Me basta con levantar un poco la mirada para darme cuenta de que sigo en el hospital. ¿Qué día es? ¿Sigue siendo el cumpleaños de Alex?
Es de noche y las luces de pie están encendidas. Lo último que recuerdo es haber estado con ella y... ah, cierto. La entrega de los regalos. Entonces debe de ser domingo por la noche.
Florence está sentada al final de la camilla, en una de las sillas, y sostiene en sus manos un plato con pollo y patatas. Me incorporo lentamente y me siento, procurando no despertar a Alexandra, que duerme a mi lado.
—¿Quieres comer algo, James? —susurra Florence sonriente después de tragar un mordisco de carne.
—Sí, por favor —contesto en su mismo tono de voz y con total sinceridad.
La verdad es que sí tengo hambre. Y ahora que lo pienso, también tengo la garganta seca. Pero tengo más hambre que sed.
No he probado bocado desde el mediodía, y lo único que he conseguido comer en ese entonces han sido un par de sándwiches, aperitivo y pastel.
Bueno, "lo único"..
Florence se pone de pie y saca de la encimera uno de los dos platos. El que sobra debe de ser para George. Ambos contienen la misma comida, que parece estar aún caliente. Genial.
—Gracias.
—¿Has descansado algo? —me pregunta.
—Sí, bastante... la última vez que he mirado el reloj eran las cinco de la tarde. —Mastico un trozo de pollo y lo saboreo. Está buenísimo.
—¿Qué hora es, Florence?
—Son las... —revisa su reloj pulsera— once de la noche. Sí, al parecer has dormido bastante, por suerte. Necesitabas hacerlo.
¿Once de la noche? ¿Cuántas horas han pasado? ¿Seis, siete?
Vaya, eso me pone de muy buen humor.
—¿Te quedarás aquí el resto de la semana, o...? —me pregunta.
Ahora que lo pienso, no he ido a casa en toda la semana, y debería ir a lavar la ropa que llevo puesta y la poca que tengo en la bolsa. Creo que no me he duchado en cuatro días, y no me había dado cuenta hasta ahora. Definitivamente iré a casa. También tengo que hacer la muda de ropa para lo que queda de la semana que se avecina. Bueno, en realidad la que empieza en una hora..
—Sí. Supongo que sí. Solo tendré que ir a trabajar y al instituto por lo menos una o dos veces para terminar con los trabajos de cívica y de física.
Tuve que pedir unas horas extra para poder entender los temas que se están dictando en esas asignaturas. Estas últimas dos semanas he estado muy ocupado y se me ha dificultado un poco el estudio.
Digamos que lo puse en un cuarto o quinto plano, si es que antes estaba en el tercero o en el segundo.
—Está bien. No te preocupes si no puedes estar, ya me siento muchísimo mejor y estoy mucho más descansada. Estaré aquí todos los días hasta que podamos volver a casa.
Asiento mientras trago un sorbo de agua de la botella que está al lado de la camilla. Qué deliciosa y refrescante es el agua.
—Iré a casa ahora a ducharme y a lavar la ropa. Me ausentaré un par de horas, así que supongo que cuando vuelva estarás durmiendo... o, al menos, eso espero.
Florence sonríe con ternura.
—¿Dormirás aquí, entonces? —pregunta.
—Tendré que pasar apuntes, debería haberlo hecho durante el fin de semana. Supongo que no podré dormir mucho, pero sí que estaré aquí.
ESTÁS LEYENDO
Más allá de la realidad
RomanceLa primera edición de Más allá de la realidad fue publicada por Penguin Random House, pero esta es una nueva edición, con nuevas escenas y diálogos. Espero que la disfruten, tanto o más que la primera. BOOKTRAILER: https://www.youtube.com/watch?v=j...