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Punto de vista de Giyuu:
Hoy cumplen dos años, parece que el tiempo se va volando, ayer acababan de nacer y hoy ya están aprendiendo a caminar. Al principio fue duro, tengo que aceptarlo, el parecido que tenían con su padre era monstruoso, pero ellos no son él y por fin he entendido eso. Cuando tenían dos meses Sabito encontró mi diario donde relataba mis más oscuros impulsos para desahogarme. No me criticó y abandonó, todo lo contrario, él me entendió,consoló y ayudó a superar todo. Luego de platicarlo y debido a que Makomo y Urokodaki también me lo aconsejaron, decidí retomar mis citas con el psicólogo.
Recuerdo el día en el que quemé mi diario, fue doloroso, ese diario fue lo único que tuve durante el secuestro y poco a poco me aferré a él inconscientemente, creé mi propio mundo y forma de ver las cosas entre esas páginas que cada vez me atormentaban más y más, recordándome lo inútil e inservible que soy por no poder defenderme, por no ser capaz de escapar y por lo que alguna vez pensé en hacerle a mis hijos. Sentí un peso menos al ver como sus hojas poco a poco se convertían en cenizas debido al fuego, una etapa había quedado atrás, la puerta del más oscuro capitulo de mi vida por fin se había cerrado y ahora solo quedaba seguir adelante, las cicatrices no se pueden borrarán pero si dejar de doler si se tratan adecuadamente.
Los siguientes meses me enfoqué solo en mis hijos, pese a siempre haber querido una familia no estaba lo suficientemente calificado para llevar el rol de madre, a las justas podía preparar comida sin que esta esté intoxicada. Sabito me enseñó cosas básicas que ahora son de mucha ayuda.
Cuando los niños cumplieron un año, Sabito se declaró a mí, debo admitir que yo también sentía algo por él, es un buen alfa, es amable, bueno con los niños y es atractivo, pero todavía no estaba listo para empezar otra relación, se lo explique y el prometió que me esperaría todo el tiempo que yo necesitara.
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Narrador omnisciente:
[Actualidad]
- ¿Ya esta listo? - preguntó Makomo desde la sala mientras arreglaba un par de cosas.
- Lo estamos decorando, pronto estará listo- Giyuu se asomó desde la cocina para responder la pregunta de su amiga.
- Los niños no tardarán en llegar, será mejor que se apuren! - Dijo Rengoku quien recién había llegado a la pequeña fiesta para tratar de ayudar en lo que sea.
- Gracias a dios llegaste, ayúdame a bajar las decoraciones faltantes - Sabito jaló a Rengoku hacia las escaleras
El cumpleaños número catorce de los gemelos era hoy, y habían planeado una fiesta sorpresa para ambos. La fiesta iba a empezar a las ocho, pero debido a algunos problemas se decidió de última hora que sería a las siete. Ahora todos los adultos presentes estaban apurados decorando toda la sala antes de la llegada de los menores.
- Hola a todos!, los bocaditos ya están acá!!!~ - dijo una voz chillona y dulce característica de la alfa Mitsuri Kanroji, quien se había ofrecido junto a su esposo, Iguro Obanai, donar los bocaditos de su pastelería para la fiesta.
- Muchas gracias Mitsuri - dijo el omega peliazul.
- Es lo mínimo que puedo hacer para los gemelos, aunque me hubiera encantado preparar el pastel ♡
- Bueno, todos han sido muy amables al querer apoyarnos, Giyuu y yo no hemos hecho mucho, por eso decidimos preparar al menos nosotros el pastel. - Sabito respondió mientras bajaba junto a Rengoku con las decoraciones - queremos que los niños la pasen bien en su día especial.
- ¡Que lindo!♡ Te preocupas tanto por tus hijos Sabito kun!
- Si, pero ya no son unos niños, tienen catorce, son adolescentes, sin que te des cuenta ya serán unos adultos - dijo el omega Iguro quien estaba un poco celoso por lo que había dicho Kanroji.
- Catorce años....- susurró Giyuu - no puedo creerlo.
Todo ya estaba arreglado, pusieron el pastel en la mesa y se escondieron. Los adolescentes llegaron unos minutos después encontrando todo el lugar a oscuras. Luces de colores se encendieron dejando ver la hermosa decoración y comida que adornaba la sala.
- Sorpresa!!! - gritaron todos los adultos mientras algunos soltaban confeti de colores.
La fiesta empezó, entre risas, bailes y bromas sin darse cuenta ya era hora de marcharse. Todos se despidieron y fueron a sus hogares.
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Sabito y Giyuu se encontraban recostados en su cama, después de que todos abandonaron la fiesta se dieron cuenta del enorme desorden que ahora les tocaría limpiar y luego de una hora por fin lo habían logrado.
- Nunca más hago una fiesta en la casa - dijo Sabito mirando a su pareja.
- La próxima alquilamos un local - Giyuu miraba el techo sumido en sus pensamientos - no lo puedo creer...
- ¿Qué cosa?
- No puedo creer que esto esté pasando, todo es muy rápido Sabito. Como dijo Iguro, sin darnos cuenta ya serán adultos - el omega derramó un par de lágrimas.
- Yo tampoco, pero ¿que podemos hacer?, solamente disfrutar el tiempo que pasamos juntos ¿no crees?. Y aunque crezcan, se graduen, se casen y dejen la casa, yo nunca me apartare de tu lado - Sabito abrazó a su omega quien no puso resistencia.
Giyuu llevó una mano a su cuello para sentir la marca que lo unía a su alfa. Hace unos años Giyuu por fin aceptó a Sabito y este lo marcó, ahora eran alfa y omega por el resto de la eternidad.
Giyuu volteó su cabeza buscando los labios de Sabito, y este al entender lo que el contrario quería los unió en un apasionado beso. Metió su mano bajo la sudadera del omega quien lo detuvo para decir.
- Pensé que estabas cansado de tanto limpiar - se burló el omega.
- Pues creo que no estoy tan cansado después de todo.
Unieron sus labios nuevamente y el omega dejó que su alfa hiciera con él lo que quisiera, demostrando una vez más el infinito amor que sentían mutuamente.
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La primera historia que termino 😎🤙 Depende de ustedes que final les gusta más, a mí sinceramente los dos. Estuve pensando en hacer unos extras pero no se, tal vez los haga o tal vez no. Espero que les haya gustado y les agradezco inmensamente el apoyo que a recibido esta historia.
