Es una especie de iglesia, pero vacía. Más bien una catedral, a juzgar por su gran tamaño. La cúpula se eleva alta e imponente, tanto que no consigo ver dónde termina aunque levante la cabeza.
Estaba solo hace unos segundos, pero de pronto me encuentro de pie frente a una escasa multitud de personas sentadas en los bancos. Todos están muy bien vestidos, y la mayoría de las caras son conocidas. Muy en el fondo diviso gente del instituto, y más adelante puedo ver a Bobby acompañado por su padre y su hermano. En el lado derecho está la profesora Thompson, situada al lado de mi padre. Más adelante, en el lado izquierdo, están Florence y George con los semblantes serios.
Todos están serios, muy bien vestidos, cosa que creo haber notado antes, y ninguno de ellos pestañea ni una sola vez. Y no me miran a mí, sino a algún punto perdido en la pared del fondo. Trato de llamarles la atención, no sé bien con qué fin, pero grito y nadie musita. Nadie se mueve.
Los gritos resuenan con eco al proyectarse mi voz por el espacio. Quizá sean estatuas, réplicas de quienes conozco. Me acerco a George y lo escucho respirar. Todos ellos respiran, pero ninguno me puede escuchar. O al menos eso parece.
Observo mi vestimenta. Estoy vestido de traje, muy formal y con una pequeña margarita en el ojal de la chaqueta. Mi estilo combina con el del resto.
Miro el suelo de mármol que se extiende por todo el espacio y también veo una alfombra roja. Larga e infinita, en medio de las dos filas de bancos que concluyen justo delante del altar, donde me encuentro.
Una mujer de una belleza extraordinaria aparece al final de la extensa alfombra roja. ¿Hace cuánto que está ahí? No creo haberla visto antes. Se acerca cautelosa, tranquila, y ninguno de los partícipes se molesta en mirarla. Todos ellos siguen con la mirada vacía mirando al frente. No entiendo por qué la ignoran, ¿no les parecerá suficientemente bonita?
Cuando se encuentra a mitad del camino la veo mejor. Alexandra viste un vestido blanco y simple, pero de alguna manera se las arregla para lucirlo de forma majestuosa. El velo cuelga detrás de su cabeza y parece pesarle, porque cada paso que da le cuesta más que el anterior. Su mirada es de preocupación, pero la disfraza con una sonrisa poco convincente. Sé que tiene miedo. Lo sé. Conozco esa mirada. Sostiene un ramo de margaritas marchitas entre sus manos, y los pétalos caen a cada lado de su vestido y cubren la alfombra de manchas blancas.
Alexandra me observa expectante a medida que avanza. Ya está cerca, a pocos metros. Tiene un color espectacular en sus labios redondos, que resalta su perfecta forma de manera sublime. Sus mejillas están enrojecidas y tiene un peinado muy trabajado.
Simplemente asombrosa.
Extiende su mano hacia mí y yo le devuelvo el gesto para poder cogerla, pero no la alcanzo. Vuelvo a intentarlo. Lo hago otra vez hasta que los músculos de la mano me duelen de tanto estirarlos. Grito por la frustración mientras ella cierra sus ojos y deja sus labios
posados en una perfecta línea recta. Su mano sigue ahí, esperando. ¿Por qué no puedo alcanzarla?
De pronto algo me atraviesa, me causa mucho dolor y se posiciona delante de mí, en medio de Alexandra y yo. Un ser de mi mismo tamaño y figura, vestido igual que yo, la toma de la cintura y comienza a besarle el cuello con lujuria. ¿Quién se cree que es para tocarla así? Trato de tirarlo con uno de mis brazos, pero no puedo. Intento gritar, pero nada sale de mi boca más que una frustración silenciosa y ahogada. No puedo salir de esa posición, mis pies parecen estar pegados al piso. Trato de quitarme los zapatos pero tampoco puedo. Todo es en vano.
Levanto la vista nuevamente y noto que este hombre, tan idéntico a mí desde todos los ángulos, comienza a convertir sus besos seductores en algo más sádico. Le muerde la boca y el cuello y le rasguña la piel mientras trata de abrir su entrepierna. Araña el vestido y lo arranca a pedazos. Quiere follársela y eso me hace querer matarlo a golpes. No logra desnudarla, ya que las prendas de ropa parecen eternas, y se enfurece al intentarlo con más y más enojo. Se apoya contra ella, refregándose con mucha fuerza como un animal y le tira la cabeza hacia atrás con el pelo entre sus manos, pero no puede hacer mucho más que eso.
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Más allá de la realidad
RomanceLa primera edición de Más allá de la realidad fue publicada por Penguin Random House, pero esta es una nueva edición, con nuevas escenas y diálogos. Espero que la disfruten, tanto o más que la primera. BOOKTRAILER: https://www.youtube.com/watch?v=j...