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—¡Hanseoooooo!— gritaste con todas tus fuerzas mientras cerrabas los ojos, estabas esperando el golpe contra él.
Tratabas de frenar el patín eléctrico pero algo había sucedido. La calle en la que se encontraban tenía una bajada muy grande y justo ahí estaba tu amigo esperándote.
—¡Hanseooooo! Los frenoooooos—gritaste como pudiste para que el entendiera y se moviera.
Ahí estaba él con sus patines de línea.
Estabas más preocupada de lo que le pudiera pasar a él que a ti.
Todo fue cuestión de segundos cuando impactaste contra él. El enorme ruido del golpe provocó que tus sentidos se agudizaran.
Te removiste tratando de tomar conciencia de lo que había pasado, Hanseo se había llevado la peor parte, había amortiguado tu caída.
—¿estás... estás?— esas palabras se quedaron en el aire, cuando un agarre rodeó tus caderas para levantarte del piso.
Conocías bien esas manos y no querías ni voltear para verle la cara y el regaño que te esperaba.
—Hanseo— dijiste de nuevo y trataste de llegar hacia él para ayudarlo a levantarse.
—Él esta bien, tenía casco y protección—miraste a Hanseok—¿dónde están los tuyos?— te dió la vuelta para que quedaran frente a frente.
Te miraba buscando algún rasguño en tu cuerpo. Pero seguías sin quitar la mirada del cuerpo de Hanseo.
Hasta que lo viste incorporarse quedando sentado y comprobaste de lejos que no le había pasado nada. Suspiraste.
La enorme mano de Hanseok te regresó hacia él para mover tu mandíbula y poder verificar.
Te habías roto el labio y por suerte no había pasado nada más.
El sabor metálico te llegó a la boca y estabas lista para limpiarla con tu mano. Cuando la del hombre frente a ti, llevo su pulgar para limpiarlo. Pero eso no fue lo que te desconcertó, si no el hecho de que después se lo llevó a la boca.
Tragaste saliva, estabas confundida. Sabías que Hanseo también lo había visto, pero había fingido que no.
Saliste de tus pensamientos cuando escuchaste el ruido de la gente acercándose a ustedes. Definitivamente todo iba peor cuando viste a tu papá comenzar a caminar con rapidez hacia a ti.
Últimamente había estado histérico y sabías que una situación así podría afectar su trabajo, porque era eso lo que pensabas que hacía, trabajar.
La gente miraba y eso te hacía sentir incomodaba, pero no ibas a retroceder, no te ibas a mostrar chiquita frente a ellos.
