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—Nos vamos a casa— tomaste la mano de Hanseok y miraste a MyungHee.
—Al parecer casi todos se acaban de enterar de quién eres— dijiste mientras caminabas con él— por favor Hanseok, acabas de rogarle a Chayoung para que no te odiara.
—¿Sabes que ahora tendrás que cuidarte el doble verdad? Tener a dos abogados tras de ti, no será fácil.
—¿Qué hacías con Vincenzo? No creas que no noté cómo se miraron es obvio que se conocen— por fin había hablado justo cuando habían salido de ese lugar—¿debería preocuparme por eso?
—¿Estas seguro que quieres saber? Porque estoy segura que después no querrás verme.
Levantó su celular para marcar a un número y se lo llevó a la oreja—¿pueden enviarme la grabación de la sala en donde estuvo vincenzo? lo más pronto posible— y colgó.
Estabas jodida.
Encendió la camioneta y salió del estacionamiento con rapidez. Tu cuerpo estuvo apunto de chocar al frente pero su enorme mano te sujetó.
El regreso fue silencioso y el ambiente demasiado tenso. Caminabas detrás de él con algo de miedo, no te había dirigido la palabra desde ese entonces. Entrarías por tu maleta y te irías de ahí.
Justo cuando entraron y llegaron al enorme living, su celular vibró y por la mueca que hizo supiste que era el video.
[...]
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Lo veías comer, parecía tranquilo. Pero lo conocías tan bien que sabías que algo estaba pensando.
Estabas sentada justo enfrente de él, no habías tocado la comida para nada.
—¿No tienes hambre?— se llevó el tenedor a la boca.
—Hanseok hice cosas que no debí haber hecho— respiraste profundo.
Siguió cortando la comida como si lo que le estuvieras confesando fuera algo sin importancia.
—¿Abrirle las piernas a un hombre quince años mayor que tú?—dejó los cubiertos a un lado para mirarte.
