Para avanzar es necesario cerrar ciclos, nos hemos acostumbrado por tanto tiempo a ganar que cuando no sabemos qué hacer, el cómo se enfrenta una derrota nos puede resultar tedioso. Desde niños los seres humanos competimos unos contra otros para alzarnos como los vencedores, es tan grande la presión que cuando perdemos nos quedamos con el resentimiento hacia nosotros mismos por haber dado poco o no haber dado más para ganar, es más fácil culparse por lo que no diste que aprender de la derrota y volverse a levantar. A lo largo de mi vida he visto como muchas personas se aferran con fuerza a un triunfo, aunque les cause dolor, pero es su triunfo y no quieren perderlo. Hombres y mujeres que, aunque sepan que su relación está muerta, se adhieren a ella con tal de no vivir la pena de la derrota. Aquella mujer que perdona a su marido aunque este la golpee, todo con tal de no quedarse sola; El hombre que sigue con su esposa aunque sepa que su esposa le es infiel, sigue con ella para no perderla. Pero ¿qué hay de malo en perder? ¿qué hay de malo en equivocarse? Muchos jóvenes llegan con miedo a cuarto medio porque no saben qué quieren y no quieren cometer un error, pero la vida es para equivocarse.
Salí a caminar, quería encontrar algo que me mantuviese atado a Santiago, ya no había nada ¿mi trabajo? ¡por Dios, eso jamás! ¿Teresa? no, no me volvió a hablar después de lo que sucedió en el matrimonio ¿saben? me imagine que sería como en las películas, que llegaría a mi casa y me diría que lo dejaba todo por mí, pero eso sucede solo en las películas. La verdad nada me ata, podría ser mis amigos, pero ellos ya tienen sus vidas hechas, casados, divorciados, etc. Creo que llegó el momento de cambiar de aire, pero no sé por donde empezar, podría irme a vivir a otro país y crear nuevas relaciones humanas ¿sería esa la solución? ya tengo treinta y estoy indeciso. Mientras paseamos con el Cholito, me llegó una notificación de instagram, Angie se casaba, bien por ella, hoy haré un brindis a su salud. Siento si a estas alturas del partido crees que estoy muy disperso, pero ¿Cómo no estarlo? quiero un nuevo inicio y para eso debo dejar mi zona de confort, dejar la zona de confort no es tan sencillo como en el papel.
Decidí irme a vivir al sur, vendí mi casa, los días previos a irme vinieron las despedidas de mis amigos, para ser precisos diez despedidas en total estuve diez días nadando en alcohol y con dolor de guata por tanto reírme de bromas añejas. También, tuve la oportunidad de hablar con Fany, la chica de la cual hablé hace varios capítulos atrás, ella tuvo la gentileza de escucharme y perdonarme por todo lo que le hice, así que ya no me quedan más cabos sueltos que me aten aquí, así que, publiqué a todo el mundo que me iba, porque quería hacer de ese momento un evento social solo para darme el gusto. Un día antes de irme comenzó a llover torrencialmente, yo les decía a mis amigos que era porque hasta el cielo lloraba mi partida, estaba tomando mi café y fumándome un cigarrillo en la terraza de la que pronto sería mi ex hogar cuando sonó el timbre, se trataba de Teresa, quien venía empapada, llorando y sonriendo. Sin dudarlo la hice pasar, le pasé una toalla y un buzo para que no se enfermara, me decía que lo había hecho, que por fin dejó al zorrón, plantado en la fiesta de compromiso, porque se dio cuenta de que me amaba. Dude mucho de lo que me decía ¿cómo era posible de que de la noche a la mañana se diera cuenta de eso? pero, por otra parte, lo había dejado todo por mí, le mencioné que estaba de salida, pues me iría a despedir de mis amigos de la calle, aquellos a los que visitaba para darles una sopita, café y un pan, ella pidió acompañarme y le dije que sí.
Cuando llegamos a Estación Central, nos encontramos con el "Manue", un viejito muy bonachón, siempre alegre con su cajita de vino, yo siempre le decía que el era un ángel, porque decía que es mejor vivir feliz, el era del mundo un punto, nunca deja pasar a niños ni a perritos sin regalarles una sonrisa. El "Manue" tenía los dientes picados, le fallaba una pierna, pero con una mirada tierna y me tenía una nota que decía abierto con H, donde me decía que donde quiera que me fuera ponga una foto de él para sentirse alguien. Miró a Teresa y le dijo:
- ¿Así que es usted la que se lleva a nuestro amigo? - comenzó interrogándola, mientras más chicos de calle se acercaban.
- La verdad no, el se va yo vine a pedirle que no se vaya. - dijo mirándome.
- Yo creo que la cosa no se soluciona así, creo que él ya ha estado mucho tiempo solito, buscando a alguien, es un buen hombre y necesita que esta vez, lo apañen, que usted se vaya con él. - explicó el "Manue"
- Pero tengo muchas cosas que dejar aquí, mi familia, mi trabajo, mis amigos, todo. - replicó Teresa.
- Señorita, déjeme darle un consejo, sé que soy un viejo borracho, pero he vivido mucho. Hoy vivo en la calle porque yo quise, no porque no haya tenido las oportunidades de cambiar mi vida. El amor de mi vida se fue y no fui capaz de seguirla, porque, al igual que usted, tenía mucho que dejar atrás y todo eso no vale la pena sin quien usted ama. A usted se le nota que ama a mi chiquillo, deje todo a un lado y sea feliz, pregúntese ¿Qué quiero yo? no qué quieren de usted los demás, pregúntese ¿cuánto necesita? y se dará cuenta de que es menos de lo que cree. Hágame caso, sino se arrepentirá toda la vida... - aconsejó el "Manue", mientras ponía las manos de Teresa sobre las mías y agregó: - Yo les doy mi bendición, si me hace caso será muy feliz, mi chiquillo la cuidará y donde quiera que estemos nosotros los cuidaremos.
Teresa me dio un beso muy lindo, al tiempo que todos los chicos de calle celebraban gritando y haciendo brindis con sus cajitas de vino, de pronto Teresa se separó de mí, me dijo algo, pero entre el ruido no le pude entender más que una palabra "perdóname", luego salió corriendo, tomó un taxi y se fue, no entendí nada, el "Manue" me tocó el hombro y me ofreció su vino, me sentía tan extraño que no pude más que aceptar, y fue el vino más rico que había probado, los invité a cenar a un carrito de completos y me fui a mi casa para el viaje. De la Tere no supe nada, quise llamarla, pero sentí que ya no tenía que mendigar amor a nadie, hoy me quiero lo suficiente para entender que si hay alguien que tiene que ser algo para mí... ése soy yo. Eso lo aprendí de los chiquillos de la calle, que siempre tendrán un trozo de mi corazón, mis ángeles callejeros.
![](https://img.wattpad.com/cover/165102633-288-k71931.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Lembranças
RomanceUn pequeño intento por hablar del reconstruir una vida puesta en clave de novela.