Observo mi cara en el espejo del baño mientras me la seco con la toalla. Ojeras, pelo demasiado largo, párpados caídos. Parece mentira que me sienta descansado y que sin embargo mi cuerpo demuestre lo contrario.
Ya he dejado de tomar las pastillas para dormir que me había recetado Husset, no creo necesitarlas más.
Muchas cosas han cambiado al llegar otro nuevo mes, como si necesitáramos seguir la cuenta del calendario. Digamos que dejar mi hogar y mudarme a casa de los Goodman me ha ayudado un montón para mi tranquilidad interior. Estar cerca de Alexandra el máximo tiempo posible me apacigua muchísimo y es mejor que cualquier pastilla. He tomado también la decisión de dejar el trabajo, y lo hice la semana pasada. Sé que no ganaré más dinero, pero ¿realmente me interesa tanto como para desperdiciar horas en ello cuando se agotan en la vida de la persona que más me importa en el mundo? Tengo ahorros de otros meses y no me interesa darme ningún lujo. Además, no necesitaré hacer gastos grandes, más que pagar la gasolina del R4. Connor y Ronan entendieron mis motivos y me dijeron que sería bienvenido a regresar al mismo puesto cuando necesite volver a trabajar. Me resulta muy extraño y hasta me molesta el hecho de que ya se pueda planear qué sucederá después de su muerte. No me importa ni me interesa todo lo ajeno a ella, y menos "lo que pasará luego", no pienso emplear mis energías en nada que no tenga que ver con Alexandra. No puedo y no quiero.
No me arrepiento tampoco de haber aceptado la propuesta de George porque, además de necesitar un hogar y un techo para vivir, el clima que se genera con los Goodman es algo fascinante. Algo que disfruto en este hogar y hace mucho no encontraba en el mío. Disfrutamos del poco tiempo que podemos compartir los cuatro juntos en la habitación del hospital, y sé que a Alexandra le gusta mucho.
Su humor cambia notablemente al estar rodeada de su familia y, a pesar de que ella no lo admita, yo lo noto muy a menudo. La neumonía se ha ido de su cuerpo, pero al irse le ha dado lugar a la deshidratación, presión baja y esas estúpidas jaquecas. "Dolores óseos difusos" y "cefaleas", como nos dijo el doctor Murray hace unos días.
El "ingreso momentáneo", de la cual Murray nos habló en la semana anterior al cumpleaños de Alexandra, pasó a convertirse en un "ingreso indefinido". Solo Dios sabe cuánto tiempo más pasaremos aquí. Cuando Murray nos reunió a los tres para decirnos esto, le comenté a Florence que quizá sería bueno decorar la habitación de Alex en el hospital tal como la verdadera de su casa allá en Beechmont. Pensé que sería agradable para ella, ya que no hay lugar que ame más, así que eso fue lo que hicimos. Recogí tres de sus pósteres, dos juegos de luces y lámparas, los lienzos y sus pinturas favoritas.
También busqué un par de libros, el grueso y cómodo cubrecamas, las latas que contienen todas sus fotografías impresas y su cámara, de esas que sacan fotos instantáneas.
Entro en la habitación al salir del baño y me acuesto a su lado. Alexandra está pintando en uno de sus lienzos, sentada en la camilla y muy concentrada. El atril está posicionado para que ella pueda trabajar sobre el colchón y sin mucho esfuerzo.
Observo cómo su mano izquierda se desplaza por el lienzo tratando de trazar líneas casi perfectas, como las que solía hacer antes.
La afección del lado derecho de su cuerpo se está potenciando más y más. Ya carece de fuerza en su mano derecha, y ha abandonado la idea de volver a utilizarla para pintar. Como ella es diestra, se le ha dificultado aprender a usar la izquierda, pero creo que está mejorando muy rápido.
—De veras has mejorado —le digo mientras acaricio su espalda a través de su camisón—. Sabía que lo conseguirías, pero no pensaba que lo harías tan rápido.
Alexandra sigue pintando lo que parece ser un cielo estrellado y algunas manchas que poco a poco van tomando forma. ¿Estrellas fugaces, quizá? Miro el acolchado grueso, que antes reposaba sobre su gran cama, y noto que hay cabellos esparcidos sobre él. Los sacudo del colchón y observo su cabeza desde atrás. Tiene puesto un pañuelo claro, utiliza muchos de estos hace ya algunos días. Seguramente se los pone para tapar las partes de su cabeza que ya carecen de pelo No hemos hablado mucho acerca del tema, pero sé que quiere dejar de parecer tan cambiada. Los pañuelos le quedan muy bien, de todos modos.
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Más allá de la realidad
RomanceLa primera edición de Más allá de la realidad fue publicada por Penguin Random House, pero esta es una nueva edición, con nuevas escenas y diálogos. Espero que la disfruten, tanto o más que la primera. BOOKTRAILER: https://www.youtube.com/watch?v=j...