Sakura Ökami

Cada vez menos tiempo

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Yo cuidare su espalda - contestó sonriendo, tratando de localizar a los que faltaban, podía sentir sus olores -

¿Listo? Vamos - exclamó y nuevamente el sonido del metal se escuchó -

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La batalla se desató, kunais, shurikens y senbons chocaban y se clavaban en cualquier parte.

Habían derrotado a los siete primeros, ahora solo faltaban cinco, los cuales seguían escondidos.

Sakura se sentía cansada, el porque, no lo sabía o quizás si, pero no quería darle importancia - Akuma amigo - llamó mirando a su azabache compañero - ¿estas bien? - cuestionó, su compañero tenía la respiración entre cortada y sudaba en demasía -

Si hime, es solo que... - no alcanzó a terminar cuando dos de los que faltaban salieron atacándolos sin darles tiempo -

Eres tú, a ti es a quién quiere el jefe - dijo un encapuchado con voz ronca, de gran tamaño, en su mano derecha portaba un especie de tronco con puas, miraba intensamente a la pelirosada, al ver que no quitaba la vista de ella, habló -

¿Por que me busca? - preguntó en posición de combate - ¿Y quien es tu jefe? Habla - exigió, quería respuestas y rápido -

Te busca por tu poder niña, es más que obvio - soberbia había en su voz, una voz mas fina que la anterior, el segundo encapuchado era mucho mas bajo que el anterior -

¿Mi poder? - exclamó extrañada, aquí nadie sabía de su demoniaco poder -

No te hagas la tonta Ökami, nuestro jefe quiere tu poder destructivo - el primer encapuchado habló al mismo tiempo que bajaba la capucha, dejando ver una piel verdosa y un solo ojo, era un cíclope. Esto dejó en shock tanto al azabache, como a la rosada, era un monstruo -

No puede ser - exclamaron al unísono, se miraron y en sus ojos se podía ver el terror que estaban experimentando -

¿¡Q-quien, quien es tu jefe!? - después de salir de un mini trance, la rosada necesitaba respuestas -

Mi jefe es.. - no pudo decir más, un viento corrió fuertemente, tal fue la fuerza, que obligó a Sakura y Akuma a cerrar los ojos, al abrirlos pudieron ver el cuerpo del cíclope en pedazos, el viento lo había cortado -

Ganas de vomitar es lo único que sentía en esos momentos la pequeña loba, Akuma que aún seguía en su forma humana, vio la mirada vacía en su Hime y la abrazó - Tranquila, no dejaré que eso te pase -

No sabía que hacer ni que decir - ¿como pudieron? ¡era su compañero! - gritó enfurecida, Akuma fue levemente empujado para que la liberara de sus brazos, sus colmillos crecieron, sus ojos tomaron un color rojizo y sus pupilas brillaron con un hermoso color amarillo, sus garras también crecieron y sus orejas nuevamente se veían asomadas en su cabeza - SON UNOS MALDITOS - no esperó más y se lanzó al ataque -

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- En medio del bosque, en otro lugar -

No puedo creer que terminaras así hermano - lo miraba decepcionado, pero al mismo tiempo, creía entender sus razones, después de todo, él también haría locuras por ella - ¿Tu que piensas? - miró al cielo - Aunque no lo creas, te extraño cada día - suspiró resignado y se empezó a adentrar al bosque -