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Después de casi cuatro rondas seguidas, el peliverde estaba acostado en la cama mientras miraba el techo de la habitación y sentía como la respiración calmada de Katsuki le daba toda la paz y tranquilidad que había deseado en toda su vida. Por primera vez en años, no tuvo deseos de fumar y eso en cierto modo, le alegraba.

Miró la hora en su celular, y vio que casi eran las cuatro de la tarde. Suspiró tembloroso. No quería ver al rubio marcharse nuevamente de su vida. Con tristeza y en silencio se levantó de la cómoda cama, y levemente movía el cuerpo de su amado. Katsuki no tardó mucho en reaccionar.

Después de arreglar todas sus cosas y las maletas ya estaban listas, Izuku decidió hablar con el rubio una vez más. Bakugo al parecer no tenía intenciones de entablar conversación con él, y simplemente se hizo a un lado para ir hasta donde estaba los demás.

Kirishima estaba hablando con Sero y Todoroki, los tres estaban sonriendo daba a saber que era una plática muy tranquila entre ellos. Midoriya fue hasta donde estaba Ochaco y Tenya junto a Momo, estos parecían muy emocionados con la idea de ir a comer a un buen restaurante, sobretodo la castaña.
















Pasó una hora de ajetreo, y finalmente, todos habían tomado marcha hacía la ciudad en el restaurante donde Iida había hecho ya la reserva para el grupo. Al llegar al sitio, todos entraron y se acomodaron en varias mesas juntas para que fuese una cena familiar. Hicieron sus pedidos y esperaban pacientemente los platos llenos de comida y las excelentes — y para nada baratas — bebidas.

Disfrutaron, comieron y celebraron tanto en aquella hora. Kirishima abrió nuevamente el hilo anunciando la próxima llegada de la bebé que tendría con Ashido, y obviamente, no había mejor broche de oro para cerrar la noche que todos abrazados — incluyendo a Bakugo — y deseosos de volver a verse, ansiando más tiempo libre.

La inminente despedida llegó, y el primero en partir fue Tsuyu y Shoji, seguido de Shoto e Inasa. Tenya se quedó a dormir en un hotel de la ciudad junto a Momo y luego regresarían a su hogar. Denki y Kyoka se quedaron en casa de Eijiro y Ashido por unos días más, propuesta hecha por Kirishima y Kaminari que fue aceptada por ambas mujeres. Sero también decidió salir un rato para caminar por las calles de la ciudad junto a su nueva novia, quizás se quedaría un tiempo más allí, o tal vez, volvería a su maravilloso Portugal.

Entre tantos abrazos y despedidas, él único que tomaría un vuelo sería Midoriya. Y no había pasado mucho en que se marchó después de pisar la avenida principal que daba al aeropuerto. Se sentía triste y frustrado; Katsuki se había ido desde el restaurante y no se había fijado ni para donde había cogido. Quería hablar con él una vez más pero sus deseos no fueron oídos esa vez.

Manejó con cautela y miraba atentamente la noche que hacía presencia en toda la ciudad. Observaba fijamente la vía, y notó una playa, sintió muchísimas ganas de ir hasta ese lugar, quizá se sentiría mejor con un poco de tranquilidad. Estacionó su auto, y caminó rumbo hasta las escaleras que daban para abajo en el arenero playero.

Al llegar abajo, quitó sus zapatos y se  permitió caminar descalzo por toda la extensión de terreno arenoso, suave al tacto y el silencio donde solo se sentía la brisa y el chocar de las olas, era tan calmante como una droga. Siguió caminando y llegó hasta lo que se denominaba como orilla, y notó que a lo lejos habían parejas sentados y algunas encendía una pequeña fogata, algo muy lindo de ver pero nuevamente se sentía solo.

Se sentó allí sin importarse en ensuciar sus ropas, y encendió una cigarrillo. Inhalaba y exhalaba cada cierto tiempo, mientras mantenía su mirada fija en el extenso mar que lo enfrentaba. Quizá, la soledad no sería tan mala después de todo, supuso que el mar superficialmente era solo eso, agua. Pero entendió lo millones de habitantes que éste poseía, quizá, él era como un mar.

Después de un rato, alguien llegó a su lado y se sentó con toda la confianza del mundo. Izuku no le dirigió la mirada, y aquella persona tampoco parecía querer mirarle. Se mantuvieron  en silencio un rato, y era muy cómodo para no sentirse mal, era ameno y su presencia cálida para ambos.

Katsuki estaba absorto en sus pensamientos, quizá no debía haber seguido a Deku pero algo muy dentro de su ser le pedía a gritos que no lo dejase marchar esta vez. Sabía que era un deseo egoísta y que el idiota de Midoriya tenía una vida que hacer en Estados Unidos, pero él no estaba ahí para permitir perder algo que quiere, al menos, no como un cobarde.

— Te irás... — no era pregunta, apenas afirmaba la cruda realidad.
































Se viene el final, al fin XD

[BORRACHERA. | BAKUDEKU / ♧ BNHA ♧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora