Capítulo 2

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El día de mi despedida de soltera lo disfrute mucho, terminamos yendo a un lugar donde siempre había sido feliz, un boliche LGBT+ junto a mis amigas Candela, Eugenia, María y mi prima Emilia.
Sonó Britney, Katy Perry, Taylor Swift y Madonna, entre otros.
Lo único que recuerdo además de eso, es que en un momento empecé a marearme, terminé recostada en mi cama semi desnuda.
Al abrir mis ojos y Eugenia se rió.
-Ayer tenías tanto alcohol en sangre que querías hacer un striptease en el medio del Obelisco, ¿te duele la cabeza?-ella se pregunté, asentí con la cabeza- tomá-me dio una pastilla y me pasó un vaso con agua.
Después apoyé mi cara nuevamente sobre la almohada, necesitaba dormir para poder sobrevivir al día estresante que iba a ser mañana.
La mañana fue transcurriendo, junto a mis amigas salteamos el almuerzo y directamente merendamos muy tarde, cuenta como la cena.
-Mañana es el gran día eh-María me miró a los ojos y asentí con la cabeza, suspiré.
-Mañana comienza mi infierno...-cerré mis ojos- desearía que todo pueda ser distinto
-Yo.. Sé que es una mierda todo, pero si yo estuviese en tu lugar no me perdería la oportunidad de conocer a otra persona que en otro contexto ni se me hubiese ocurrido conocer-Candela intentó sonar positiva.
-No lo sé, pero algo me dice que con mi futuro marido vamos a terminar matándonos mutuamente-solté un suspiro.
-Pienso como Cande..-Emilia me miró a los ojos- tal vez no vayas a padecerlo tanto como lo imaginas..
-Ni siquiera me gustan los hombres, son unos estúpidos-solté sin dudarlo.
-Eso solo lo decís por el estúpido de Santiago que te rompió el corazón en la primaria, no eran novios, no eran nada pero él fue una mierda con vos, te le declaraste y no le importó, pero Lali, no todos los hombres son igual-Eugenia suspiró- a lo mejor esta vez todo puede cambiar..
-No sé que te hace creer eso.. Yo era muy feliz, tenía una novia a la que quería, una vida dentro de todo feliz y tengo que casarme con una persona que ni conozco-puse mis ojos en blanco.
Las chicas me miraron con pena, odiaba eso, que me miren con pena.
Sí, yo estaba condenada a seguir adelante con la farsa de mi matrimonio.

Cuando llegó la noche mis amigas y mi prima se fueron, me quedé sola, me di una ducha y no pude evitar meditar varias cosas, pensar, mañana todo cambiaria, empezaría un nuevo capítulo de mi vida, uno que yo no decidí escribir.
Me fui a dormir angustiada, quería llorar, pero me resistí, cerré fuertemente mis ojos para que no se me escapen las lágrimas.

Al despertar lo hice porque la alarma de mi teléfono celular empezó a sonar, la apagué sin abrir prácticamente, cuando terminé abriéndolos me puse de pie, otra vez me bañé.
-Toc toc-mamá se apareció y me sonrió- ya llegó el vestido, la peinadora, la maquilladora
-Que pasen.. Da igual todo-solté un suspiro.
Agarré la bolsa enorme que contenía mi vestido, cuando lo saqué de ahí me sorprendí, lo había elegido mi mamá porque yo no había querido decidir nada, era igual al que tenía mi Barbie de cuando era chica, eso me hizo reírme.
Me puse el vestido y me quedé mirándome al espejo, recién ahí me di cuenta de que el día del que me hablaron desde chica finalmente iba a ser hoy, en tres horas.
La maquilladora se puso a hacer su "magia" y le pedí que me pintara los labios de rojo solo para trasgredir al color tradicional de la mayoría de las novias, la peinadora me onduló el pelo y terminó poniéndome una corona con flores.
-Estas lista-mi mamá me miró emocionada.
Ella me agarró de la mano y juntas bajamos por las escaleras, empecé a escuchar la música, tuve que agarrar a mi papá del brazo.
El casamiento iba a ser en el jardín de mi casa, cuando finalmente salí noté lo decorado que estaba todo, todo estaba lleno de flores, rosas blancas y rosas.
Caminé por un camino de pétalos y llegué a donde estaba mi futuro marido, ambos nos miramos con fastidio, por lo menos ese sentimiento era mutuo.
La persona que se puso a dirigir la ceremonia trató de ponerle onda al casamiento.
-Acepto-respondí rápidamente para terminar con el trámite, firme un libro.
-Yo también acepto-Juan Pedro me miró a los ojos antes de firmar, después llegó el momento de los anillos, se lo puse al arrogante y él me lo puso a mi.
-Ahora pueden besarse-cuando la persona nos dijo eso ambos lo miramos firmemente, queríamos asesinarlo con tan solo una mirada- si quieren...
Todos los invitados pidieron que nos besemos, se pusieron a repetirlo varias a veces, así que terminé agarrándole la cara a Juan Pedro Lanzani y lo besé, le resté importancia, pero era el primer hombre que besaba en mi vida, y no era cualquier hombre, era mi ahora marido.
Nos apartamos los dos al mismo tiempo, fue una situación algo rara, incómoda.
Nunca estuve tan aliviada de que una fiesta empiece tan rápido, empezó a sonar la música y  fui directo a la barra a pedir un vaso con whisky bien frío, me lo tomé todo.
Mis papás me llamaron para una foto con mi nueva familia, los papás de Juan Pedro y obviamente él.
Posamos para el camarógrafo.
-¡Ahora ustedes dos!-Claudia nos señaló al fotógrafo- algún día le van a mostrar estas imágenes a sus hijos..
Ni me gasté en responder, posé para la cámara y me perdí de vista.
Me puse a buscar a mis amigas y terminé chocándome con Juan Pedro que tenía un  whisky en su mano, terminó derramándose sobre su traje.
-¡Ay ay ay Marianita Espósito!-él negó con la cabeza y se rió- sí que empezamos bien eh
-¡Alegría! ¡Qué sea un feliz comiendo para nosotros!-solté de manera irónica, también terminé riéndome, eso le llamó la atención, elevó sus cejas- ¿qué?
-Que sos más linda cuando te reís..-esta vez él me sorprendió a mi, sus palabras, tal vez ser así está en su esencia.
-Vos sos... Vos sos molesto-no encontré un fundamente para atacarlo.
Eso lo hizo reírse nuevamente.
-Hoy es nuestro primer día como marido y mujer, mañana vamos a estar en un avión directo a Costa Rica- así que preparate para detestarme
-Vos preparate para detestarme-lo miré firmemente a los ojos- así que me declaraste la guerra..
-Podes llamarlo como quieras-elevó sus cejas y se fue dejándome sola.
-Acá estás-Eugenia me agarró del brazo- ¡quiero que tires el ramo!
Muy de mala gana fui al centro de la pista para tirar el ramo, quién lo terminó agarrando fue Candela, ella le lanzó una mirada a su novio Andrés que se rió nervioso, terminé chiflando y aplaudiendo.
Volví a la pista para bailar sexy, iba bailando con distintos invitados, con mis amigas, mis papás me querían matar, desde a lo lejos lo vi a Juan Pedro mirándome con diversión, toda la situación lo estaba divirtiendo, lo vi tomar su trago y se acercó hasta donde me encontraba.
-No bailamos el vals..-elevó sus cejas mirándome, era obvio que su intención era molestarme.
Me agarró por la cintura y sonó música lenta, tuve que agarrarme hacia él para movernos juntos, estuvimos así un tiempo largo, nos sacaron fotos, todos nos miraban.
Cuando levanté mi mirada y realmente me detuve a mirarlo a los ojos noté que los suyos eran verdes, que en su cara tenía un lunar, él se mordió los labios y me distraje tan solo por un segundo, eso hizo que me sonriera.
-¿Acaso una lesbiana quiere besarme?-elevó sus cejas de manera coqueta.
-¡¿Quién te dijo?!-salté a la defensiva.
-Las personas hablan.. Pero da igual, si queres puedo besarte..-quién miró la boca del otro esta vez fue él, miró la mía.
Estaba por besarme cuando cambió la música por una con ritmo movido, me solté de su agarre y me escapé.

Indeseado despertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora