- Jajajajajajajajajaja - El ex suicida se había abrazado el estómago cuando escucho hablar a su esposo, había sido una risa nerviosa y ansiosa, claramente falsa pero que de alguna forma rompió la tensión.
- Odasaku, Odasaku, mi querido esposo, por algo el escritor eres tú, no digas locuras
Era un tema que muchos años atrás habían hablado aunque no de manera tan directa
- Sabes que no es una locura Osamu, aquel día cuando todo parecía un deja vu, cuando fuimos a Lupin a beber y nos tomamos una fotografía
Aquella que estaba colgada en la sala en un lugar especial, aquella que a veces les causaba un escalofrío por todo el cuerpo.
Ambos se quedaron en silencio unos segundos, recordaban ese día como si hubiera sido ayer, aunque al ser un suceso que no les agradaba preferían dejarlo oculto en lo profundo de su cabeza.
- Sucedió algo esa noche Osamu, fue algo demasiado extraño
- ¿De qué hablas?
Aquella noche en el Lupin, después de que Ango llegara con una curiosa cámara y los tres brindarán por los perros callejeros, la pareja se había quedado estática, el aire se había congelado por varios minutos. Era como si eso ya lo hubieran hecho y aunque no era extraño reunirse en el local y beber los tres juntos, no era esa sensación.
Sin embargo aquel trance se había roto cuando una bonita chica que no aparentaba más de 18 años entro al local, el encargado del bar dudo en acercarse ya que era una niña, claro que Dazai en ese momento tenía la misma edad, pero bueno, al suicida no podía negarselo.
La chica se quedó mirando unos segundos el asiento donde sensei descansaba y se sentó a un lado.
A pesar de que Osamu quiso sacar tema de plática Odasaku seguía mirando de reojo a esa mujer, por alguna razón le transmitía un aura conocida.
- ¿Me puede dar una taza de leche con miel?- el extraño y repentino pedido dejo en shock al encargado pero tras unos segundos le sonrió y le indico que volvería después
Osamu ya estaba enfrascado en una pequeña discusión con Ango referente a un trozo de tofu extremadamente duro.
- Entonces el curry... - solo bastaron tres palabras para regresar al recadista a su plática.
Estuvieron un rato más hablando y discutiendo sobre los extraños brebajes que Dazai preparaba, lo que Ango no sabía era que todo era un invento, desde la llegada de Shizune ambos vivían juntos y las tiradas suicidado habían descendido drásticamente.
- Gracias por la bebida- La voz de la chica se escuchó en un breve espacio de tiempo, era suave y baja, como si temiera la escucharán.
En el mismo tiempo que ellos acabaron con tres vasos de whisky, ella había bebido la taza de leche. El dueño no se atrevió a cobrar pero aún así ella dejo unas monedas en el mostrador .
En ese instante, cuando ella bajo del banquito Odasaku pudo verlo, debajo de el delgado suéter blanco que cubría su cuerpo, pudo distinguir cicatrices, blanca y otras heridas recientes, unas líneas carmesí también en sus piernas.
Poco después a paso lento y cansado salió de el local y Sakunosuke tuvo el instinto de ir detrás de ella, sin ninguna palabra o excusa, solo se levantó y salio detrás de ella.
La noche era obscura y silenciosa, principalmente en ese callejón dónde el Lupin se ocultaba, la verdad era que no se encontraban en el lugar más seguro y Odasaku atribuyo eso a su deseo de salir y comprobar que la chica se fuera. Pero lo que se encontró fue con esa pequeña silueta mirando al cielo.
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La primera vez
FanfictionOsamu Dazai tiene todo lo que alguna vez jamás pensó disfrutar. Está felizmente casado con Oda Sakunosuke, tienen una bella niña llamada Shizune y su casa se encuentra en la costa lejos del territorio de la mafia. Su pequeña está por cumplir 5 añito...