Salía de la casa real donde se quedaron, era de mañana pero el cielo nublado no les dejaba ver el sol, vio en el frente de la casa a las otras tres personas que lo acompañarían a la zona que le tocaría, Ciudad Subterránea.
- Buenos días. - Lo saludó Yeosang con su típica sonrisa tranquila.
- Buen día. - Dijo Yunho acomodando tu abrigo. - ¿Qué piensan tus sirvientes de que sus reyes se estén yendo a quién sabe dónde con un comandante y un miembro real?
- Eso... pues no es como que vayan a ir a la prensa a vender información de sus reyes o puedan advertir a la primer ministro que se encuentra en Utopia y arriesgar su libertad de por vida. - Mantenía su sonrisa al hablar. - Es hilarante todo lo que pasa con solo decir "ustedes no han visto a los reyes aquí".
- ¿Qué?
- Al parecer, sus majestades tenían varias cosas previstas. - Le contestó Seonghwa llegando con dos caballos a su lado. - Engañaron a todos.
- No los engañamos, los hicimos pensar otras cosas. - Respondió Yeosang.
- Eso significa engañar. - Dijo Jongho.
- ¡Se supone que me debes apoyar! - Se quejó el de baja estatura.
- ¡Me la pones difícil!
- ¿A qué se refiere Seonghwa? - Yunho quería saber qué habían hecho esos dos.
Los reyes intercambiaron miradas para después sonreír.
- Los únicos que saben que estamos aquí son los ministros, Soobin, la familia y mi tío. - Yeosang no pudo evitar reír ante la mirada desconcertada del alto.
- Todos piensan que seguimos en Utopia, pero de vacaciones junto a mi familia. - Siguió explicando Jongho. - Yeo, con su especialidad, logró que todos ignoraran nuestra ida a Aurora.
- Así que sí engañaste a todos. - Le dijo Yunho al rey.
- ¡Así suena mal!
- Pues es lo que es. - Seonghwa subió a su caballo y se colocó bien el gorro de su capa. - Hora de irnos, debemos marcharnos ahora si queremos llegar a buen tiempo a Ciudad Subterránea.
Yunho miró de nuevo a la casa detrás de ellos.
- ¿Los demás ya se marcharon? - Preguntó con un aire de tristeza.
- San los llevó allá, ese chico hará que me enferme un día. - Le contestó Seonghwa. - Te quiso ir a despertar pero tu novio lo detuvo, sorprendentemente San lo obedeció.
Yunho asintió y caminó hacia un caballo, se subió y se acomodó bien el bolso que llevaba con cosas necesarias.
No le gustaba cómo se sentía, odiaba tener ese sentimiento en sí que no lo dejaba ver y pensar con claridad, era como si el peso sobre sus hombros acabará de incrementarse.
No le gustaba pelear, mucho menos con Mingi, la mayoría de veces esas peleas empezaban por culpa suya y no por la del pelirrojo, este intentaba darle su punto de vista y él muchas veces se negaba a escuchar, estaba cegado desde ese día en el que decidió contarle a Mingi todo sobre si mismo. San lo llamó un inmaduro, también se negó a eso, se negó a ver más allá de los errores de Mingi.Amaba al chico con toda su alma, tanto que le aterraba lo que en su interior presentía, no quería ni siquiera pensar en la posibilidad de volver a perder a ese chico de su vida otra vez. Ya no lo sabía amar sin temer cada segundo que esté ya no estuviera a su lado todos los días, odiaba mentirle y odiaba creer que el tiempo arreglaría todo, para él no funcionaba así, porque a pesar de tiempo, él siguió amando a Song Mingi todos los días.
Sabía que amarlo fue su error, sabía que al final del cuento podía alejarlo el mismo y que tal vez eso era lo mejor para Mingi. Tenía miedo de no ser suficiente, tenía tantas ganas de correr y a la vez de regresar.
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Secrets And Lies: The other nation - ATEEZ
Fiksi PenggemarAntes de una gran tormenta, el mar permanece calmo y tranquilo pero un golpe en la tierra puede convertir una pequeña ola en un tsunami. Un invierno eterno. Un día, una semana, un año, estoy caminando solo. Siento el frío en mis manos y es que ahora...