Entramos a casa tranquilamente, percibiendo un delicioso olor a café recién hecho. Caminamos hasta la cocina, encontrando a papá revolviendo el oscuro líquido de su taza mientras no dejaba de tararear. Sonreí enternecida por verlo tan relajado y contento. Él notó sorprendido nuestra presencia minutos después.
–Hola, niños.– Nos saludó con una sonrisa, la misma que mantuvo hasta que miró hacia abajo. Abrió su boca alterado, aún así con una clase de sonrisa. Llevó ambas manos a su rostro emocionado –Lo sabía.–
Yo sinceramente no sabía lo que estaba sucediendo por lo que me volteo para mirar a Kain quien estaba con una tonta sonrisa y mirando hacia abajo de igual forma. Decidí hacer lo mismo, notando que nuestras manos seguían entrelazadas.
No puedo explicar lo avergonzada que estoy en este momento, papá jamás me había visto así, básicamente porque nunca traje a nadie a casa y menos de esta manera. Volví a mirar al mayor con una sonrisa incómoda, él se estaba haciendo aire con una de sus manos, fingiendo que no podía respirar bien.
–Papi, ya conoces a... mi novio Kain.– No me pregunten de dónde saqué el valor para decir eso, sólo voy a decir que se sintió lindo presentarlo de esa manera.
En ese momento a papá le dio un pequeño ataque de fanboy, por decirlo de alguna manera. Kain se limitó a reír por lo bajo al igual que yo, hasta que mi padre se calmó.
Me acerqué para prepararnos un café ya que no veía a papá con las intenciones de hacerlo por su "ligera" crisis. Ellos se fueron a la sala mientras yo preparaba las bebidas, hasta que las terminé y las llevé a la otra habitación donde se encontraban ambos charlando cómodamente.
–Me gustan muchas cosas, puedo hacer de todo un poco si me esfuerzo en ello, pero ahora me incliné más a la producción musical.– Al parecer estaban hablando de las metas de Kain, un buen tema para empezar un pequeño y disimulando interrogatorio, felicidades papá.
Le entregué la taza a Kain recibiendo una sonrisa de su parte como agradecimiento, para luego sentarme a su lado. Mi padre yacía en una silla de madera, la cual amaba con su alma, aunque no sé la razón, tal vez es muy cómoda.
–Eso es perfecto, tu haces la música y mi hija la baila.– Yo simplemente agarré mi taza ignorando su comentario mientras soplaba suavemente.
–Hm... no es una mala idea...– Voltearon a verme los dos a la vez, por lo que los miré incrédula sin saber lo que pasaba y dándole un sorbo a mí café –De todos modos, ¿usted a que se dedica?.– Le preguntó Kain a mi padre.
–En estos momentos me encuentro como oficinista en una pequeña empresa de electrodomésticos, pero no me mato con las horas extra, más bien lo tomo a la ligera.– En eso no mentía, a pesar de que mi padre es muy dedicado y siempre termina su trabajo nunca sobrepasa su hora de salida, por lo que llega a casa a tiempo.
–Creí que a los oficinistas los abarrotaban con trabajo.– El castaño estaba muy interesado en la charla, incluso parecíamos un club de lectura platicando tan relajados.
–Sí lo hacen, pero soy bastante rápido y sé como aprovechar todo el tiempo posible para terminar a tiempo.– Alardeó papá, orgulloso de su habilidad.
Kain se volteó a mirarme nuevamente, impresionado por lo que el mayor había dicho. Yo me limité a verlo mientras seguía bebiendo del café. La impresionada debería ser yo, jamás pensé que se llevarían tan bien.
–Tu padre es genial...
–Basta, me halagas.– El mayor se puso una mano en el rostro haciendo un gesto con la otra para restarle importancia al comentario del castaño.
Yo rodé mis ojos con una sonrisa, negando por las ocurrencias de Kain y la actuación de mi padre. Pero ahora que recuerdo, el empleo de papá no siempre es igual.
–Aunque hay veces en las que trabajas de noche.– Solté sin más, ya que muchas veces vi a papá salir apurado de casa luego de recibir una llamada de su jefe.
–Tienes razón.– Afirmó él pensando un poco luego de esto, acomodándose en su silla –Da igual, ¿quieren ver una película?.– Nos preguntó alegrando su semblante repentinamente.
Kain y yo nos miramos por unos segundos, para luego elevar nuestros hombros restando importancia y asintiendo al ofrecimiento del mayor.
[...]
La película había terminado. No puedo creer que acabamos de mirar Barbie Escuela De Princesas... Literalmente esto era lo que miraba con papá cuando era pequeña y nunca me gustó, aunque ahora ya me acostumbré y no es tan malo...
Solté un bostezo involuntario contagiando a mis dos acompañantes, por lo que reí levemente. Luego de eso Kain miró la hora en su celular, sorprendiendose al notar que ya eran las 11:41 de la noche.
–Tendría que irme a casa, no quiero molestarlos a estas horas.– Dijo mientras volvía a guardar su celular.
–Ya es muy tarde.– Lo dije intentando ser indirecta, quería que se quedara hoy.
–Que se quede a dormir.– Dijo papá, comiendo de una bolsa de doritos. Te amo, eres mi ídolo, me lees la mente.
–Sólo si él quiere... ¿quieres?.– Volteé a mirar expectante al castaño al hacer la pregunta.
–Claro, estoy sólo en casa.
–Sé que soy una vieja metiche, pero ¿por qué?.– Ahora que lo pienso, jamás visité su casa, ni siquiera sabía si vive con sus padres.
–Yo soy igual así que no me molesta.– Me sonrió tiernamente derritiendo mi corazón como siempre lo hace –Mis padres están en un viaje de negocios.– Ya puedo confirmar que vive con sus padres.
–Oh, entonces... ¡pijamada!.– Me animé al terminar la frase, elevando mis brazos con entusiasmo emocionada por pasar una noche de tonterías junto a Kain.
Y al parecer no era la única, ya que él imitó mis acciones sonriendo ampliamente mostrando su blanca dentadura mientras me miraba con sus ojos casi cerrados. Papá sólo nos miraba enternecido desde su silla, sin dejar de comer de sus doritos.
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