AFTER DYING ¡KTH+JJK!

02. ¿Muerto?

19 de agosto de 2020.

Halcyon Hall.

-¿Cuánto crees que tarde en despertar?

Una voz profunda se coló en su campo auditivo, susurrando en el espacio.

-No lo sé, igual, solo es mejor que esperemos.

Bueno, dos voces.

-Te estás metiendo en grandes problemas, Tae. Simplemente pudimos dejarlo ahí. -Habló la primera voz.

-¿Estás loco? Fue tú culpa que se asustará ¿lo querías dejar como así?

-Yo solo quería que me dé las malditas vendas. ¿Cómo iba a saber que llegaría una gallina asustadiza?

Desorientado, el cuerpo de Jungkook quiso moverse de la superficie en la que se hallaba recostado. Sentía ligero su cuerpo y un dolor de cabeza fenomenal-sin contar el de su espalda-, lo cual era extraño, ya que no recordaba haber bebido la noche anterior.

-Oh, despertaste. -La dulce voz se acercó. - ¿Cómo te sientes?

Presionó sus ojos y los abrió, sintiéndose inmediatamente atacado por la brillante luz. Se sentó en un movimiento rápido, soltando un alarido de dolor mientras se llevaba las manos a la cabeza haciendo presión, tratando de calmar aquel pitido agudo que hacía agujeros su ser.

-¿Dónde estoy? -Su voz sonó rasposa.

-Halcyon Hall, amigo. -La primera voz que había oído le respondió. -Debes estar algo mareado, no te preocupes, es normal.

El ruido se detuvo.

Abrió los ojos con cuidado, dejó de hacer presión en sus sienes y parpadeó un poco, logrando enfocar.

Oh Dios.

Un chico castaño, malditamente hermoso lo miraba con preocupación; A su lado, un rubio de piel pálida con ojos gatunos lo miraba divertido.

-Mierda-susurró. -...Debo de haber tomado mucho.

Brincó del susto cuando una mano helada tocó la piel de su frente, sus ojos fueron a parar con el propietario de esta, y sin poder evitarlo sus mejillas se pintaron en un tenue rosa. Los bonitos ojos almendrados lo examinaban curiosos mientras la fría palma rotaba al dorso de esta, palpando la piel de su cara.

-Déjalo, le estás poniendo nervioso. Está todo rojito. -Se burló el pálido. Jungkook le dio una mirada entre avergonzada y molesta.

-¿Podría ser un efecto secundario?

El rubio resopló.

-No, Tae. El chico está sonrojado.

Pudo respirar tranquilo cuando la mano del castaño se alejó. Con cuidado bajó sus pies, que se encontraban reposando, de la especie de camilla en la que estaba anteriormente recostado. Sobó sus ojos y llevó sus hombros hacía atrás, para calmar un poco la incomodidad.

-Sería genial si me dijeran quienes son ustedes, -Habló el pelinegro. - y la hora también, si no es molestia claro.

El castaño se colocó al lado del rubio pálido y le susurró algo- que no pudo escuchar -al oído.

Bufando, su vista buscó algún reloj en el espacio. Dando con uno de forma de búho que con cada pequeño tik tak movía los ojos de lado a lado.

[12:30 P.M]

«¡El trabajo!» Su mente recordó, parándose de un salto, ganando la atención de los otros dos chicos.