6

47 18 4
                                    


Sali corriendo de allí descalza, poseída por el miedo sin siquiera importarme donde estaba.

Andaba perdida cuando un carro se detuvo: Laura había mandado a buscarme. Fui todo el camino preocupada por las consecuencias de mi arrebato. Ella en cambio esperaba en la acera nerviosa, corrió con los brazos abiertos permitiéndome enredarme en un abrazo y llorar.

Ya adentro de la casa y a salvo apoyé la cabeza en sus piernas sintiendo vergüenza.

—No te preocupes, yo entiendo, te esforzaste, pero no es lo tuyo. Tranquila, yo estoy aquí para protegerte—. La escuché y a pesar de estar juntas solo un par de meses sentí amor por primera vez después de mucho tiempo.

No se volvió a tocar el tema del trabajo, vivíamos con su dinero, la veía cada noche salir y regresar sobre las ocho de la mañana y mi corazón se rompía cada vez más, estaba muy agradecida y apenada. Nunca le pregunté por qué era así conmigo, por qué abrió las puertas de su casa y compartió lo suyo de una forma desinteresada y sin conocerme. Un día la escuché discutiendo con un tipo joven, tendría unos treinta años, —Yo no tengo tiempo para eso Abel, yo no puedo estar en todo, además eso es tremenda candela. ¿Qué? No, yo no voy a meter a la flaca en eso, no señor—. Le decía.

Cuando lo vi salir lo perseguí por el pasillo de la cuartería y le pregunté al tal Abel.  Se trataba de un buen negocio con un reporte de ganancias importante. Me jaló por un brazo hacia un lugar más discreto.

—Tengo un punto de marihuana y ketamina bastante serio, y como ustedes están en la farándula lo vi como una buena idea. ¡Pero olvídalo, Laura no está pa' na’!—  Enseguida acepté ser la encargada del negocio; yo no conocía nada de ese mundo, pero si daba dinero. ¡Lo haría!

Poco a poco aprendí de los errores y en un año ya estaba acomodada, manejaba las cosas muy bien y no tenía problemas con la policía. Ni de lejos era una red de narcotráfico relevante, más bien era venta de esquina, pero en buenas discotecas.

Nuestra vida se volvió suntuosa, rentamos un apartamento con mejores condiciones, Laura conoció Varadero, Los Cayos y no quedó restaurante sano en occidente; por un tiempo no recordaba mi pasado, ni como había llegado allí, simplemente fui feliz.

Decidimos pasar el día en la piscina del Hotel Comodoro para celebrar el cumpleaños de mi persona favorita, la estábamos pasando de maravilla y quisimos dar una vuelta por las tiendas para autocomplacernos. Recorrimos casi todos los departamentos con cerveza en mano riéndonos, compramos alguna ropa y víveres, seguimos caminando un rato; hasta que los vi: tomados de las manos, ella sonriendo y el gastando como si el mundo se resumiera a su relación de dueño y objeto, como si no hubiesen hecho cosas atroces, como si no hubiesen acabado con mi vida.

«Eres el mejor esposo de mundo»

La escuché decir y volví a recapitular mis sueños: quería ir a la Universidad de La Habana, enamorarme y llorar, ser abogada y hacer sentir orgullosa a mi madre, pero ya no podía  porque me hicieron mierda, porque  los dos me violaron. Dolía como si muriera y resucitara cada segundo, y volviera de las cenizas más destrozada que en la muerte anterior.

En dos minutos había ido y vuelto del infierno mil veces, hasta no poder más y terminar de romperme. Empecé a correr, sentía a mi adorada gritar en mi espalda, pero no podía parar: el miedo, el odio y el asco obligaban a mis pies a huir de ese lugar.

Había olvidado mi sucia piel profanada por las garras de un demonio, el dolor inmenso de mi muerte, lo había olvidado todo y sin ningún tipo de clemencia se desparramaron sobre mí los recuerdos despedazándome un poquito más.

Había olvidado mi sucia piel profanada por las garras de un demonio, el dolor inmenso de mi muerte, lo había olvidado todo y sin ningún tipo de clemencia se desparramaron sobre mí los recuerdos despedazándome un poquito más

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Calladita Nunca Fuiste Más Bonita ®️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora