Epílogo

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— ¡Papi! Apesúrate — La pequeña Shizune estaba demasiado emocionada, se podían escuchar sus pequeñas y rápidas pisadas pasar por todo el pasillo de la casa.

Ese día era especial, por fin la pequeña princesa de sus papás cumplía cinco añitos, se había levantado temprano para ver la decoración, Odasaku se esmeraba en hacer cosas geniales para ella cada año y está vez no fue la excepción.

Estrellas y planetas adornaban el techo de toda la sala, normalmente no hacían fiestas con invitados por seguridad, pero no podían negarse a esos ojitos color cielo.

— Apresúrate, se dice apresúrate pequeña

Dazai siempre encontraba gracioso como su esposo corregía la pronunciación de su hija ya que estaba seguro de que Shizune lo hacía solo para llamar la atención de su padre.

— Esa es para el pastel y esa de allá para los regalos

Ya había decretado que las dos pequeñas mesas de la sala se volverían de su territorio en cuanto comenzaran a llegar los invitados

— ¿Y si nadie trae regalos pequeña?

— Traerán, muchoooos regalos— incluso agrego a la exageración un movimiento de sus brazos queriendo abrirlos lo máximo posible.

Fue cerca de medio día cuando los miembros de la agencia fueron los primeros en llegar, tenían en sus manos cajas de colores brillantes, peluches, bolsas y globos, aunque no era de sorprender, después de todo ellos la adoraban, esa pequeña les había robado el corazón en el instante en el que puso un pie en la oficina, incluso el frígido de Kunikida había sido cautivado.

— ¿¡Cómo puede ser que tengan puro dulce y frituras?! Los niños necesitan vegetales y frutas para crecer

— Ya, vamos Kunikida, es un día y es para celebrar a la princesita, no seas tan serio

— Juju~ Además no hay nada que no sea mejor con una buena dotación de dulces

— Rampo San...por favor no se vaya a llevar todos

La agencia de detectives como siempre estaba llena de energía. No era que Dazai invitara a la mafia...aunque extrañamente terminaban enterandose, simplemente iban, dejaban sus regalos y se marchaban, no tenían mayor interacción, aunque Mori tenía escrito en el rostro que deseaba quedarse.

La pequeña mesa de los regalos rápidamente estaba desbordándose, Osamu no había dejado su obsequio junto con todos ya que deseaba fuera algo especial.

Mientras el exmafioso miraba con ternura a su hija y Rampo enterrar a Atsushi, dejo que su esposo le rodeara los hombros con su brazo, después de que tantos años todo se había visto teñido de rojo frente a él...nunca pensó que podría llevar una vida tan maravillosa.

Tras aquella noche en la que habían hablado sobre la muerte, ambos no volvieron a tocar el tema, el hubiera podía ser muy doloroso y a pesar de que era una grieta constante, sabían encargarse se ella, tenían un presente maravilloso y solo debían trabajar por su futuro.

— Aquel día que me la llevé a tu departamento, había imaginado miles de escenarios posibles, creo que jamás me había quemado el cerebro tanto como esa ocasión, pero lo que estamos viviendo ahora mismo jamás fue uno de esos.

— A veces es mejor dejar que la vida te sorprenda Osamu, gracias, por haberme dado una familia tan increíble.

La sala se había transformado en una especie de minicloset para cuando Shizune estaba terminando de abrir sus regalos, Osamu podía jurar que ni juntando su ropa con la de Oda podrían igualar la cantidad que habían sacado de esas cajas.

La primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora