13

52 8 0
                                    

               15 de septiembre

Han pasado diez meses desde mi llegada aquí, poco a poco fui olvidando mi deseo convulso de venganza. No fue planeado, simplemente conocí personas quienes me tomaron de la mano y me enseñaron de amor y de amistad; ellos con sus sonrisas rotas llenaron de calidez mi corazón congelado desde la muerte de Laura y así de una manera sutil, con pequeños pasos fui expulsando a los demonios sembrados por aquellos seres del mal y aprendí a estar mejor conmigo y con el mundo. Escribir me ha hecho muy bien, romper el silencio puede ser comparable con abrir las alas ante un abismo, o soltar una carga pesada. La idea del doctor no solo me arrancó las piedras del pecho, también me dio un nuevo sueño por el cual luchar.
🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥

                   23 de octubre

Hoy estaba siendo un día como tantos otros, el desayuno con Lucas y Adela que por suerte ya está saliendo adelante con su tratamiento y pronto podrá regresar a su vida fuera de aquí. Luego unas secciones de terapia ocupacional, varios juegos y rato de charla en el patio, todo era como de costumbre, pero una llamada del doctor Leonardo cambió el rumbo pacifico de mi monotonía. Había llegado correspondencia con mi nombre como destinatario, a todos nos pareció raro, y me quedé en su oficina para leer la misiva y mi recelo se convirtió en sorpresa al abrirla y ver el remitente: ¡Era de mi padre, ese otro monstruo que nos abandonó cuando era pequeña!

"Ámbersita querida:

Perdóname por escribirte, el solo hecho de hacer esto es presuncioso y egoísta de mi parte. Entiendo que no tengo el derecho si quiera de justificarme e intentar explicar mi versión de una larga y vieja historia es ahora algo ya irrelevante. Te pido perdón porque en este instante necesito decirte cuan arrepentido de todo estoy. No existe forma de contabilizar el dolor de mi pecho cuando recuerdo que por culpa de mi cobardía deje de tenerte en mis brazos, pero no puedo parar de pensar en ti y en tus sentimientos rotos, en esos momentos cuando me necesitaste y nos estuve allí, por eso siento injusto estar pidiendo perdón cuando tú no pudiste siquiera decir nada. Fui diagnosticado con cáncer de hígado, y en el declive de mi vida solo tengo espacio para ti en mi mente, cada minuto me lleno de culpa y arrepentimiento y pienso en lo distinto que hubiese sido todo si tan solo fuese más valiente. Me quedan minutos de vida y aunque son pocos e inútiles deseo dedicártelos a ti. Quiero cerrar mis ojos después de expresarte cuanto te amo, el no decírtelo a diario me consumió más que este maldito cáncer. Lamento tanto hacerlo tan tarde, pero te amo y te seguiré amando desde cualquier parte donde mi alma vague. Lo siento por pedirte algo, pero por favor lucha por tu vida, por tus sueños y conviértete en la mujer que siempre quisiste ser de pequeña. No tengo mucho, pero lo poco que poseo te lo dejo como ayuda para tu futuro, te adjunto a esta primera y última carta mi testamento; ahí están todos los detalles. Te amo y adiós."

Terminé de leer con los ojos empapados, pegué su carta escrita con débil e irregular letra a mi pecho y la apreté con todas mis fuerzas. Era lo primero que tenia de él y al menos quería atesorarlo. La esperanza de volverlo a ver me atravesó como una flecha que siguió inerte su camino porque ya mi padre estaba muerto. Al fin recibí un te amo de su parte y era el último. Solo lo recordaba por los relatos de Katlyn y a estas alturas dudo de su veracidad. Perdonarlo me es imposible pero ya de nada sirve culparlo. Me dejó un apartamento en el Vedado y un carro Chevrolet del cincuenta y seis, supongo que buscando compensar todo lo que no me dio en vida. Mi corazón está hecho un nudo y los pocos recuerdos de mi infancia regresan fugaces y se acumulan en mí. Estos días serán duros.

Calladita Nunca Fuiste Más Bonita ®️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora