Capítulo 1.

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Llegué a casa luego de un largo día en el infierno, y por infierno me refiero a la secundaría; estaba exhausta, tuve que aguantar todo el día a un montón de imbéciles en detención ¿y por qué fui a detención? Pues no aguanté las ganas de partirle la cara a un idiota que tiró mis libros al piso.

La verdad esto no era nada raro, mi vida está llena de problemas, mis madres no me prestan atención, siempre están muy ocupadas para eso.

Entré por la puerta de la cocina, había recorrido quince calles de la escuela a casa debido a que perdí el autobús.

─ Hola linda ¿cómo va tu día? ─ me saludó mamá. Se encontraba sentada en la mesa de la cocina, tecleando en su computadora.

─ Como siempre ─ dije sin prestarle atención, ella no me escuchaba por lo que no me molestaría en contarle.

─ Me alegro ─ la miré y rodé los ojos ─ . ¿Cómo estuvo el viaje hacia acá con Angie?

─ ¿De qué hablás? ─ Dejé mi mochila sobre la mesa ─ Corrí quince calles hacia acá porque perdí autobús y un perro loco me perseguía ─ al fin se dignó a mirarme.

─ ¿Tu madre no fue a buscarte hoy? ─ preguntó en tono.

─ No... ¿se suponía que debía? ─ pregunté.

─ Pues... ¡sí! Ahrg, tu mamá es irresponsable ─ golpeó la mesa con sus puños cerrados.

─ Tranquila, seguro tenía cosas importantes que hacer ─ le dije. Me acerqué al refrigerador y saqué una lata de Coca-Cola.

─ Oh claro, Angie siempre tiene cosas importantes que hacer ─ protestó en tono sarcástico. Se levantó de la mesa y furiosa salió de allí. Negué con la cabeza, tomé mi mochila, abrí mi lata y subí por las escaleras de la cocina hacia mi habitación.

Luego de unas horas en las que estuve terminando mi tarea, oí llegar a Angie y luego oí los gritos de mamá.

─ ¿Cómo es posible que hayas olvidado ir por tu hija? ─ gritó Brisa.

─ ¡Lo siento! ¿De acuerdo? Lo compensaré ─ se disculpó.

─ Vos siempre decís eso.

─ Lo siento, Brisa.

─ Un lo siento ya no es suficiente.

─ ¿Dónde está Marti?

─ En su habitación.

No hablaron más, oí a Angie subiendo las escaleras, me lancé a mi cama y abracé mi oso de peluche. La puerta se abrió.

─ Hola princesa ─ me giré para verla.

─ Hola Angie ─ La saludé.

─ Se dice: mamá ─ se acercó, yo reí.

─ No creo que esté lista para dar ese paso. ─ se sentó a mi lado y acarició mi cabello.

─ ¿Cuándo lo estarás? ─ preguntó melancólica.

─ No lo sé, te divorciaste de mamá cuando yo tenía un año, no venís seguido, para mí es imposible no verte como una extraña. ─ Angie suspiró profundo.

─ Lo siento.

─ Ya nos cansamos de tus "lo siento" ─ mamá irrumpió en la habitación.

─ Ella tiene razón. ─ la apoyé.

─ Es curioso, ustedes jamás me han perdonado uno de mis "lo siento".

─ No lo merecés. ─ dijo mamá.

─ ¿Vos creés eso, Martina? ─ Solo asentí.

─ Ya ni siquiera te conozco. ─ Su mirada se llenó de tristeza, vi una lágrima correr por su mejilla, mi mamá apretó los labios, creí ver una pizca de preocupación en sus ojos, tal vez era solo mi imaginación.

─ Creo que debo irme. ─ Dijo. Ahí estaba de nuevo, Angie Velasco siempre escapando.

─ Es una buena idea. ─ Apoyó mi madre. Mamá Angie trató de verme a los ojos pero los aparté.

─ Adiós hija. ─ Angie pasó a un lado de mamá quien no mostraba expresión alguna en su cara. Ambas salieron de la habitación dejándome sola en mi cama. Oí unos murmullos, me levanté y me acerqué a la puerta.

─ El director llamó, Martina golpeó a uno de sus compañeros. ─ dijo mamá.

─ ¿De nuevo? ─ preguntó.

─ Sí. ─ Oí un suspiro de parte de mamá ─ Yo ya no sé qué hacer con ella, Angie... he estado viendo... folletos de internados. ─ puse mi mano en mi boca, ocultando mi sorpresa, mi sangre hirvió, querían deshacerse de mí.

─ ¡ESTÁS LOCA! ─ gritó Angie.

─ ¡NO! Estoy siendo razonable, vos no vivís con ella, vos no sabés lo duro que es lidiar con todo esto.

─ ¿Y pretendés que yo pague un internado? ─ mi rabia aumentó ¿solo le importaba el dinero? Se me escapó una lágrima rebelde.

─ No, no tenés que preocuparte por eso, lo tengo todo bajo control. ─ dijo mamá.

─ Bien. ─ ellas se alejaron y yo me desplomé en el piso contra la puerta.

Golpeé esta varias veces con mi cabeza mientras abrazaba mis piernas y repetía una y otra vez la misma oración: ojalá nunca se hubieran conocido, ojalá nunca se hubieran conocido, ojalá nunca se hubieran conocido...

esta historia está adaptada<3

la historia de mis madres ─ [ ADAPTACIÓN BRANGIE ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora