Episodio 28 - Los Encapuchados

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    Así como el fuego se encendió, luego de unos escasos minutos, se apagó. Thawne ordenó seguir a Phytom y sus robots, por lo que la escuadra comenzó la persecución. Recorrieron todo el túnel en el que estaban hasta salir al "salón" de la entrada a la mina, cada vez que parecían alcanzar a Phytom este se alejaba más y más. Cuando llegaron al área de la entrada levantaron sus armas, apuntando en todas las direcciones, sin embargo no podían ver a nadie.

  —¿Ahora a dónde vamos, Sub?

  —Están cerca, no pueden estar muy lejos —Susurró Thawne.

  —Yo no veo a nadie, quizás ya se escaparon —Replicó Xain.

  —No... No pueden subir así de rápido...

  —Bueno, entonces tenemos que movernos, no pode...–

    Desde el pasadizo que habían revisado de primero se pudo escuchar un ruido, interrumpiendo a Xain, luego todo quedó en silencio.

  —¡Están ahí!, ¡Muévanse! —Gritó Thawne.

    De esta manera la persecusión se reanudó, esta vez en el corredor que parecía más reciente. Gracias a la visión en la oscuridad que proporcionaban los cascos podían ver los cuerpos de muchos de los droides que corrían por la galería, aún así disparar no era posible, las cajas parecían haber sido movidas y puestas de manera en que entorpecían la visión, y por ende la puntería. Los droides giraron de golpe, entrando en una de las salas de la mina, dónde la piedra negra que conformaba el lugar cambiaba de color tomando un tono mucho más claro.

    Cuando entraron a la habitación los visores de sus cascos se vieron interferidos, como en la primera ocasión que se encontraron con Phytom.

  —Están aquí, manténganse alerta —Thawne hablaba bastante bajo.

  —Señor... —Dijo Alt, hablando bajo también.

  —Silencio —Ordenó Thawne.

  —Es importante, Señor...

  —Dije, silencio.

    De la nada, un proyectil de plasma pasó silbando bastante cerca de Xain. El disparo venía de sus espaldas, desde la entrada. Luego del solitario proyectil una ráfaga de ellos entraron, seguidos del ejército de Phytom, cubriendo la entrada, lo que obligó a la escuadra a retroceder hasta encontrar una cubierta.

  —¿Que está pasando? —Grito Xain, tras acostarse detrás de una pequeño montículo lineal de piedras en el piso. El resto tomó lugar junto a el.

  —Es lo que intentaba decir —Explicó Alt —Solo podía sentir un droide dentro de la habitación, esto es una emboscada.

  —Pero vimos entrar a varios droides ¿Dónde están? —Indagó Zack.

  —Debieron haberse escondido en lo que nosostros entrabamos.

    Thawne apoyó su arma en el montículo y disparó, tres disparos salieron de su fusil, pero no pareció acertar.

  —¡¿Que pasa chicos?! ¡¿No acabarían ustedes con El Gran Phytom y su ejército?! —Gritó el robot desde la entrada de la sala.

  —¡Disparen muchachos! Necesitamos acabar con ellos —Ordenó Thawne.

  —¡Pero no podemos ver! —Replicó Alt.

  —¡Usen la técnica de Alt, nos sirvió un poco en la anterior batalla!

  —¡Más droides, Señor! —Informó Alt. Nuevamente una ráfaga de disparos cayó sobre ellos desde sus espalda. Los droides se habían dividido en dos grupos y los habían rodeado.

  —¡Zack, Xain, ustedes encárguense de los de la entrada, Alt y yo iremos con los de atrás! Esta mierda solo va de mal en peor...

    El enfrentamiento se prolongó por varios minutos. Durante todo ese tiempo no podían ver más que las luces de los disparos producidos por los dos grupos de Phytom. Aún cuando se dividieron los droides los superaban, y se acercaban a ellos. Cada uno de los cuatro destruía droides de vez en cuando, pero seguían siendo muchos más. Pronto estarían sobre ellos.

  Cuando pensó que todo había terminado Zack vio algo en la oscuridad. Cuatro luces de plasma se encendieron en medio de la penumbra del lado de la entrada, a diferencia de los plasmas de las pistolas estos no eran efímeros, tenían una forma semejante a la de la hoja de una espada, dos de ellas eran azules, las otras eran verdes. Así como aparecieron, avanzaron rápidamente por entre los droides, destruyéndolos uno a uno con cortes veloces producidos por las "espadas". Por sus movimientos y posiciones las hojas azules parecían ser manejadas por la misma persona; todos parecían tener experiencia en lo que hacían, pues lo hacían con una destreza y agilidad superior. Zack giró su cabeza, del otro lado había uno de ellos también y se estaba encargando de los droides de la retaguardia, pudo ver como uno de los disparos de un droide desaparecieron al tocar la espada. Ninguno de los otros parecían ver a aquellos misteriosos espadachines, pues no mencionaron nada sobre ellos, por un momento pensó que eran parte de su imaginación, pero ellos seguían allí convirtiendo droides en chatarra.

    En un abrir y cerrar de ojos Phytom cayó, una de las hojas atravesó su cuerpo, dejando marcada su trayectoria gracias al acero en rojo vivo que producía el plasma al estar en contacto con el metal. En cinco segundos el ejército de Phytom pasó de estar liderando la batalla a ser destruido completamente. Cuando el líder de los droides fue destruido la visión nocturna de los cascos regresó, fue entonces cuando Zack pudo ver a uno de ellos. Era una persona cubierta por varias capas de tela café que cubrían su cuerpo casi completamente, además de cubrir una parte de su rostro, el encapuchado apagó su espada, que sin el plasma parecía ser solo una espada normal, dió la vuelta y partió junto a los otros.

    Cuando los droides se terminaron y los espadachines se fueron el lugar quedó en silencio por un momento.

  —¡¡SIGAN A ESOS HOMBRES!! —Gritó Thawne, alterado, rompiendo todo el silencio.

    De nuevo, otra persecución en la mina comenzó. Corrieron a toda marcha por el pasillo, esquivando agilidosamente todas las piedras, cajas y demás obstáculos; pero aún así no pudieron alcanzarlos. Cuando llegaron al agujero que hacía de entrada en la mina, los habían perdido, no podían verlos por ningún lugar.

  —Señor, creo que escaparon... —Zack informó lo obvio.

  —Deben están aquí, no son máquinas, no pueden escapar tan rápido...

    Nuevamente Thawne parecía alterado, pero esta vez por la presencia de aquellos hombres.

  —Pero, Señor, cumplimos nuestra misión... Y fue gracias a ellos, nos sacaron de un aprieto ¿Por qué tanto afán en atraparlos?

  —Ellos no nos salvaron, pudimos haberlo hecho solos. Están en contra de la ley, todos ellos, todos los portadores de espadas de luz tienen orden de captura. —Respondió Thawne —¿Alt, puedes sentirlos?

  —No están en esta parte de la mina, deben estar a más de veinte metros...

    Xain caminó un poco, alejándose de ellos y acercándose a la entrada.

  —¡Sub, están aquí! ¡Están subiendo! —Informó.

    Xain levantó su arma, apuntando hacía los que estaban escapando. Thawne corrio hacia el y con su mano hizo que bajara su fusil.

  —No podemos dispararles —Le dijo al llegar —La orden es únicamente de captura. Ya están muy lejos como para alcanzarlos, es momento de irnos...

Xenon-4333Donde viven las historias. Descúbrelo ahora