El sol se escondió detrás de la montaña, bañando el cielo de un tono rojizo. La vista era perfecta para Sai, que con su pincel empezó a trazar líneas que poco a poco tomaban forma.
Le encantaba dibujar, siempre quiso ser un gran pintor y que sus obras fueran presentadas en un museo o en su propia galería. Lamentablemente, eso se convirtió en un sueño inalcanzable, ya que su familia no lo apoyaba, cada uno estaba metido en sus asuntos.
El único que, si lo apoyaba, era su padre. A pesar de que lo veía tan poco debido a sus viajes, siempre le mandaba pinturas o libros sobre el arte, libros que todavía conservaba en buen estado con el pasar de los años.
Ahora que recordaba, tal vez dentro de la caja había pintura y se había roto uno, haciendo que la caja se sellara.
"Tratare de abrirlo con un cuchillo o romperla con un martillo, aunque seria una lástima romper la caja..." sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escucho un ruido fuerte dentro de la casa.
-Shin – llamo en voz alta.
No recibió respuesta.
Sai dejo el pincel sobre el caballete y corrió hacia la casa. La puerta se abrió con un chillido, dentro de la habitación, las llamas rojizas del sol entraban por la ventana y solo había oscuridad en los rincones.
-Shin ¿Eres tú? – empezó a caminar hacia la sala – Shin, si es una fiesta sorpresa voy a golpearte, sabes que no me gustan las fiestas –
No escucho ningún otro sonido, solo el de sus pasos. Cuando se acercaba más a la sala, sus pasos dejaron de sonar y miro hacia abajo, grande fue su sorpresa al ver un camino de arena, como si una tormenta de arena hubiera entrado a su casa.
-Esto... no es normal, ni siquiera estamos en el desierto – pensó en voz alta - ¿Qué rayos sucedió? –
La arena empezó a moverse como si sus palabras lo hubieran activado, Sai trato de no asustarse, era conocido por no tener emociones, pero cualquiera que tuviera sangre fría viera esta clase de cosas sobrenatural, se asustaría.
Sai vio como la arena tomaba forma humanoide, tomo el cojín que estaba en el suelo y lo aventó hacia esa cosa, pero una mano lo cacho y la arena se convirtió en piel humana.
El azabache se sorprendió al ver un joven de cabello rojo, ojos color turquesa y piel pálida. Miro el cojín con curiosidad y luego lo tiro a un lado.
Sai trato de no perder la compostura -¿Qué demonios eres tú? – pregunto.
El joven lo observo de pies a cabeza – Mi nombre es Gaara y soy el sabio que buscara tu felicidad – respondió como si no fuera la gran cosa.
-¿Mi felicidad? –
-Escuche que no creías eso, así que te ayudare a creer –
El azabache no supo que responder.
Gaara vio la confusión en su rostro y explico – Sali de la caja que tu padre te mando, digamos que soy parte de su creación...- fue interrumpido cuando escucho un golpe sordo.
En el piso se encontraba el cuerpo inconsciente del azabache.
Sai abrió los ojos lentamente con la esperanza de que todo fuera un sueño. La casa seguía igual, las cortinas se seguían meciendo con el viento y la arena seguía en el piso... ¿Arena?
Sai se levantó abruptamente y se mareo en el proceso.
-Me alegra que hayas despertado - escucho una voz a su lado - Me estaba preocupando, pensé que te había matado -
El azabache miro hacia el dueño de la voz y se topo de nuevo con el pelirrojo.
-¿Qué quieres de mi? - pregunto en un susurro.
-No quiero nada, solo he venido a traerte felicidad - dijo Gaara - Es el sentimiento que no entiendes ¿No? -
Sai se mordió los labios - Se lo que es la felicidad - mintió.
-No me mientas, se cuándo las personas lo hacen -
El azabache trato de no perder la compostura. Era conocido por tener una cara de piedra, pero por alguna extraña razón sentía que este día había demostrado tantas emociones.
-Escucha, no sé si eres un loco que salió del bosque o un drogadicto perdido, pero te pido que regreses a tu casa -
Gaara miro hacia un rincón -No puedo volver, hasta que haya cumplido mi cometido -
Sai siguió su mirada y se dio cuenta que la caja que le había regalado su padre, se encontraba sellada con cadenas doradas. Se levantó de la cama y tocó las cadenas, se sorprendió al ver qué su mano las traspasaba, no podía tocarlas.
-¿Qué significa esto? -
-Digamos que un pequeño castigo por ser el primero - Gaara se acercó hacia el - Tu padre enserio quería que fueras feliz -
Sai no respondió, nunca había visto bien a su padre, solo hablaban por medio de cartas que a pesar de que el celular ya existía, su padre las seguía mandando.
-Mi padre... ¿Engaño a mi madre para crearte a ti? -
Gaara hizo una extraña mueca y lanzo un suspiro.
-No, mira Sai. Lo que te voy a contar va a ser difícil de asimilar, pero tú padre era un sabio que poseía magia y que gracias a su poder, nos creo para buscar la felicidad de sus hijos cuando el no estuviera -
-¿Magia? ¿Sabio? Lo que dices no tiene sentido -
Gaara apunto hacia la caja - ¿Y dime qué es eso? -
Sai miro la cadena - No lo se, es solo que es difícil de creer... Ponte en mi lugar ¿Qué es lo que harías si de la nada un desconocido te dice que su padre era una clase de mago y que fue creado para buscar la felicidad? ¿Cuál sería tu reacción? -
-Lo más seguro que desmayarme no sería mi opción -
-¿Enserio? -
-Lo tomaría bien y sería más que bienvenido -
-Ugh- Sai lanzo un suspiro frustrado, hablar con el tipo le era muy difícil.
-Solo aceptame como una mascota si lo prefieres -
-¿Cómo te voy a aceptar como una mascota cuando tienes forma humana? -
Gaara asintió -Tienes razón... Espera - chasqueo los dedos.
El azabache abrió la boca al ver cómo el pelirrojo se encogía de tamaño y tomaba la forma de un animal.
-¿Ahora sí soy aceptado? - dijo el pelirrojo convertido en mapache.
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Mi Felicidad (Sasunaru)
Fiksi PenggemarSasuke un editor de manga, siente que su vida ya no vale la pena desde que supo que su ex novio se casara y que el manga que su padre le dejo lo rechazaran. Pero no todo estaba perdido, su padre tenia guardado lo que seria su felicidad. (Corrección...