Lembranças

Capítulo 8: Do alto da piedra.

Hoy soñé con que era un niño otra vez, corría a los brazos de mi madre y ella me acunaba como su bebé ¡Cómo te extraño vieja! Sé que no volverás, pero espero verte otra vez en mis sueños.

Ya no tenía más que perder, debía empezar de nuevo (ya lo sé, lo he dicho antes), así que decidí dejarme querer y buscar el amor una vez más. Quería que la vida me sorprendiera, que me permitiera amar nuevamente, pero echado en mi casa no lo haría. Recuerdo bien, era el cumpleaños de Alfonso, el esposo de mi amiga Erica, él también fue mi amigo en algún momento, pero dejamos de ser tan cercanos porque el tenía actitudes poco compatibles con las mías, era un hombre con tendencia a la infidelidad... él era una mierda de persona.

Alfonso tenía a su haber varias infidelidades a su haber, con la compañera de trabajo, con una amiga del instituto, con una amiga de la familia, etcétera. En definitiva era un cerdo, yo la verdad nunca entendí cómo Erica podía perdonar tanto. Tal vez era porque estaba muy enamorada, tal vez porque se quería muy poco, quizás también porque ya tenía tres hijos con él, o tal vez por miedo a la soledad. El asunto es que ella me había invitado porque sospechaba que el idiota de Alfonso se había vuelto a encontrar con una amiga de infancia y temía que fuera la nueva "sucursal" de su esposo. El trámite era simple: yo llegaría al carrete y me engancharía a esa chica para que el idiota perdiera el interés en ella... yo era un buen amigo ¡ja!

Normalmente no habría aceptado, pero estaba soltero y la pobre de Erica estaba muy desesperada, así que ayudaría a mi amiga. Al llegar la noche me fui a la casa de Erica y vi a la susodicha, la reconocí de inmediato, era Marcia, yo también la conocía, casi pasó algo entre nosotros, pero se cambió de casa y todo quedó en nada. Ella me miró y corrió para abrazarme, se acordaba de mí, conversamos casi toda la noche, su vida había sido casi tan miserable como la mía. Me contó que convivió con un tipo controlador por diez años, que la golpeaba y que tiempo después conoció a otro tipo con el que había terminado hace dos meses, también me contó que había sido abusada por un tipo, hace un par de años, cuando volvía de su trabajo ¿cómo no conmoverse con esa historia? Comprendí que esa mujer no necesitaba que la enamoraran, sino que le dieran la oportunidad de amar otra vez... ella podría ser alguien para mí.

Esa noche compartimos una cama y no pasó nada, sólo la abracé fuerte mientras dormía. Días después comenzamos a salir, sin compromiso, solo como amigos, aunque ella insinuaba siempre que algo más sentía por mí, no llevábamos ni dos semanas de salir y sus conversaciones subieron de tono, ella quería pasar una noche conmigo y que pasara de todo, era demasiado insistente lo que me parecía extraño de parte de una mujer, o sea, siempre somos nosotros los que buscamos "eso" y, no es por ser machista ni mucho menos, pero había algo raro en sus intenciones... ella era muy extraña.

Un día dejo de contestar mis mensajes, no respondía a su teléfono, yo me imaginaba que algo andaba mal, pero no pensaba que tanto. Marcia me llamo entre lágrimas para contarme que ella no era una buena mujer, que no podía estar conmigo, que estaba embarazada, ¡embarazada!  De su ex, todo me cuadraba ahora, ella trataba de pasarme gato por liebre, ella siempre supo que estaba embarazada y quería hacer pasar a ese bebé por mío, porque su ex se había hecho a un lado dejándola sola con su bebé, no sé en qué estuve pensando en ese momento, pero la invité a salir. Cuando nos vimos le dije que yo la quería acompañar, que podría ser el padre de su bebé, que fuéramos novios, la verdad es que pensé que lo que sentía era amor, pero era lástima y lo sé, pero ese error me costaría mucho. Salimos mucho tiempo y paso de todo, no me arrepiento de nada, ella me gustaba mucho ahora... se estaba comenzando a convertir en algo para mi.

Durante el tiempo que estuvimos juntos la traté como una reina y ella insistía en que yo había llegado tarde a su vida, y así como empezamos volvimos a terminar, ella volvió a encontrarse con su ex y me citó para contarme que lo volvería a intentar con él. Yo estaba tranquilo, la verdad es que no me dio pena, sentí en mi corazón que ella no significaba nada. Volví a estar soltero y eso no me preocupaba, meses después supe que Marcia había vuelto a quedar sola, su ex la había abandonado una vez más, ella volvió a contactarse conmigo, pero yo me quería mucho y no estaba dispuesto a ser el "segundo plato" de nadie. Ella tuvo la oportunidad de ser feliz y la dejo pasar... ella pudo ser, pero no fue.

Hoy es un día triste, el Yopo murió, ya estaba viejo, no pude evitar recordar cuando era un gatito pequeño, Alejandra me lo había regalado para una navidad dentro de un gorro de "pascuero", tenía tan solo un mes y medio de vida. Fue el gato siamés más lindo del mundo, me gustaba su independencia, el que no me tomara en cuenta como si yo fuese su mascota y no él. No dejo de pensar en Alejandra y los gratos momentos que vivimos junto al Yopo, me reí solo un momento y luego me quedé en silencio... estoy solo otra vez.

Entonces me fui a mi piano y nació esta canción:

"Te busco y siento que eres todo lo que soñé, no puedo contenerme y más que todo quiero ir al lugar aquel donde todo es para siempre. No quiero mi vida igual a lo que era antes.

En ti yo supe que me sentía fuerte, sin ti yo no quiero mi suerte y sé  que eso vino de ti".

Me quedé reflexionando en lo que significaba la muerte del Yopo para mí  y comprendí que era una señal para cerrar ciclos, para mirar la vida sin ataduras en el pasado, miré al cielo y agradecí a mi madre, a la Ale y al Yopo, por todo lo que me enseñaron y amaron. Hoy voy a empezar de nuevo, haré un salto de fe, con los brazos abiertos a la vida, así surgió la segunda estrofa.

"Desde lo alto de la piedra yo busco impulso para saltar más alto que antes y, más que todo, yo quiero ir al lugar aquel donde pueda sentir que todo es para siempre, no quiero mi vida igual a todo lo que fue".

Por cierto... hoy volví a ser alguien.