Capítulo 7: Além do meu jardín

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Ha pasado un año desde que Alejandra se fue para siempre, nunca me gustaron los cementerios porque solo veo gente triste, pero hoy he hecho una excepción, vine a verla para hacer algo que he postergado durante mucho tiempo, sé que es muy tarde, mas necesito hacerlo o sino no podré avanzar. Por eso compre un ramo de Lirios, las flores que tanto le gustaban, me vestí como para una cita, vine como a ella le gustaba verme, siempre dijo que el rojo era un color que se me veía muy bien, no queda nada mas que decir, sino este silencio. Te amé, te odié, te ignoré por mucho tiempo, eras la primera a la que amé, la verdad fuiste la unica a la que había amado... fuiste todo.

Le pedí perdón a una tumba, pero en ella había una foto en donde te veías tan hermosa como te recordaba. Entendí que la culpé por haberme traicionado, pero nunca me detuve a pensar en lo que yo hice para que eso pasara, me encerré en mi trabajo, me enfoqué solo en mis problemas y te descuide, fui un egoísta, siempre lo fui y no me daba cuenta, el que me haya dejado por otro fue porque no me preocupé por mí para ti, me volví un estúpido útil para vivir y no me dedique a que todo me fuese útil viviendo, le pedí perdón por todo, lloré una vez más, me despedí para siempre y la dejé ahí para siempre... ella lo era todo, ella lo fue todo.

Seguí con mi vida, viendo como mis amigos formaban familias y no me preocupaba seguir siendo el soltero del grupo, sentí que era necesario todo este tiempo para no cometer los mismos errores del pasado. Caminaba por el parque Forestal un sábado por la tarde cuando mi hermano mayor llamó a mi móvil, hace rato que no sabía nada de él y me parecía raro que me llamara.

- ¡Hola David! ¿En dónde estás?

- ¿Mario? ¿y este milagro?

- ¡Perdóname, perdóname! - dijo rompiendo en llanto.

- ¿Qué pasa? Si es por los dulces que le robaste a mi vieja y me echaste la culpa, descuida, todo está en el pasado.

- ¡La vieja weon! ¡la vieja se nos fue! - dijo sollozando.

Quedé paralizado, no supe qué decir, las hojas de otoño que caían a mi alrededor no hacían ruido, algo en mí hizo click y corrí a mi departamento, corrí sin detenerme, hasta no sentir mis piernas, la subida se me hizo asfixiante, el ascensor se volvía gigante y lento, caminé a mi pieza, me recosté en mi cama en posición fetal y lloré, lloré como cuando era un pequeño, lloré amargamente hasta quedarme dormido. Primero Alejandra, ahora mi mamá, las dos mujeres más importantes de mi vida se habían ido, mi mamá ya no estaría más... ella de verdad lo era todo.

El camino hacia el sur se me hizo eterno, pensé en lo ingrato que fui con mi madre por tantos años, mi egoísmo me pasaba la cuenta una vez más. Recordé que cuando era niño le prometí tenerla como una reina, promesa que jamás cumplí. Me alejé de su lado por vivir mi vida, quizás porque sentí que ella no podría comprenderme o porque estaba demasiado conforme como para acercarme a ella. Llegué a su casa, había tantos autos que logré imaginarme lo que vendría, todos acercándose para darme el pésame, otros llorando desconsoladamente, mis tías mas preocupadas de cocinar algo para los que habían ido en el velorio y yo... lo único que quería era estar sólo. Ver el féretro de mi madre y orar, orarle a quien fuera para que mi madre descansara por fin en paz.

Mi madre fue una mujer luchadora, tuvo a mi hermano y mi hermana en el sur en precarias condiciones, mi padre la abandonó y se vino a santiago a buscar mejores oportunidades, mi papá la siguió luego de la separación y tuvieron un "remember" producto del cual nací yo, siempre bromeaba con ella de que yo era su hijo bastardo y ella se enojaba por eso. Vivió en santiago hasta que nacieron mis sobrinos, con todos los años de trabajo decidió comprar un terreno y volver al campo para plantar sus amadas rosas y vivir en paz. Yo me quedé en santiago, ya había conocido a Alejandra, por lo que no podría seguirla. Y ahora había perdido la batalla contra su corazón.... definitivamente mi mamá era todo.

Mi hermano salio a recibirme, nunca fuimos muy cercanos por la diferencia de edad, él es trece años mayor que yo, edad suficiente para no tener temas en común. Lloró en mi hombro desconsolado, no sé por qué yo no pude hacerlo también, tal vez fue porque me sentía miserable por dejarla hundirse en mi ingratitud. El funeral fue hermoso, el pastor dijo las palabras precisas de su libro, la dejamos en un nicho, como ella quería, decía siempre que quería estar con vecinos para tener con quien conversar en tiempos de muerte. Mi hermano insistió en que volviera a la casa para acompañarnos en el dolor, me entregó una carta que de dejó mi mamá y me dijo que viéramos lo de la herencia, yo le dije que él arreglara todo y me hablara después, caminé con la carta al pasillo del Rosal, que habíamos plantado hace años con mi vieja, para leer la carta. Eran recomendaciones para mis hermanos y mis sobrinos, y, en el último apartado había unas palabras para mí: "No olvides los valores que te entregué, pide perdón aunque pierdas tu vida por ello, cumple tus sueños, trabaja en algo que de verdad te guste y se feliz. Te amo". Me quedé en silencio mirando el rosal y entendí con todo lo que me ha acontecido que todo fluía hacia algún lugar, las estrellas tristes me intentaban explicar que nada acontece sin ser por algo y, en medio de este jardín una rosa me dice adiós, mas todo tiene fin, lo sé, sólo soñaba que no fuese de esta forma, a donde quiera que vaya yo me quiero encontrar con tu dulce voz, mamá... yo, yo era... lo siento, estoy demasiado triste para ser alguien.

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