4. Esas sonrisas

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Oí la alarma, y la apagué rápidamente ya que no estaba dormido del todo, no pude pegar un ojo

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Oí la alarma, y la apagué rápidamente ya que no estaba dormido del todo, no pude pegar un ojo. Ayer evité ver a mi mamá, seguía dolido y un poco molesto, por esa razón decidí levantarme más temprano e irme a la escuela lo más pronto posible. Madre llevaría a mi hermano en el carro, así que no debía preocuparme por Ángel, porque le avisé antes de que llegara mamá, también a mis amigos les dije que llegaría temprano a la escuela, a lo que ellos respondieron que harían lo mismo para acompañarme.

Cuando llegué a la escuela apenas estaban abriendo, por lo que solo habían unos cuantos alumnos que supuse, realmente les gustaba madrugar, ellos si eran fuertes porque yo no aguantaría levantarme temprano a esa hora todos los días, tienen mi respeto.

Aunque supongo que había algunos que simplemente llegaban temprano para salir lo más rápido posible de sus hogares, y yo entré en esa categoría ese día.

Mientras iba directo a mi salón, al mismo tiempo escuchaba la canción "Hikare are" el himno de mi querido Karasuno, quería sentirme poderoso y no había mejor canción de motivación que esa, con mis audífonos puestos podía apreciar el solo de la guitarra y la espléndida voz del cantante. Subí por a las escaleras y caminé un poco más, estaba cerca de mi destino y con eso en mente puse mi celular como si fuera mi micrófono, como no había nadie pude cantar todo lo que quise una vez llegué a mi salón..

—HIKARE AREEE YUKE YAMI WO KASSORO NI SHITE –en ese momento no me importó si alguien me llegara a escuchar, ya estaba muy metido en la canción. Imaginándome a Hinata saltando lo más alto que podía con la colocación de Kageyama mientras que Asahi remataba, o donde Tsukki gritaba de emoción por detener a Ushijima.—ORONE NO MICHI WO KEIKEN NI KAKERO

Si me salió un gallo ni yo pude escucharme, pero para mi si logré esa nota alta, estaba moviéndome conforme a la canción, sabía que no habría nadie en el salón a las 6:30 así que con los ojos cerrados seguí con mi grandioso show a la par que canté a todo pulmón.

Terminé de cantar fingiendo tocar la guitarra eléctrica, hice una pequeña reverencia a mi público inexistente. Y abrí los ojos.

Ahogué un grito. Convulsioné internamente. Listo. Ese momento era perfecto para conocer a Diosito.

Había una bonita cucaracha muerta a unos metros de mi. Creo que me vería bien haciéndole compañía.

¿¡Por qué tenía que pasarme esto a mi!? Dylan te quiero, pero no jodas, ¿Qué hacías en el salón de clases a las seis de la mañana? ¡Y más viendo mi tremenda vergüenza! Es más ¿Por qué rayos no parabas de reír?, se que era todo un caso y hacía mis tontadas, pero no tenía cara de payaso.

Quería morirme. Rengoku, Erwin, Daichi y Tamaki les iré hacer compañía .

—No soy payaso –formé un puchero. Suficiente humillación tuve frente a él desde que me vio gritar como loco aquella vez en el receso por ver una espeluznante araña—Debiste avisar o decir algo que estabas aquí –reclamé aunque también era mi culpa por confiarme.

Palabras al vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora