14. 31 de Octubre

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No estaba pasando. No podía estar pasando.

Lo supieron. Desde el momento en que esa noche de Halloween, después de una tarde entre risas y alegría por parte de Draco en pedir dulces por el pueblo, la sensación de que algo malo estaba por pasar los invadió de repente. Al instante de ver las nubes de tormenta negra ocultaban el sol. Al segundo en que su hijo, dormido en su habitación, los había despertado con un grito de lamento desgarrador.

Y al momento de ver cómo el patronus de Dumbledore entraba por su sala, avisándoles por el fénix la buena o trágica noticia.

— El señor tenebroso a caído. Los Potter fueron encontrados. Solo Harry sobrevivió.

¿Como una noche tranquila se pudo transformar en una tormenta donde el sonido del viento eran solo llantos y gritos de arrepentimiento?

Sentía que las paredes se encogían a su alrededor y lo dejarían atrapado dentro de ese lugar asfixiante que lo terminaría matando. Las manos le temblaron y su vista se volvió borrosa, no sabía si por el sentimiento de rabia, tristeza, incredulidad o por las lágrimas que inundaban sus cuencas. Era insoportable y sofocante. Ignoro los llamados del quien creía era Remus y salió corriendo de la casa, dando un fuerte portazo a la puerta con la poca fuerza que aún tenía.

James y Lily. Su hermano James había sido asesinado junto a su esposa en su hogar por el mismo hombre que mató a su familia. Ya no tendría las risas contagiosas de James, las sonrisas deslumbrantes de Lily. Todo se habían ido para siempre, cumpliendo la profecía que él mismo dictó de ridícula. Habían sido encontrados esta noche a pesar del Fidelio por la traición de Peter. ¿Como no se dieron cuanta que era un mortifago? Se lo advirtieron, James se lo advirtió. Pettigrew no era el mismo desde su captura del bando oscuro.

Pero decidió ignorar las alertas que sonaron en el momento de su decisión. 

— ¡¿Porque?! ¡¿Porque ellos?!— grito al cielo. Sus piernas flaquearon cuando un trueno se hizo rugir. Dejó caer sus puños a la tierra, mojada por la lluvia torrencial, dejándose empapar por completo de las gotas que golpeaba con fuerza su espalda,  — ¡¡Primero mi hermano, luego mi hermana!! ¡¡AHORA TE LLEVASTE A MI MEJOR AMIGO MALDITA ESCORIA!!

Escuchó unos pasos aproximándose detrás de él. Al momento siguiente, Remus se dejó caer a su lado, Draco estaba abrazado a su pecho con un hechizo para no mojarse. Su cabello pegado a su frente por la lluvia.

— ¡Sirius! ¡¡CÁLMATE POR FAVOR!!— rogó Remus, llevo una mano a su mejilla para que lo mirara, pero se alejaba de su tacto para volver a gritar.

— ¡¡REGULUS, NARCISSA, LILY, JAMES!! ¡¡ME QUITASTE A CASI TODA MI FAMILIA!!— rugió, sobresaltando a su hijo, no le importo, su pecho se oprimió dolorosamente y su garganta comenzó a arder. El dolor era insoportable,— ¡¿QUE QUIERES DE MI?! ¡¿PORQUE QUIERES ARREBATARME MI FELICIDAD?!— sus lágrimas corrían como ríos por sus mejillas mezclándose con las gotas de lluvia entrando a su boca creando un sabor salado, — ¡¡HASTA AL MALDITO TRAIDOR DE PETER TE LO LLEVASTE!!

— ¡¡SIRIUS!! ¡¡ESTAMOS AQUI, DRACO Y YO ESTAMOS AQUI CONTIGO!!— Remus se desesperó y lo sacudió por los hombros, Draco aferrándose a su camisa, asustado por los gritos. Las iris grises opacado por el dolor lo miraron, de sus ojos también estaban corriendo lágrimas y su lobo aullaba en duelo desde el fondo de su pecho, pero tenía que ser fuerte. Lo abrazo con fuerza, dejando a Draco en medio que soltaba balbuceos tristes, comenzando a susurrar una y otra vez, — Estamos aquí.

— Fue mi culpa. Mi culpa, mi estupida culpa— repetía ahogado por la ropa de su pareja.

— No fue tu culpa Sirius, no sabías que esto pasaría.

Taking care of a little dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora