya tenía los pelos de punta.
Había extrañado a mi familia, si, pero debía de ser honesta al decir que la tranquilidad de convivir independientemente no me la sacaba nadie. Bueno si, mi familia, ahora que estaba devuelta en Forks.
Todos estaban esperandome en mi hogar, una casa de dos pisos, cálida, donde predominaba el color blanco y la madera en sus alrededores. En el segundo piso se encontraban nuestras habitaciones, por suerte hace unos años mis padres hicieron una inversion en modificar ciertas partes de la casa, haciendo que cada uno de los hijos tuvieramos dormitorio propio. Y eso anhelaba, tirarme en mi cama y dormir ciento veinte horas, minimo.
El viaje me tenía agotada, y bastante aburrida.
El pasar por las calles de Forks se sintió como respirar aire fresco, que tampoco se alejaba demasiado de la realidad, siempre hacía frío y más ahora que estabamos a un tiempito ya de comenzar el invierno. Ya era mitad de diciembre.
