El cierre

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Úrsula vino porque la cite, Peter no estaba, éramos dos solas, tomando algo de aire en el jardín, ella fumando un cigarrillo.
-Todavía no te deshiciste de esa mierda..-elevé mis cejas mirándola.
-Lo había dejado, pero después pasó lo de Miguel, volvió la ansiedad, el estrés, ¿como pude ser tan tonta?-soltó un suspiro también cansada.
-Él es... Persuasivo..-me senté en el suelo a su lado- sabes porque te cite, ¿no?
-Alexia-asintió con la cabeza- salió lesbiana como nosotras
-Vos siempre fuiste bisexual, después.. Yo soy otro caso, siguen gustándome las mujeres y Peter-cuando terminé de decir eso ambos nos reímos, ella entrecerró sus cejas y me sonrió-¿ya me perdonaste?
Siempre me quedé con la duda, ella terminó asintiendo con la cabeza.
-Fuiste... Fuiste una persona muy importante para mi..-se puso a jugar con mi pelo- todavía me tenes enamorada, no pienso mentirte Lali, siempre fuimos transparentes las unas con las otras, bueno.. Hasta que me mentiste.. Pero ya olvidé eso, lo mejor es cambiar de página, tal vez mantenga mi enamoramiento por un tiempito más, después se me va a pasar.. Además, a mi hija le gusta la tuya-esbozó una pequeña sonrisa- y su felicidad está antes que la mía
Las palabras de Úrsula me parecieron demasiado fuerte, no lo esperaba, o tal vez sí, en el fondo sabía que ella seguía enamorada de mi, pero me hice la tonta, eso significaba que mi plan para no romperle el corazón no había funcionado, seguía lastimándola al ser feliz con la persona que me hace feliz.
-Vas.. ¿Vas a estar bien?-la miré a los ojos y ella asintió con la cabeza.
-Solo es cuestión de estar abierta para ver que tiene la vida para mi, fuiste y sos aún mi primer amor, de esos que te marcan para siempre..-ella me tomó de la mano y besó una de mis mejillas para terminar apagando el cigarrillo en un cenicero y ponerse de pie.
-Vas a estar bien.. Sos un hermoso ser humano Úrsula-también esbocé una pequeña sonrisa, nos dimos un abrazo fuerte, cálido, cuando nos apartamos ella se perdió en mi boca, soltó un suspiro y caminó hasta la puerta, salió, se alejó.
Por fin estaba soltando a mi pasado, después de mucho tiempo había conseguido su perdón definitivo.

-Hola mi amor-Peter dejó un besito sobre mi frente entrando a nuestra casa después de trabajar-¿estás bien? Tenes una cara medio rara..
Siempre tan perceptivo él.
Suspiré.
-Tuve una pequeña conversación con Úrsula, y bueno.. Hablamos de cosas pendientes, pero ya está, soltamos el pasado, ahora nos une el amor por nuestras hijas..-miré a Peter a los ojos.
-Seguro... ¿Seguro no seguís sintiendo cosas por ella?-dudó y elevé mis cejas mirándolo.
-Peter, ¡¿sos joda?!-le sonreí- te amo mi amor, si bien al principio no te elegí ahora te elijo, pasaron trece años, y sigo eligiéndote cada día que pasa
Sus ojitos se iluminaron se pusieron brillosos.
-Entonces seguís eligiéndome como compañero de vida..
Asentí levantando su cara con mi mano para que no deje de mirarme.
-Nunca dudes, menos de mis sentimientos-le dejé un besito en la punta de la nariz- vos sos mi amor, y quiero que sigas siéndole por siempre y para siempre
-¡Pero que cursis estamos Marianita Espósito de Lanzani!-me llamó la atención entre risas.
-El amor, siempre el amor..-le mordí los labios y Peter soltó un jadeo, rápidamente nos encerramos en nuestras habitaciones entregándonos una vez más a la pasión, cuando nuestras respiraciones fueron normalizándose le hice caricias en la cara.
-¿Sabes? Te estuve hablando de distintas cosas pero no te conté algo importante.. Tengo un atraso Peter
Otra vez sus ojos se pusieron brillosos, por la emoción, asentí con la cabeza y me besó.
-¿Vos decís?
-Todo indica que sí, pero pienso tomármelo con calma-solté un suspiro.
Mi esposo llenó mi cuello de besos y no pude evitar sonreír, seguía disfrutando nuestra noche a solas, nuestras hijas se habían ido a bailar.
Peter se durmió, me puse un camisón y por la madrugada bajé por las escaleras, la vi a mi Allegra a los besos con Alexia, sentían curiosidad por recorrer el cuerpo de la otra, explorar, eso me hizo reírme.
-Mamá..-Allegra me fulminó con la mirada desde lejos.
-No vi ni escuché nada-volví a reírme una vez después de meterme nuevamente otra vez a la habitación, entonces escuché nuevos ruidos, como vieja chusma quise ver que estaba pasando.
Paz estaba discutiendo a los gritos con Fran el hijo de mi amiga Cande, a los tres minutos estaban reconciliándose, desvistiéndose mientras subían las escaleras, al verme despierta se pusieron pálidos.
-Hola tía Lali..-el novio de mi hija me saludó valientemente, si bien ella no lo había blanqueado era obvio que eran novios.
-Sigan con lo suyo-elevé mis cejas y les guiñé, di media vuelta y me metí otra vez en la cama, me acurruqué contra el cuerpo de Peter, le hice caricias en el brazo, instintivamente me abrazó y solté un suspiro sintiéndome aliviada, gusto, cerré mis ojos encontrando la paz.

La vida es así...

Paz y Allegra fueron las primeras en entrar a ver a su nueva hermanita Almedra, sí, éramos una familia compuesta en su mayoría por mujeres, y bueno, el padre de familia, el pobre Peter.
Fue una sorpresa enterarnos de que era una nena, no habíamos querido saber que era.
-En el transcurso de los años ya comprobaste que nuestras hijas también son salvajes como yo-elevé mis cejas mirándolo a los ojos- ¿Alme será una demonia o un ángelito como vos?
-Necesito una tregua, ¡que sea angelical!-se rió divertido, Peter se agachó y le besó la manito, nuestra hija más chica estaba apoyada sobre mi pecho, la amamante sintiéndome cansada, todavía tenía que estar internada un día más en la clínica.
Cuando finalmente volvimos a nuestra casa estaban todos los amigos y nuestra familia, todo estaba decorado con globos y carteles, parecía una fiesta, en realidad lo era, había llegado a nuestras vidas una personita que desde el segundo uno en el que supe que estaba en mi panza logró que sienta amor, amor del puro, amor del bueno.
Peter besó mi frente mientras mirábamos a nuestra hija Almendra durmiendo, se asomaron Paz y Allegra.
-¿Están bien, pudieron dormir algo ayer?-nos preguntaron eso casi al mismo tiempo, me reí, asentí con la cabeza.
-Con ustedes fue peor igual, dos..-elevé mis cejas y todos nos reímos, ellas me empujaron tentadas.
Terminamos los tres acostados en la cama king size.
-Estamos un poco grandes para eso-me burlé de la situación bizarra.
-No.. Siempre vamos a ser sus bebés-Paz nos sonrió.
-Bueno... Entonces aprovechamos eso un ratito más, solitas van a dejar el "nido" en algún momento-Peter suspiró.
Nuestras hijas nos besaron las mejillas y nos quedamos hablando de tonterías, riéndonos, contándonos secretos, como con Peter habíamos sido muy jóvenes al tenerlas a ellas éramos no solo padres, también amigos.
Todos nos quedamos dormidos en la misma cama, la noche iba bien hasta que Almendra se puso a llorar.
-¡A volver al ruedo Peter!-le guié un ojo a mi amor antes de ponerme de pie, juntos nos acercamos a la cuna para revisar que todo este bien, le di la teta y le cantamos hasta dormirla nuevamente.
Nos abrazamos mirando a nuestro alrededor, sin quererlo, sin soñarlo, sin desearlo nos volvimos familia, una que es nuestro mayor tesoro, y todo cambió cuando se despertó en mi interior un indeseado despertar.

Indeseado despertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora