capitulo 45

756 33 34
                                    

Lo ayudé a pararse de mala gana, limpié la sala y le ayudé a ir a bañarse, parecía querer intentar algo más pero no se atrevió.
Me preparé para marcharme, definitivamente tengo que tomarme un respiro, no tengo idea de como él saldrá del baño, pero eso ya no es problema mío.
Caminé a la puerta y noté que no traía las llaves, las había dejado en el baño, el universo siempre conspira en mi contra.
Entré sin hablar, escuchaba los sollozos y llantos de Michael, era patético, debió saber que así acabaría haciendo las cosas que hacía, la gente que al final no acepta las consecuencias de sus errores es la que más asco me da.

- ¡Alejandro!, ¡Alejandro no te vayas, Alejandro!, ¡Alejandro!- él intentó salir de la tina pero cayó fuertemente contra el suelo, no tenía sus prótesis, me miró con su carita de perro regañado, sus ojos hinchados y nariz goteante me daban aún más asco.

- ¡Nada de lo que digas me va a hacer cambiar de opinión, deja de dar lastima y levántate, cuando estabas haciendo tus mamadas no actuavas así de patético!- Le grité con enojo y rabia, me daba asco, lo odiaba.

- ¡Lo siento, perdóname, Alejandro, por favor, perdóname! - él de nuevo soltó el llanto y sin quitar la vista de mi intentó ponerse de pié nuevamente.
Ni siquiera se bañó bien, tenía restos de sangre y asquerosidad por su cuerpo, tal vez pueda ayudarle un poco, a mi manera.

- Te voy a ayudar a limpiarte, pero vas a valer verga sí me haces algo- tomé a Michael de los pelos, era bastante ligero, aún no reponía todo el peso que había perdido, lo metí a la tina y abrí la llave en el agua más fría que había.

Su piel se contraía en piel de naranja, su cuerpo tiritaba pero no ponía resistencia.
No sé cómo planeaba seducirme con un cuerpo en tan mal aspecto, estaba peludo y áspero, le faltaban partes, ya no era virgen, era un loco, todo estaba mal en él.
Ni siquiera podía ser un femboy, su pene era bastante grande, tenía pocos glúteos y pecho velludo y plano. A mí me encantan las tetas y los culos, Ellen tenía un buen de ello, él ni siquiera tenía forma de hombre.

- ¿Me ayudas a vestir?- levanté la cabeza, él me miraba hacia abajo, estaba cuidando a un bebé enorme e inútil, sí yo fuera su madre estaría asqueada de lo que ahora es mi hijo.

- No, ya me voy, no me sigas, no mandas a nadie a seguirme, no trates de espiar, nada. Sí me entero que hiciste alguna de estas cosas me iré de esta maldita casa y quitaré el apellido de Andrea del nene. ¿Entendido?- hablé relajado pero conciso, quiero que le quepa en la cabeza esa información tanto como la verga en su culo.

- Si...- él de nuevo parecía quererse soltar a llorar, vaya idiota.

Me fuí sin rumbo pero feliz de no estar ahí atorado.
Salí y caminé por ahí, honestamente no quería ir a casa de mi padre, tenía un poco de miedo, no sé ni por qué, simplemente no quiero ir ahí, extraño a mi padre y a mí hermana, pero no quiero verlos, no por ahora.
Renté una suite de hotel con vista al mar y servicio a cuarto, me quedaré aquí un poco para desintoxicarme de él, ni siquiera teníamos una relación y ya me tenía empalagado, disfrutaría tremendamente estás vacaciones, esto a sido de lo mejor que me ha dejado el trabajo que irónicamente es en su casa.
Pedí botellas de alcohol y bastantes aperitivos, todo el primer día comí como loco, pero el segundo día me la pasé vomitando y con diarrea.
Al tercero decidí salir a pasear un poco; caminé por varios centros comerciales, fuí al cine y caminé por la playa, entré a una tienda de golosinas muy reconocida, compré algunas cosas que comería más tarde, fuí al museo y a un acuario, al terminar el día estaba por irme a casa pero opté por ir a cenar a un restaurante, ya ahí a dentro me acomodé en la barra.
Pedí bastantes botellas y comida, bailé con una chica hermosa y platiqué con un grupo de chicos que eran bastantes divertidos, al acabar me dispuse a salir, tendría que llamar a un taxi, pero cuando estaba por hacerlo sentí que alguien me miraba, volteé la vista un poco preocupado y me topé con un ebrio y simpático Ellen, Alan trataba de cargarlo mientras se carcageaba y decía que lo amaba, bueno, eso no lo decía él esa noche, Alan me miró y con un gesto de desagrado se dispuso a irse, pero Ellen me miró y rápidamente me invitó a llevarme a casa, acepté solo por chingarme al monigote marica que lo escoltaba. Les expliqué mi situación y ellos me llevaron al hotel donde estaba, entré en mi habitación y me dormí de inmediato.
A la mañana siguiente tenía cientos de llamadas de un número que ni siquiera repetiré, los msj abundaban también.

El ático. Yaoi Hard SadomasoquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora