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Se quedó en silencio sabiendo que tenía razón pero aún así no dejaba de ser un sitio público.

— Pero y-yo. . . — No dejó que terminara la frase cuando había notado el mordisco que le había dado en su cuello, teniendo que apretar fuerte sobre hombros ajenos donde sus hábiles estaban. — Oh vamos pequeño. . . ¿Pensabas irte así. . .?

Se estremeció cuando hábil ajena había apretado su hombría, la cual estaba obviamente algo levantada no estando seguro de si era por la película candente o por los toqueteos y beso que le había dado hace unos momentos.

— Dejame que te ayude. . . Después de todo es culpa mía ¿no? — Empezó a sentir como los dedos ajenos tanteaban por sus laterales subiendo y bajando su camiseta, en pequeñas caricias que le provocaban pequeños cortocircuitos. Dejando el juego de lado, al ver como se había quedado quieto dio aquello como un visto bueno para sacarle la camiseta por las axilas y lanzarla al sillón de al lado que estaba vacío.

El mayor observaba con completa satisfacción su pálido torso, gafas retirando para que fuera más cómodo encima de la camiseta suya había puesto. Podía ver perfectamente la marca que ya había dejado antes en el cuello, empezando el rubio por dirigirse allí de nuevo para dejar besos, lamidas y más mordiscos, dejando marcas así como succionando para dejar chupetones de igual forma. Bajando lentamente por hombro, clavícula, hasta llenar al pecho donde se dirigió hacía sus botones rosados. Se arqueó un poco al notar como había la sinhueso foránea jugaba con ellos, tapando su boca al salir de ella sonidos para nada propios de él. Ya no sabía porque le dejaba hacer esas cosas, su mente se había nublado por completo.

— No, bonito. No te tapes la boca. . . — Sus manos habían sido retiradas de sus labios ya no pudiendo impedir sonidos e incluso se había quedado quieto viendo como se quitaba el cinturón para amarrar sus manos y ponerlas justo alrededor del cuello ajeno como sujección. — Así mejor. . . ¿No?

Mientras volvía al trabajo con su pezón derecho, fue que las hábiles impropias empezaron a apretar sus glúteos provocando fricción entre ambos miembros y con ello un gemido había sido escapado de sus labios. Había notado un mordisco en esa zona pasando al otro botón de su blanquecina piel. Repitiendo lo mismo que hizo con el otro hasta que quedaron marcados por completo fue que Rindou cesó con eso, divirtiéndose al ver su rostro rojito y su mirada ya no tan inocente.

De repente sus labios habían sido invadidos cuando le había tomado en brazos y levantándose con él, notando como sus pantalones estaban siendo retirados y dejados en el suelo. Ya habían dejado de pensar en donde estaban e incluso el ruido de fondo de la película ayudaba en el ambiente. Su zona baja palpitaba en necesidad de ser tocado.

Correspondió el beso abriendo un poco su boca inconscientemente, notando como la sinhueso del mayor invadía toda su cavidad bucal mientras jugaba con la suya propia en un pequeño juego, por su parte bastante torpe ante el juego experto del contrario, apenas pudiendo seguirle el ritmo. Fue dejado un momento en el sillón donde antes había estado encima del rubio.

Un hilo de saliva se había quedado en sus labios a lo que el Haitani beso para retirarlo mientras él se encontraba sumamente agitado y su bóxer manchado un poco en pre-semen.

— Algodón ahora te ves tan apetecible. . . — Para más comodidad y sin que el peliazul estuviera atento, se retiró sus propios pantalones dejando junto al suyo, se podía notar también la presente excitación en su ropa interior. Tomando de nuevo al menor para sentarlo encima otra vez. Quitando su correa de las manos del peliazul al no creer que se resistiera más.

Soltó un gemido dulce para oídos del rubio cuando su hombría y la ajena fue destapada y juntada en un pequeño vaivén para ser ambos aliviados, siendo él mismo quien ahora buscó los labios ajenos siendo negado mientras aumentaba un poco la velocidad de sus manos.

— No, pequeño. Debes pedir por ello. — Había dejado de mover sus manos, observandole confuso a lo que se refería. Sintiendo como ahora se encontraba la mano ajena sobre sus glúteos debajo de la ropa interior apretando estos. — R-Rin. . . Ngh. . . — Se había perdido a si mismo en todo aquel camino de placer, moviendo sus caderas para rozar ambos miembros gimoteando por más. — Por f-favor. . .

Después de todo ya estaba lo suficientemente excitado como para que le importara nada más, notando como tanteaba en su entrada con un dedo el que pronto notó en su interior. Incómodo se removió.

— Eso molesta. . . — Pero sus labios fueron callados ante el beso que antes había deseado con todas sus fuerzas, escuchando como esos sonidos se hacían uno con los del fondo de la pelicula.

Empezando moviendo uno, gracias al beso el rubio pudo pronto meter dos y así continuamente dejando que el menor se la pasará con placer al acostumbrarse antes de notar que estaba completamente preparado. Le mordió al sentir esa zona vacía, el rubio soltando una carcajada por ello.

— Shh. . . ¿Quieres que te lo de. . .? Que travieso. . . — El rubio bajó rápidamente ambos bóxers para así hacerle sentir el palpitante miembro en su trasero, se había mordido el labio interior sin darse cuenta que ni siquiera eso acallaba el jadeo que soltó. — R-Rin. . . — Movió sus caderas para sentirle antes de ver como le tomaba nuevamente de sus caderas para elevarle y poco a poco notando como le penetraba con cuidado, pequeñas lágrimas cayendo por sus mejillas. Dolía un poco.

Cuando estuvo por dentro por completo tuvo la decencia de esperar a que estuviera acostumbrado antes de ser tomados sus glúteos de nuevo.

— Sou. . . Muévete. — Ordenó con voz ronca, sentía como el interior del menor era muy cálido. Pero obviamente quería más, de momento dejandoselo a él que lo hiciera todo. — Vamos cariño, enseñame como te mueves. . . ~

El peliazul empezó a bajar y subir sus caderas, apoyándose en los hombros ajenos perdido en esos movimientos mientras gemia el nombre del mayor siendo ayudado por este para ir con más rapidez. Fue que así estuvieron un rato antes de ser tomado y puesto de nuevo sobre la silla, siendo ahora el mayor quien llevaba el control penetrandole más profundo de manera que se ahogaba en más gemidos de placer.

El teléfono del rubio había interrumpido a ambos jóvenes pero eso no quitó que siguiera penetrandole mientras tomaba la llamada, poniendolo en altavoz sin que el peliazul se diera cuenta. Se podía escuchar perfectamente sus gemidos al otro lado de la llamada.

— Parece que te encontré ocupado, hermanito. Te quería decir que en un rato tenemos reunión con la pandilla, iré ahora a recogerte.— En respuesta fue que soltó una risa, siguiendo con esas acciones hasta que se dio cuenta que ya le quedaba poco para correrse, siendo que por parte ajena le pasaba igual.

No hizo caso omiso de colgar siguiendo así en los próximos quince minutos entre sonidos y gemidos, movimientos y crujido de la silla ante el cuerpo ajeno estar en el suyo propio, hasta que el cosquilleo de sus vientres se hizo mayor y ambos se corrieron, uno dentro del otro y el otro manchando su piel desnuda.

Justo en ese momento cuando se iba a salir del agitado peliazul fue que fue interrumpido, su hermano viendo toda la escena mientras que él se quedó sorprendido. Siendo que se vistió a toda prisa ignorando que estaba chorreando del semen ajeno en su trasero y la mirada de satisfecho del rubio, ante la de burla del hermano mayor del mismo.

— Te o-odio. . . — Aún sentía todo su cuerpo hormiguear en placer sin saber que era lo que le había pasado para haberse dejado llevar se esa forma. Saliendo corriendo del lugar sin mirar atrás.

Nubes de algodón. RINGRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora