Harry Gútierrez.
Después de dejar a Daniela en su departamento me dijo hacía el mío para darme una ducha y vestirme.
Mi abuela sigue en mi casa y aunque quiera enojarme con ella por lo sucedido no puedo, siempre ha sido así y juzgar su forma o reprocharle por lo que pasó no vale de nada, nunca cambia.
— ¿Dónde la conociste?
— ¿Para qué preguntas eso? — preguntó fastidiado.
Está no responde y yo salgo de la casa dirigiendo me hacía uno de mis empresas.
Al llegar veo a Leandro, uno de mis pocos amigos y director de esta sucursal.
— ¿Cómo va todo ? — preguntó al entrar en su oficina.
— De maravilla, las ventas están por los cielos debido a tú idea de expandir lo al extranjero.
Me gusta escuchar que las cosas están en calma.
— Daniel estuvo buscando te.
— ¿Dijo dónde estaría? — preguntó.
— En la bodega que está fuera de la ciudad — contesta y yo asiento saliendo del lugar encendiendo mi Porsche una vez estoy dentro de el.
Me gusta la velocidad, siempre lo ha hecho y creo que siempre lo hará.
Estoy casi llegando cuando recibo una llamada del mismo Daniel.
— ¿Dónde estás? — pregunta.
— Camino hacía dónde ti.
— Te espero — cuelga la llamada.
Al llegar allá efectivamente encuentro a Daniel revisando el cargamento.
— Una leyenda.
— Lo mismo dijo Damián — contesta burlesco.
— Lo ví hace unos días.
— ¿Quién diría qué volvería a encontrar alguien que acelerada su corazón otra vez?
— Aún en el infierno hay felicidad, no solo en el cielo.
— Escucho amor en tú voz.
— Ni en tus macabros sueños.
— Nunca digas qué no Harry, lo digo por experiencia propia.
— ¿Para qué me querías ver? — preguntó cambiando el tema.
— Mi esposa quiere ofrecer una fiesta debido a nuestro aniversario, no me agrada la idea de tener una bola de mafiosos y asesinos cerca de ella pero no puedo decirle que no — contesta tomando de su vaso — quería invitarte.
— ¿Qué hay de diferente en ella?
Daniel nunca sale tan inocente en estás cosas, siempre da algo recibiendo algo a cambió.
— Lleva tú sumisa Harry — contesta sonriendo.
Brenda y Daniel empezaron con la relación Sumisa y amo hace años, tuvieron que pasar por muchas pruebas pero hasta el sol de hoy siguen juntos.
— ¡No me jodas! — contestó riendo — todavía no cambias.
— Nunca lo haré.
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¿Sexo o Amor?
Любовные романы¿Quién dijo que por ser chica debo seguir la rutina que nos han impuesto? Al igual que todo hombre puedo llegar a ser machista, odiosa, infiel, malcriada, corrupta, asesina, adicta al sexo y un sin número de cosas con las que me puedo describir. El...