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La primera vez que conocí a Ryan fue el día que hicimos el examen de admisión, un día helado en primavera.

Cuando llegué a hacer la fila de espera, todas las personas estaban nerviosas, con apuntes fuera, yo también era parte de ellos. Para entrar a ese bachillerato se necesitaba un buen puntaje de aciertos, pasé el resto de mis últimos dos meses estudiando para prepararme.

La única persona que se mostró calmado sin ningún inicio de preocupación, jugando solo con su bufanda, era un chico lindo de cabellos negros, mejillas regordetas pintadas con rosa a causa del frío. Me impresionó que se veía tan tranquilo, parecía el mas confiado y seguro, pero mi duda fue resuelta cuando terminó el examen a treinta minutos del límite del tiempo, aún así no salió del salón hasta que todos finalizamos.

Él caminaba un poco lento a diferencia de los demás cuando nos dirigimos a la salida. Caminé prácticamente junto a él todo el rato, pude notar que era muy pequeño a comparación mío, me llegaba por el hombro. Se detuvo cuando una mujer de cabello largo y negro, vestida en traje, con sus brazos cruzados le empezó a reclamar del porque terminó tan tarde el examen cuando no solo era uno más.

Me sorprendí por la actitud de esa señora, porque al fin y al cabo era un examen para determinar si podías entrar a la escuela, no un examen de sangre. Me molesté un poco por su actitud agresiva, en vez de haber sido más compasiva y desearle que le haya ido bien. Pero ese chico solo tenía una mirada triste y se mantenía callado, quise meterme cuando los reclamos no pararon, y antes de poder hacerlo ellos se habían retirado del lugar.

Desde entonces no lo volví a ver.

Si estaba nervioso cuando hice el examen, el día de los resultados lo estaba más. Me desperté temprano para ver mi correo, y cuando las palabras en grande "Has sido seleccionado" aparecieron grité de emoción, mis papás y mi novia me felicitaron diciendo que sabían que lo iba lograr, lastimosamente ella no logró entrar, así que le di ánimos.

De repente llegó a mi mente la imagen del chico lindo, si yo había pasado él también lo habría logrado. Deseé que le haya ido de lo mejor.

El primer día de clases había llegado, un nuevo comienzo y una aventura se avecinaba. Me desperté lo más temprano por la emoción, pensé que había sido el primero en llegar al salón de clases, pero ya había alguien más, sentado cerca de la ventana mirando su libreta. Cuando me acerqué lo suficiente, lo reconocí, era él, tenía la misma bufanda gris de aquella vez.

Traté de hablarle pero él solo respondió con una voz suave "Buenos días", rápidamente lo salude pero solo provoqué que diera un pequeño brinco en su lugar, me mordí el labio para no reírme de la divertida escena. Supe su nombre cuando se presentó como Ryan Arce.

Nunca tuvimos una gran interacción fuera de lo académico, pocas veces hablamos pero tampoco era ocasional. Más de una vez quise acercarme a ser su amigo pero él era demasiado callado, serio y dedicado.

Tenía una imagen de él siendo antipático, pero me equivoqué cuando lo vi en un receso. Él estaba con un chico y una chica, riendo, esa fue la primera vez que vi su sonrisa, su expresión tan brillante y relajada, parecía una persona distinta.

Siempre fui muy competitivo, con David y Chris lo hacíamos entre nosotros, pero en secreto competía con Ryan en todas las materias. Siempre terminaba los ejercicios de matemáticas demasiado rápido, y yo siempre estuve detrás de él. Una vez logré terminar antes que él y me sentí tan bien, pero Ryan ni siquiera me notó, solo caminó serio hasta el escritorio del profesor para entregar los ejercicios.

Él nunca me notó, era como un cero a la izquierda.

A finales del semestre, en invierno, una profesora me pidió a mí y a Ryan pintar un mural, acepté porque era un pasatiempo que disfrutaba. Ahí fue la primera vez que vi el arte de él, su pintura y trazos eran maravillosos, tenía mucho talento, su técnica y dibujo eran perfectos, a pesar de que se veía muy triste, paleta de colores estaban apagados.

Palabras al vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora