Treinta y dos:

195 13 0
                                    

Evidentemente no. Yo sé que ella no podría vivir sin mí.

Un suspiro invadió ese silencio.

Y yo sin ella, dije en tono bajo.

- ¡Hola!

Me asusto, pero miro rápidamente

+ Eh Papapau ¡Hola!

- ¿Te importa si me siento a tu lado? Está el autobús lleno

+ Eh, sí claro

Era una chica morena, de pelo largo, liso y con unos ojos brillantes, que resaltaban.

En ese momento, me coge del brazo.

- ¿Quién pensabas que era? Si no es molestia.- dijo seguidamente

Parece que esta chica se toma las confianzas muy rápido, pensé.

+ Ah bueno...pues en nadie

- Ajá, entiendo que no quieras decírmelo, por cierto, ¿dónde vives?

Me estaba incomodando un poco, era una chica demasiado directa.

+ En Málaga, bueno Benalmadena para ser exactos

- Ay pero que bien, si vivimos cerquita, yo en Torremolinos

+ Ah pues sí, sí que vivimos cerca.- dije con una sonrisilla en mi cara

- ¿Te apetecería quedar esta noche?

Me quedé impactado ¿estaba intentado tirarme los tejos?

- ¡No pongas esa cara!.- dice riéndose. Es la primera vez que voy a Torremolinos y bueno ya sabes, cuestión de trabajo y no conozco nada

+ Eh, bueno vale, hago un hueco

Era una chica atractiva pero, no sé, parecía que quería algo más que ser amigos.

Por fin llegué a mi destino, me bajé junto a Sara, le cogí la maleta, salimos de la estación y nos despedimos.

Al llegar a casa fue genial, ya que estrenaba casa, ya estaba harto de vivir en la de mis padres, era algo más pequeña, pero eso no importaba, vida nueva casa nueva, dije suspirando. Más tarde, decidí darme una ducha para relajarme, estaba demasiado tenso debido a esta situación, que cada vez me costaba más asimilar, mientras mi cabeza seguía dándole vueltas a todo este asunto, al fondo escuchaba a John Mayer.

Pasó toda la tarde y verdaderamente no hice gran cosa, estuve tirado en el sillón viendo películas de terror y eso me hizo recordar que también hablé un buen rato con Sara, y que...¡quedamos a las 9! ¡Ay dios! ¡Voy tarde!

Salí de mi casa a toda prisa y por suerte no llegué tarde, la veo a lo lejos y levanto la mano para que me vea.

- ¡Hola Pablo! ¡Pero que guapo vas!

No dimos dos besos.

- Jajajaja tu también vas muy guapa.- dije con voz tímida

Dimos una vuelta por el paseo marítimo, mientras hablabamos y más tade, fuimos a cenar a una famosa pizzeria, mientras cenabamos ella me contó que era de Córdoba y vino para trabajar de recepcionista en un hotel, yo le conté que era cantante, y ella se quedó sorprendida porque no había oído una canción mía nunca, la verdad que cuando me lo dijo, me dejo la moral por los suelos, pero bueno estaba empezando, no podía pedir la luna y como era obvio, no todo el mundo iba a conocerme, también hablamos de la familia, idiomas, viajes, amigos, etc. Al terminar, Sara iba algo borracha, fuímos a un sitio precioso de la playa, nos sentamos en las rocas y contemplamos la luna, ella me cogió de la mano, se echó sobre mi hombro y empezó a darme besos en el cuello.

+ Lo siento Sara pero no.- dije apartándome

- ¿Por qué? ¡Pablo me encantas!

+ Lo sé, se te nota desde lejos, pero no...

- Uy

+ Pero no puede ser Sara, estoy pasándolo mal ahora mismo

- Bueno, pero para eso estoy, para olvidar tus penas.- dijo con una sorpresa

+ Sara, no se trata de una cosa cualquiera, es algo duro y sobretodo de una persona a la que sigo amando, lo siento

- ¿Y para eso quedas conmigo?

+ Sara yo sólo había quedado contigo, como puedo quedar con otra amiga, pero nada más, así que dejemos el tema, te acompaño a casa, creo que estás algo borracha

- No.- dijo efusiva.- Ya voy yo sola, estoy suficientemente bien

+ Pero, Sara...

- Ni Sara ni nada.

Narra Paula

Mi maleta estaba preparada, me iba a la cama ya, estaba agotada el día siguiente iba a ser agotador.

Me levanté a las 10 y media, el tren salía en una hora, me despedí de Marta, le dí un gran abrazo, le prometí que seguiría hablando con ella y que muy pronto volveríamos a vernos. También me despedí de el resto de personas que se encontraban en mi residencia y hablé con la amiga de mi madre para que avisara a la universidad, de mi baja en la carrera, con mis padres hablé la noche de antes sobretodo de dejar la carrera y realmente, se enfadaron cómo nunca, sé que no debería de hacerlo, pero en este caso, el amor me pide que lo haga, tendré tiempo de volver, esta vez no estoy tirando la toalla para siempre.

Subo al tren y voy sola durante todo el trayecto, decido ponerme música y la primera canción que se reproduce es 'Solamente tú', no podía más, sentía un vacío en mí, lo necesitaba, necesitaba estar como antes, rompo a llorar.


No puedo más.

Persiguiendo un sueño llamado éxtasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora