Salvación

21

Por más que quisiera no podía quitar la sonrisa de su rostro que se hacía más grande con cada pequeña risita que salía de la boca de su Omega.

Ah.. Eso sonaba perfecto. Su Omega.

Llena de besos el rostro adorablemente sonrojado de su calabaza mientras lo abrazaba con más fuerza.

- ¡Ya, Jack! Tengo hambrecito

Suelta un gruñido juguetón rodando sobre el pequeño Omega llenándolo de besos y pequeñas mordidas provocándole cosquillas al adolescente que había pasado sus piernas alrededor de su cintura haciendo que su abrazo fuera aún más apretado.

- Está bien, está bien.. Vamos a desayunar

Mordisquea los labios de su bebé antes de ponerse de pie, sale de la cama poniéndose los pantalones de su pijama mientras su calabaza se sentaba en la cama para luego ponerse la camisa de su pijama cubriendo su desnudez.

- Desayuno y ducha, ¿está bien?

- Está bien, alfa

Presiona un último y sonoro beso en los labios hinchados de su bebé para luego ir a la cocina dónde comienza a preparar el desayuno mientras que su calabaza se sentaba en la mesa de la cocina con sus pinturas.

- ¿Puedo faltar hoy también a la escuela?

Hace un ruido como si lo estuviera considerando y agrega chocolates a los panqueques de su niño para luego dejar el plato frente a él.

- Pofis.. Pofis..

- Está bien, osito, pero debes hablar con Taehyung y que te traiga la tarea

Ignora las quejas de su calabaza y retira los dibujos al igual que las pinturas de su bebé para que pueda comer. Termina de servir el desayuno para luego sentarse a un lado de su bebé.

- Anda, si comes todo prometo que te dejaré jugar con las burbujas en el baño

- ¿Y los patitos?

- Está bien, los patitos también

Levanta suavemente a Mark por la cintura y lo mueve hasta su regazo besando tiernamente su mejilla abultada por la comida.

- Mm.. Más chocolate

- No, bebé.. Si comes chocolate ahora no vas a comer helado después de la cena

Mete una mano bajo la camisa que su calabaza tenía deslizando sus dedos por su suave y tierna piel mientras su pequeño estaba más ocupado pensando en su negociación.

- Bien, pero quiero cenar ramen

Asiente suavemente antes de esconder el rostro en el cuello de su Omega pegando su nariz a la suave piel de su niño. Respira profundamente dejando que su dulce aroma llene su ser y lo relajé.

-

- No vayan a decirle nada porque está realmente avergonzado, ¿está bien?

Mira fijamente a todos sus amigos asegurándose de que nadie va a molestar a su calabaza. Su pequeño había estado bastante avergonzado desde que se dio cuenta de que su arma estaba mezclado con el suyo además de la suave marca de media luna en su cuello.

Al día siguiente de que marco a su calabaza había llamado a Youngjae quien había curado el cuello de su omega y le había explicado todo lo que significaba ser marcado también lo que pasaría de ahora en adelante con su celo.

- Ya llegué!

- Hola, ketchup!

- Lo vas a romper, bruto 

Espera pacientemente a que todos abracen y aprieten a su calabaza como si se tratara de un muñequito antes de que finalmente llegara a sus brazos.

- Hola, osito

- Hola alfa

Presiona un beso en los dulce labios de su omega dejándolo acurrucarse en su regazo, alza la cabeza cuando ve a Jaebum sentarse a su lado llevando una caja roja.

- Tengo un regalo para ti, niño

- ¿De verdad?

Afloja su agarre sobre su calabaza que se sienta tomando el regalo que el alfa le extiende, le sonríe a su amigo antes de darle toda su atención al adolescente.

Mira con atención como Mark sacaba un manojo de llaves con un llavero de calabaza y un camión de bomberos.

- Eres oficialmente un miembro de la familia ahora.. Ahí tienes las llaves de mi casa y la de Jae, también la de los brutos y obviamente la de vuestra casa.. Cuídalas, bien?

Deja ir a Mark cuando este se pone de pie de un saltito abrazando a Jaebum para después abrazar de nuevo a todos sus amigos.

Le hacía más que feliz ver que su pequeño había tomado tanta confianza que ni siquiera dudaba en abrazar a Jaebum, quien había sido el que más miedo le daba al principio.

Se pone de pie tomando las cosas que su omega había dejado tiradas y una sonrisa feliz se desliza en su rostro cuando le llega un eco de la emoción que su niño sentía a través del lazo que compartían.