Episodio 18: Trabajo

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Luego de algunas semanas de espera recibí la anciada llamada de la empresa, donde me anunciaron mi nuevo trabajo de pasante. Ahora era la ayudante de la secretaria principal de Stella Rothen, una tal Elana Anderson.

Me esforcé en hacer mal mi trabajo para que me llamaran la atención. Cosas como confundir los papeles, romper maquinaria necesaria, derramar alimentos y bebidas sobre las personas "accidentalmente", anunciar mal los horarios provocando que muchas juntas ejecutivas se cancelaran, cosas inofensivas como esas, no me preocupaba mucho ya que era un trabajo sin paga.

También estaba el hecho de que aún tenía que estudiar, incluso el doble por los puntos que me baja hacer mal mi trabajo. Pero si esto funcionaba valdría cada segundo de trabajo y desvelos. Lo que más me afectaba era no descansar, a pesar de que fuera poco tiempo en la empresa, ya extrañaba esos días donde miraba películas con papá, bailaba o salía con Kain a algún lado y hacíamos tonterías.

Hablando de Kain, lo tengo muy olvidado pero él sabe de mi plan y me a dicho que lo entiende completamente, es muy cariñoso. Algunas veces me deja dormir en su regazo en los recesos y acaricia mi cabeza, me compra galletas o simplemente me abraza al verme llegar muy cansada. Eso realmente me levanta el ánimo todos los días, hace que mi corazón se derrita.

No quiero rendirme, es una de las venganzas más importantes hasta ahora, la necesito cumplir. No voy a permitir que esa mujer se salga con la suya y siga cometiendo delitos sin castigo alguno. Aún así lo que más me motiva es poder descansar y aclarar, al menos un poco, lo que siento por Kain.

[...]

No sabía si todos en la empresa eran estúpidos o qué, nadie me había llamado la atención por todos los errores que había cometido, o al menos no tanto como para llevarme con la jefa. Tenía que hacer algo para acelerar el proceso, pero ¿qué?. Si nadie se había enojado con todo el caos que había creado en la empresa ¿cómo tengo que hacer para que me lleven a su oficina?... Llevar a su oficina... ¡Eso era!. Si nadie me lleva, yo voy a ir sola.

Estaba decidida a hacerlo, de todos modos nada me sucedería. Si ella no estaba, bien, y si estaba, incluso mejor. Lo mayor que puede hacerme es echarme, pero ya tengo una idea en el caso de que eso pase.

Esperé ansiosa mi media hora de descanso, no podía negar que sentía como la adrenalina quería apoderarse de mi cuerpo y llevarme inmediatamente hasta el lugar, pero resistí lo suficiente.

Me dirigí tranquilamente hasta allí, utilizando el elevador y marcando el último piso. Luego de algunos pisos la música de fondo me comenzaba a fastidiar, sí que era un edificio alto. Me distrajo el extraño decorado del elevador, se veía antiguo pero de todos modos sabía que lo habían hecho recientemente. El interior de madera barnizada y brillante, con algunos lugares tapizados con un rojo que tenía detalles dorados en los bordes, muy hermoso sin duda.

Finalmente llegué al último piso, por lo que caminé tranquilamente por los vacíos pasillos del lugar, ya que esto se volvía un desierto a la hora del descanso. Las pequeñas oficinas me daban claustrofobia de tan sólo imaginarme sentada allí en medio del ruido, dentro de cuatro paredes con una computadora y muchas personas a mi alrededor de la misma manera que yo, definitivamente no estaba hecha para este trabajo.

Me removí inquieta y horrorizada ante ese pensamiento, para así seguir caminando hasta que la encontré; una doble puerta gigante para mi tamaño, donde tenía estrito Stella Rothen en el centro. Ahora sí no me queda duda de su enorme ego y complejo de superioridad. Pero eso no le quita lo estúpida.

Entré en aquella gran oficina, viendo toda la pared hecha de vidrio, dejando ver el hermoso día nublado junto a los demás edificios. El resto de la habitación estaba vacía, lo único que había era un escritorio con una silla giratoria algo grande. Caminé hacia ahí, rodeando muy lentamente el escritorio, deslizando mi mano sobre este, hasta que llegué a la silla, donde me senté y crucé mis piernas sintiéndome poderosa.

Segundos después no me resistí a girar con fuerza, dando unas tres vueltas en la silla logrando ver rápidamente el escondite de las dos cámaras que habían en la habitación. Espero que vea esto, porque tal vez son capaces de robarle y ella no se enteraría seguramente. De todos modos no la conozco bien, así que tengo que estar preparada para lo peor.

[...]

[Un día después]

Ayer había sido lo más emocionante que hice en este trabajo, así de aburrido era. Pero ahora me encontraba llegando a la empresa, un poco tarde ya que me dormí, la pancita se Kain es muy cómoda. Habíamos subido a la terraza del colegio y nos acostamos un rato en una banca a disfrutar del frío, no sé ni cuándo me dormí.

Entré despreocupa por la puerta principal, saludando con una sonrisa a la recepcionista de antes, mientras marcaba mi llegada. Pero cuando estaba por entrar al elevador la señorita me habló.

–Joven Rachel, la señorita Stella Rothen quiere verla en su oficina en este instante.– Dijo la joven mujer antes de que apretara el botón.

Eso es perfecto, finalmente funcionó, ahora es mi turno de hacerla sentir inferior y dejarla entre la espada y la pared a la señora Stella. Voy a exponer su verdadero rostro ante todo el mundo, así pagará la condena que se merece, no sólo por mi padre y yo, también por el pobre hombre al que asesinó.

Instagram: @ene-writer

La Venganza Del Caos |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora