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Punto de vista de Sabito

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Punto de vista de Sabito.


Cuando llegué a la casa todo parecía normal, como si una alegre familia viviera ahí, pero hay empieza lo raro. Es una casa de campo, no un lugar para quedarse a vivir permanentemente. Revise en todas las habitaciones de el lugar pero de suerte no encontré a Sanemi. Supuse que Tomioka estaría encerrado así que empecé a gritar su nombre, baje a la primera planta y logré escuchar unos gritos que venían del subsuelo.

- Hola?!! Quien esta ahí???!!! - Exclamó una voz que pese a la lejanía logré reconocer.

- Giyuu eres tú???!!! - baje lo más rápido que pude, esa era su voz, por fin lo había encontrado.

- Sabito!!!?? - al parecer también me reconoció.

Ahora solo una puerta nos separaba, podía oler sus feromonas de alteración y felicidad, mi alfa interior no pudo evitar sentirse aliviado. Estaba a punto de abrir la puerta pero estaba cerrada con llave.

- Tengo que subir a buscar la llave, ahora vengo.

- No!! No te vayas por favor!! - gritó el omega, pero yo ya había subido.

No encontraba la llave en ningún lugar, lo único que se me vino a la mente era que ese maldito la llevaba consigo, le explique la situación a Tomioka y él se alteró aún más.

- Vamos a morir... - comenzó a susurrar.

- Nadie va a morir, cuando él llegue le daré una emboscada y le quitaré la llave - pese a que dije eso el omega seguía susurrando - ¿acaso no confías en mí?

- Sanemi es fuerte, no dudará en golpearte como saco de boxeo hasta quebrar todos tus huesos, lo se por experiencia. Su sentido del olfato es muy bueno, no hay forma de ocultarse y por ende tampoco de hacerle una emboscada. - dijo para seguidamente volver a susurrar "vamos a morir".

Si lo que Giyuu decía era verdad, la única opción era usar la fuerza bruta antes de que el alfa se de cuenta de mi presencia. Fui a la cocina y agarré un cuchillo.
Me quedé cerca a la puerta alrededor de 10 minutos, que a mí me pareció una eternidad. Tenía un poco de miedo, no es que sea cobarde pero Giyuu tampoco lo es y está más que asustado.
Pasos que provenían de afuera me hicieron salir del pequeño trance en el que me encontraba, agarre el cuchillo con más fuerza dispuesto a pelear con ese alfa. La puerta se abrió y lo pude ver, cabello gris claro y ojos completamente grises, una mirada penetrante y feromonas asquerosas, por fin lo tenía frente a mí, Sanemi Shinazugawa.
Me lance apuntándole con el arma, pero el al darse cuenta fue capaz de retenerme en el suelo.

- ¡¿Pero que mierda?!

Mordí su mano para que me soltara, cosa que logre, me puse otra vez de pie, pero un dolor punzante en la pierna izquierda hizo que cayera al piso. Me había descuidado un segundo y ya tenía un cuchillo clavado en la pierna.

Antes de que me volviera atacar, y pese al dolor, volví a lanzarme contra él y logré quitarle la llave, al parecer no se dió cuenta. Baje hasta el sótano y deslize la llave por debajo de la puerta, había cerradura por dentro y por fuera, Giyuu lograría abrirla rápidamente.
Con dificultad subí nuevamente siendo perseguido por el alfa quien estaba más que enfadado. No tenía oportunidad, me tenía acorralado, golpes no tardaron en llegar, de pronto vi todo en cámara lenta, si seguía así solo conseguiría perder la conciencia. El alfa encima mío, que estaba a punto de darme otro golpe, puso una mueca de dolor y empezó a retorcerse mientras agarraba su espalda. Vi como sus manos se teñían de rojo debido a la sangre derramada La herida era profunda, pero no letal. Miré atrás del alfa y ahí estaba Giyuu con un cuchillo bañado en rojo mientras sus manos temblaban, volvió a apuñalar a Sanemi. Llevaba una bata blanca y algunas vendas cubriendo heridas que dios sabe cuando se las hizo, pero lo más resaltante era su barriga, sin duda estaba en cinta, pero ahora teníamos asuntos más importantes que resolver, luego hablaría con él.
Sanemi intento volver a atacarme pero pude agarrarlo de brazos y piernas ya que estaba más débil que antes. Cuando el alfa ya no pudo moverse más llamé a la policía. Este asunto todavía no culminaba, había salvado a Giyuu pero Shinazugawa todavía tenía que pagar por sus delitos y que mejor forma que pudriéndose en la cárcel.



Es cierto que la justicia para los omegas es escasa, podría decirse que casi inexistente, al menos de que este pertenezca a una familia importante, sea dominante o que sobornen a las autoridades por una justicia que deberían recibir gratuitamente y sin discriminaciones por la casta a la que pertenecen. Por eso Sanemi no recibió castigo e hicieron caso omiso a la denuncia que pusimos por secuestrar a Giyuu, pero si fue sentenciado por intento de asesinato.
La semana fue muy ajetreada, fuimos a la comisaría casi diariamente, acusaron a Giyuu por apuñalar a Sanemi pero al final determinaron que fue en defensa propia, tras unos días todo por fin terminó.
Llegamos a nuestros hogar, el lugar donde crecimos juntos, Makomo y Urokodaki nos esperaban en la entrada, recibieron a Giyuu con los brazos abiertos, para todos era un gran alivio estar juntos de nuevo como en los viejos tiempos.
Ese día me prometí a mí mismo cuidar a ese omega, mi omega, nunca dejaría que algo malo le pasara a él y a sus cachorros que pronto nacerían. Se que no son míos y no puedo evitar entristecerme al recordar quien es su verdadero padre, pero son de Giyuu y dedicaré mi vida a criarlos, aunque sea mal visto por la sociedad.



Mañana o en unos días subo el primer final 🤙

ɢɪʏᴜᴜ'ꜱ ᴅɪᴀʀʏ - (Sanegiyuu - Sabigiyuu)(Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora