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Gira un poco en su silla para poder ver a Mark que dormía tranquilamente sobre el diván de su oficina. Una pequeña sonrisa se le escapa cuándo ve a Mark hacerse más pequeño abrazando con fuerza el Pikachu que Yugyeom le había regalado.

El pequeño adolescente había tomado como costumbre ir a la estación y cocinar algo para ellos, cosa que tenía totalmente enamorados a sus chicos. El chico había sido adoptado por todos, le traían dulces, le compraban cosas y se encargaban de cualquier cosa que hiciera llorar o asustara a Mark.

Mark era como un niño, había tantas cosas que desconocía y al mismo tiempo tantas cosas a las que les temía, tenía tantas heridas que no sabía por dónde empezar a ayudarlo.

Se frota el rostro con las manos sintiendo el cansancio llenar su cuerpo. Había hablado con una amiga de la estación quién acepto darle clases al adolescente hasta que esté estuviera al nivel que debería tener para su edad y poder ingresar a la escuela como todo adolescente, Youngjae y Bam Bam se habían encargado de ir de compras para llenar el armario de Mark, también Yugyeom le había enseñado como usar un ordenador y la tv pero toda la parte difícil la tenía él, cuándo estaban en casa.

El chico había sido educado para ser un juguete sexual y un mayordomo cuándo no estaba.. Bueno, eso. Mark era la definición perfecta de Omega, todo delicado, silencio y complaciente, pero estaba mal, lo había obligado a suprimir su verdadero carácter; uno de había alcanzado a ver en algunos pequeños momentos.. Y esos pequeños momentos lo tenían totalmente encantado.

- No.. No

Quita las manos de su rostro para ver a Mark que había comenzado a removerse inquietó, se pone de pie rápidamente y camina hasta el diván. Envuelve sus brazos alrededor de Mark jalándolo a su regazo, acaricia con suavidad la espalda del adolescente hasta que esté se relaja volviendo a su sueño profundo y tranquilo.

Apoya su cabeza en la ajena sintiendo sus ojos arder, no podía dejar que el cosquilleo que sentía en el pecho creciera. Mark no necesitaba esto, Mark necesitaba un lugar seguro y dónde pudiera estar a salvo.

- Amo

- Estoy aquí, calabaza

- No.. No

- Tranquilo, no voy a ninguna parte

Presiona un beso en la frente de Mark y se relaja dejando que el sueño lo reclamé también.

-

- Es demasiado lindo

- ¿Quién?

- Mark

Sin dejar de chupar la cuchara se gira hacia dónde Mark estaba sentado. Sus pies colgaban de la silla sin llegar a tocar el suelo, sus mejillas estaban infladas y su cabello alborotado por culpa de las cosquillas que Bam Bam le había hecho, toda su atención estaba en los papeles que estaba dibujando con los crayones que le habían conseguido.

- Lo es

Se recarga en la encimera sin dejar de mirar al pequeño adolescente, de solo verlo se sentía tranquilo, cálido.

- jefe

Se gira un poco para ver a Yugyeom que estaba inusualmente serio y un aura asesina a su alrededor. Le da la cuchara a Youngjae antes de caminar hacia el menor que ya se había movido lejos de la puerta, sin poder contenerse deja un tierno beso en la cabeza de Mark cuándo pasa a su lado.

- ¿Que pasa, Gyeom?

- Ya tengo el archivo de Mark

- Dame

- Hyung.. No.. Deberías ir a tu oficina

Toma la carpeta que Yugyeom le da para luego irse hasta su oficina. Una vez que está solo y en privacidad abre la carpeta.

El archivo decía que los padres de Mark eran Dorine y Raymond Tuan, tenía dos hermanas y un hermano, había nacido en LA pero no había fecha ni año. La foto que había adjuntada al archivo era de un Mark de unos tal vez 4 años, la última información agregada al archivo era el ingreso de Mark al hospital por una presentación adelantada.

Guarda la carpeta en uno de los cajones con llave para luego volver al comedor dónde Mark seguía sentado en su lugar dibujando.

- ¿Que haces, calabaza?

Murmura con voz ronca mientras se sienta junto al adolescente, sonríe levemente cuándo Mark se mueve a su regazo bostezando un poco.

Luego de que Mark había tenido una pequeña crisis, este había tomado más confianza con él a la hora de iniciar contacto físico; cada vez que tenía oportunidad se subía a su regazo o lo abrazaba e incluso se colaba en su cama cuándo las pesadillas eran demasiado para permitirle volver a dormir o quedarse tranquilo en su cama.

- Los chicos me dijeron que hiciera dibujos para pegar en la entrada

- Están hermosos, calabaza

Sintiendo un nudo en su garganta ante la sonrisa orgullosa y feliz que aparece en el rostro del menor, lo abraza con suavidad y de forma protectora. 

SalvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora