Dios, me rompió, estoy roto, tan roto.
Estaba en cuatro desceando con todo mi ser que me tomara, quiero que me usé como quiera, para lo que quiera, para lo que guste, tiene el derecho a hacerlo, pero por favor que lo haga rápido, me volveré loco si no me toca.-Por favor Alejandro, rápido, estoy listo, estoy listo- rogaba por qué metiera su pene en mi, por favor, Dios, que no se arrepienta y me deje así, es tan cruel que estoy seguro lo haría sin problemas.
- Está bien, lo haré, pero luego de esto quiero que me des el dinero para pagar la universidad de Andrea, sí no, olvídate de volverme a ver en esta casa- Todo lo que me pidiera se lo daría pero por favor que me tomé.
-¡Si, si, te daré lo que quieres pero por favor!- jamás me hubiera imaginado que estaría rogando por un pene, esto está mal, totalmente mal, la terapeuta me regañará.
Intento salir adelante, quiero dejar mi obsesión, quiero ser normal, ya no quiero sufrir pero Dios, él viene y lo caga todo de nuevo, él me dice que me aleje de él pero luego me arrastra de regreso, ¡¿Qué quiere de mi?!.
Estaba llorando, mi cuerpo ardía y él no me ayudaba en nada, sí esto continua creo que voy a morir.
-Bien ahí voy- por fin lo metió, estaba tan feliz, lo tenía en mi, era suyo, era de él, bendito el cielo, era suyo.
Cada vez que él me toca me siento seguro, reconfortado, sé que no está bien pero no puedo evitarlo, ya hablé con esto en la psicóloga, debo de hablar sobre lo que he hecho hoy, esto ya no puede seguir pasando, está mal.
Es como una droga, se siente bien pero está mal y sé que no es nada bueno y aún así caigo en su trampa, debo de ser más fuerte mentalmente, con poco me manipula.
- Michael, tú, cuando vas a trabajar, ¿Hay alguien más contigo?, En la oficina tal vez o en tu apartamento, no sé- ni siquiera sé a qué viene esa pregunta, pero me haré la ilusión de que él también siente celos.
-No, nadie, mi piso son solo mujeres, en mi oficina soy solo yo, trato siempre de estar solo- ni siquiera puedo recordar bien, estoy perdiendo la cabeza, él siempre me hace perder el piso y todos mis sentidos, al parecer él lo sabe, siempre se aprovecha de mi en estás condiciones, incluso he empezado a preparar cosas antes de que las pida.
-Bien, Ellen me pidió sí podrías darle trabajo a Alan, después de que dejara de hacer porno ya no puede trabajar en nada, ¿Qué tal sí lo pones de tu ayudante?- él no tiene los estudios ni la preparación para hacerlo, ni siquiera ha de saber contar.
- Pero, Alejandro, él ni siquiera ha estudiado, no puedo hacerlo, no puedo justificar su estancia ahí- esperaba que él comprendiera pero lo único que conseguí fué que se detuviera, salió de mí y todo perdió su encanto.
- Bien, podrías contratarlo como prostituta, es más, puede empezar ahora mismo, yo no voy a seguir con esto- sentí que mi corazón se detuvo cuando él se quitó de encima mío, mi cerebro apenas procesaba lo que sucedía.
Yo no quería que se fuera, todo mi ser me pedía a gritos que lo detuviera, quería ponerme de rodillas y suplicarle que se quedará conmigo, quería hacerlo, pero me resistí, me tragué mis ganas y soporté verlo marcharse. Era lo mejor para ambos, él no quería estar aquí y yo no podía darle lo que me pedía, era lo mejor.
Cuando se subió los pantalones sentí un gran arrepentimiento de lo que dije, quería arrancarme la lengua por haber hablado, tal vez debí solo acceder a su petición, así los dos estaríamos contentos ahora mismo. Él se fué y yo volví a sentirme vacío por dentro, él no me ama y nunca lo hará, de eso estoy seguro, soy feo, soy muy feo para él, estoy mal mental y físicamente, nadie amaría a un invalido, menos sí está loco.
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El ático. Yaoi Hard Sadomasoquista
Novela Juvenil(Segunda parte de "El sótano") Alejandro ya no puede ser rebelde, Michael a cambiado, ya no caerá por las súplicas o gritos del menor, un nuevo fetiche que estaba oculto se presentará. Alejandro tendrá que intentar sobrevivir a los juegos y gustos d...