El Chico de Las doce Cadenas: Desatamiento

Primer Acto • 10/13 • La Pluma De Bolsillo

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05/09/17

En el campo de salto el salón de Joarel llevaba a cabo las evaluaciones físicas, el lugar era un recinto con cercas y estrados con una larga línea de posicionamientos para correr y pasto en medio, las luces se alzaban el poste de metal que aún estaban apagadas ya que no atardecía aún.

-Bueno equipos de dos, veamos...Los dos nuevos harán equipo, Señor Kristallklue y Señor Martyre, Señorita Crystallocke y señor Copperkey –

El entrenador viendo su tabla de asistencia empezó a agrupar a los alumnos para las competencias, pronunciando terriblemente los apellidos de Zintos y Acke.

Coralynne saltaba intentando calentar el cuerpo mientras Joarel estiraba todas las extremidades individualmente, entonces el entrenador avisó para que se posicionaran.

Ambos jóvenes se colocaron con las manos en el piso y las piernas retraídas para empezar la carrera, pero Coralynne volteo mirando a Joarel, quien abrió los ojos sorprendidos al verla guiñarle mientras sus ojos empezaban a dejar un destello celestino.

Entonces el sonido del silbato retumbo en ambos, saliendo disparados hacia la meta, aunque Coralynne con clara ventaja empezó a repasar a Joarel quien solo estaba usando su fuerza humana.

Las palabras de su padre acerca de no usar su magia en público retumbaban en su cerebro, pero una flama de adrenalina y ambición se prendió en Joarel, toco su collar intentando liberar la energía que había guardado hace días entonces sus piernas se sintieron calientes, pero no por el esfuerzo físico, era otra sensación, como si algo aparte de las venas recorriera todo su cuerpo, un sistema totalmente distinto al que había dentro de los humanos.

En un par de segundos Joarel alcanzó a Coralynne quien tenía un rostro de felicidad y libertad total, cosa que le sorprendió a Joarel quien se dio cuenta de que también estaba sonriendo, el usar su magia era liberador, casi como respirar, con una sensación adictiva y placentera, y una chispa de molestia recorrió su mente al recordar que su padre evitaba que utilizara su magia bajo prácticamente cualquier circunstancia.

Llego un punto en el que podía ver como Coralynne prácticamente brillaba por el flujo de energía recorriendo todo su cuerpo, a diferencia de la suya que venía en ráfagas inestables y sin una corriente estable.

Ambos jóvenes viendo al otro no notaron que estaba a punto de llegar a la meta, cruzándola prácticamente al mismo tiempo, Coralynne paró en seco mientras el brillo desaparecía sin cuidado, pero el cuerpo de Joarel no tenía el mismo control por lo que el joven intentando parar rodo por el césped unos centímetros y una risa se escapó de sus labios, había sido divertido para él y su cerebro finalmente le daba una dosis de la merecida felicidad, Coralynne se abalanzo hacia el chocándole los cinco orgullosa y divertida.

Eh...Buena carrera para los dos más delgados de clase, pero que...- Felicito extrañado el entrenador para luego darle su turno a Zintos y Acke que apenas escucharon sus nombres se posicionaron uno al lado del otro casi empujándose.

Joarel y su amiga se sentaron en el pasto atento a lo que venía, un gruñido salió de la boca de Zintos mientras sus ojos tomaban un color rojizo licuado con sus naturales ojos marrones.

-Cero- Grito el entrenador y ambos salieron propulsados codos a codo, superándose mutuamente cada poco segundo, como si tomaran turno para llevar la ventaja.

Ambos jóvenes estaban prácticamente a la par, a diferencia de la carrera de sus compañeros ellos estaban concentrados en ganar, con una seriedad desconocida para Joarel en sus rostros, mientras Coralynne comía de un cesto de palomitas que ni los dioses sabían de donde lo había sacado.