Capítulo 12

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La primera semana de recién casados en la realidad fue caótica, junto a Peter no paramos de discutir, obviamente por puras tonterías.
-Es Sábado.. Podes ir a jugar tenis.. Golf..-lo fulminé con la mirada, los dos estábamos desayunando, milagrosamente compartiendo la mesa.
-¿Te doy pinta de ser jugador de golf?-elevó sus cejas mirándome, terminé negando con la cabeza- solía jugar al rugby
-Ahora que lo mencionas tenes toda la pinta de ser rugbier-solté un suspiro- podes irte a pasarlo bien, lejos mío..
-¿Querés que me vaya de acá para traer a tu amante?-me miró a los ojos y se rió.
-No es mala idea...-le sonreí- podes irte desde ahora mismo
-Cuanto más desees que me vaya más me voy a quedar..-se acercó a donde estaba yo y dejó un besito en mi frente- me voy a bañar-me guiñó un ojo antes de irse.
Lo odiaba, hacía que constantemente gaste mi energía, me agotaba.
Yo también quería bañarme, así que esperé en la puerta para poder entrar cuando él a penas salga del baño, pero tardó, no salía más.
-¡Bueno! ¿Y si cuidas el agua?-entré al baño para apurarlo.
Peter me tomó del brazo haciendo que entre en la ducha, se me cayó la toalla con la que previamente estaba cubierta y me quedé desnuda frente a él, eso me puso nerviosa.
Él esbozó una sonrisa e hizo una caricia suave en mi espalda, después me abrazó por la cintura acercándome a su cuerpo.
-Lo.. Lo planeaste, ¿no?-lo miré a los ojos y él asintió con la cabeza- caí como una tarada...
-No sos tarada.. Sos una persona muy inteligente, costó hacer que hagas lo que quería que hagas..-elevó sus cejas y después mi boca.
-Sé que queres ahora mismo, y no...
No pude seguir.
Peter Lanzani se lanzó a mi boca sin "piedad", me la mordió salvajemente, por la maldita naturaleza humana actué instintivamente y lo acerqué aún más a mi cuerpo, él rozó sus labios sobre mi cuello, comenzó a besármelo.
Entrecerré mis ojos empezando a sentir placer, estaba auto traicionándome, esto tenía que parar, todo esto tenía que parar.
Quise empujarlo y Peter agarró ambos brazos estirándolos, quedé apresada contra la pared de la ducha mientras nos besábamos.
Lo abracé por el cuello otra vez por puro instinto, otra vez traicionándome.
No sé como pasó pero terminamos descontrolados, teniendo sexo en la ducha de nuestra nueva casa.
-Bueno, bautizamos nuestro nuevo hogar-Peter se me rió en la cara, solo lo hacía porque sabía que a mi me fastidiaba ser consciente de eso.
Hizo una caricia con uno de sus dedos en la punta de mi nariz, ese gesto me pareció un gesto lindo como para una persona que solo se esmera en molestarme.
Se dio cuenta de que me di cuenta de eso, entonces alejó su mano de mi cara.
Peter tenía ciertas actitudes que me desconcertaban.
Salí de la ducha y me cubrí con la toalla dispuesta a irme, pero en vez de eso él me arrastró hasta su habitación, me empujó haciendo que caiga sobre la cama.
-Estamos... Estamos equivocándonos mucho..-lo advertí.
-¿Te estoy confundiendo Lali Espósito?-elevó sus cejas sin sacar su mirada de la mía- insólito, nunca creí que...
Lo besé, lo hice para silenciarlo, no quería escucharlo más
Estaba por ponerme de pie cuando el peso de su cuerpo con el mío me lo impidió.
-Sos una persona tan jodida-me salió del alma decírselo.
-¿No te parece una buena idea bautizar la habitación matrimonial?-Peter tratando fastidiarme, nada nuevo.
-Vos sos jodido, pero yo también puedo ser jodida-lo miré firmemente a los ojos, él guiñó uno de los suyos coqueteando conmigo-¡pará de ser así conmigo!
-¿Tan nerviosa te pone que alguien que no sea mujer quiera coquetear con vos?-elevó sus cejas.
Sí, la respuesta es sí, nunca entendí a los hombres, pero no iba a admitírselo.
-Yo... ¿Podemos hacer como que nada pasó?
Él negó con la cabeza y me hizo una caricia en la cara.
-No... No quiero..-negó nuevamente pero rozando su nariz con la mía, me miró nuevamente a los ojos- no quiero negar lo que hice.. Yo lo pasé bien, ¿vos no?
Jamás creí que fuera a hacerme esta clase de pregunta.
-Sos... Sos el típico nene malcriado que quiere conseguir que siempre todo lo salga bien, no lo disfruté, yo no..
Me besó.
-Yo sí Mariana, yo sí-él asintió con la cabeza-¿odio decirte que sí? Odio decirte que sí, pero.. ¡Hay química Lali!
Me miró a los ojos y acarició la comisura de mis labios, eso me puso nerviosa.
¿Porqué?
-No... No puede ser..
-Podemos negarlo... Pero..-me hizo otra caricia en la cara y logró que cierre los ojos disfrutando de ese instante- el cuerpo actúa y no miente..-terminó de susurrarme eso y nos queramos mirándonos- podemos declararnos la guerra todos los santos días.. Pero también puede ser en la cama-elevó sus cejas.
Me quedé procesando toda la información que me había dado.
-Yo no quiero...
Otra vez me interrumpió, puso su mano sobre mi boca y después la apartó, me robó un beso.
-Te propongo algo.. Engañarnos de Lunes a Viernes, Sábado y Domingo podemos hacer lo que se nos cante-elevó sus cejas mirándome.
-¿Estás hablando con seriedad?-me reí en su cara.
-Sí... ¿Es una mala idea?-se quedó jugando con mi pelo.
-Podes tener sexo con quién quieras, pero.. ¿Posta crees que voy a querer acostarme con vos un Sábado o un Domingo?-me reí con ironía.
Él rozó su nariz con la mía y relamió mis labios consiguiendo que se me acelere la respiración.
-¿No puedo desear un poquito a mi esposa?-se rió sobre mi boca y me la besó.
-Yo no.. No..
-¿No qué?-me miró a los ojos.
-No... No acepto tu propuesta-solté un suspiro.
Para mala fortuna mía él acarició mi escote provocándome y se me erizó la piel.
-Podemos engañarnos... Pero no el fin de semana-Peter elevó sus cejas sin dejar de mirarme.
Sentí frustración cuando me rendí y me dejé besar, otra vez me aferré a su cuerpo como un koala, fui sintiendo como el calor iba aumentando, el ritmo, la intensidad, todo se me estaba saliendo de control.
Sentí que me hizo caricias en la espalda cuando todo empezó a calmarse, ¿porqué era tan salvaje y al mismo tiempo delicado?
Los amantes no suelen ser considerados, delicados, solo son salvajes.
Recordé entonces que mis amigas me dijeron que Peter Lanzani no era un mal chico, que no tenía un historial de mala fama.
Él se puso a jugar con mi pelo y me lo quedé mirándolo desconcertada, él siguió actuando de una manera que yo no esperaba, besó la punta de mi nariz.
-¿Sabes? Tal vez... Tal vez si nos hubiésemos conocido en otras circunstancias y no estuviese deseando tanto ser libre no me hubiese disgustado tanto pasar compañía con vos..-acomodó un mechón de pelo detrás de mi oreja.
-¿Acabas de decirme que yo sería tu tipo de chica?-elevé mis cejas-y.. Tanto no te disgustó mi compañía-me reí en su cara y él también se rió.
-Buen.. Buen punto..-esta vez me acarició suavemente la frente- igual.. En otras circunstancias ni me hubieses mirado por razones obvias-se señaló- soy hombre
Eso hizo que me riera.
-Sí...-solté un suspiro y nos quedamos mirándonos a los ojos en silencio- mejor voy a mi habitación..
-¿Te asusta dormir conmigo?-me agarró de la mano- es Sábado Lali, todavía podemos engañarnos y tener una tregua.. El Lunes volvemos a discutir..
Esbozó una pequeña sonrisa.
No sé cómo pero terminé entre sus brazos como si fuéramos una especie de pareja, bueno, el Lunes sería un buen día para matarme a mi misma.

Indeseado despertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora