10. latiera a mil por hora

126 23 240
                                    

Las apariencias engañan

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las apariencias engañan.

A pesar de casi caerme corrí con todas mis fuerzas a cualquier lugar, solo quería huir de lo que pasó, de lo que vi. Pero la herida ya estaba hecha... Él no iba a perseguirme para aclarar las cosas, porque no tenía porqué hacerlo.

Solo éramos amigos y nada más.

Llegué al último escalón y tomé un poco de aire. Mi respiración estaba desequilibrada, por lo que necesitaba componerme un poco antes de irme a otro lugar.

—¡Ryan! —volteé por reflejo.

Y a unos pasos de mí estaba él, se veía afectado de correr porque también estaba tratando de retomar su respiración. Pensé por un momento en lo que hizo, hace apenas unos segundos negué a la idea de él siguiéndome para aclarar las cosas, pero ahí estaba él.

Un rayo de esperanza nació en mi corazón y este no pudo evitar emocionarse, provocando que latiera a mil por hora. Cuando parecía estar bien, habló.

—¿Estás bien? —eso me tomó por sorpresa.—La caída que te diste debió doler.

—¿Caída?

—Cuando caíste del cie- del armario —su cara tomó un color rojizo, creo que él lo notó porque se tapó con su mano y volteó su rostro a otro lado. Tosió un poco y continuó.—Espero que no te haya dolido.

Dylan avanzó hacia mí y por seguir mirando otro lado, no se percató de su camino, lo cual a casi llegar al último escalón se tropezó. Reaccioné rápido así que fui hacia él para atraparlo y no se lastimara, pero no esperé que pesara tanto y terminamos cayendo los dos.

—La otra no me dolió pero esta sí —hablé a penas duras, me faltaba aire. Dylan se levantó como rayo y tendió su mano para ayudarme a pararme.

—En verdad lo siento —se escuchaba sincero, para tranquilizarlo le dediqué una sonrisa.—Y con respecto a lo que pasó hace rato, yo-

—¡Dylan! —con todas las fuerzas evité rodar los ojos al escuchar a Violet. No la odiaba ni me caía mal, pero me estaba empezando a molestar su repentinas apariciones.—¿Están bien? Escuché un fuerte golpe.

—Estamos bien, Violet. Gracias por preguntar. —respondió Dylan. Yo solo asentí.— Ryan yo-

—Por cierto ¿Qué hacías en el armario? —Violet interpuso su voz, dejando las palabras de Dylan sin terminar. Y recordé lo que pasó, era un poco vergonzoso contar que una vez estuve dentro ya no sabía cómo salir y me dio curiosidad saber qué pasaba ya que no podía escapar.

—Nomás me dio curiosidad que se sentía estar dentro de un armario —solté sin pensar, me mordí la lengua por la tontería que dije, aunque tampoco estaba tan mal solo un poco rara pero era mejor que nada.—Y lamento interrumpir lo que sea que hayan estado haciendo. Pueden seguir comie- pueden seguir... Saben que, yo aquí sobro —la cagué. Ryan ibas tan bien ¿por que tenias que decir eso? Mas baboso no podía ser, pero eso también me confirmó que estaba en lo correcto. Porque cuando miré a Violet estaba roja, aunque Dylan solo tenía el ceño fruncido.

Palabras al vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora