._cuatro

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Os voy a contar algo:

Yo trabajo en un sitio donde hay unas mil trescientas personas. No conozco a todo el mundo, ni todo el mundo me conoce a mí. Pero los que me conocen saben que soy escritora.

Escritora de Romántica.

Y lo pongo así, en mayúscula, porque ni me avergüenzo ni me corto en decirlo cuando me preguntan qué género escribo. Y en el 80% de los casos, siempre he recibido burlas o sonrisas condescendientes por escribir ese género. Pero el 20% restante lo compensa, realmente me llena.

Yo tengo un libro de relatos a la venta en Amazon y varias personas me lo han comprado y me han pedido que se los firmase. Yo encantada, esa emoción que siento cuando veo gente con mi libro y me piden que se lo dedique, es indescriptible.

En el libro hay un relato erótico. Cuando algunas personas empezaron a comprarme el libro, comenzó a correr la voz en el trabajo y mi nombre empezó a estar en boca de casi todxs. No me conocían en persona, pero casi todxs sabían quien era Bea, la escritora.

Y aunque soy una persona bastante tímida y cerrada, que me conozcan por ser escritora no me molesta. Me sobrepasan los halagos, nunca he sabido como reaccionar a ellos y nunca me acostumbraré.

Pero cuando tu nombre comienza a estar en boca de los demás para burlarse y menospreciar tu trabajo, eso ya es otro cantar.

"Me he enterado que eres escritora y que tienes un relato guarro."

"Dicen que en tu libro hay un relato porno."

"¿Pero tu relato tiene dibujitos?"

"Yo me espero a que hagan la película."

"No es porno, se dice erótico. Si vas a criticarme, al menos, hazlo bien"; les digo como respuesta.

Esas son algunas de las cosas que me han llegado a decir. Porque una cosa es escribir romántica y otra, erótica. Porque claro, las mujeres solo podemos escribir sobre el amor, no sobre el sexo.

Porque cuando escribes sobre sexo, los demás tienen derecho a mirarte raro, a cotillear a tus espaldas, a sonreírte lascivamente. A hacerte sentir sucia.

"Mírala, tan calladita que es y las cosas que escribe."

Debo aclarar que mis compañeras mujeres nunca me han tratado así. De hecho, son las que más se han alegrado cuando se han enterado de que soy escritora, de que tengo un libro romántico-erótico a la venta y que no me avergüenzo.

"¿Tú sabes lo valiente que eres por escribir cosas así? ¿Por poner un pedacito de tu alma en cada relato? Qué valiente eres, coño."

Os juro que eso me dijo una amiga del trabajo, literal. ¿Matriarcado? Sí, por favor.

Así que imagino que ya sabréis que esos comentarios malintencionados siempre han venido de parte de los compañeros varones. ¿Patriarcado? Vaya...

Yo tengo una minúscula dislexia al hablar, confundo el orden de las letras y digo algunas palabras mal. Leo bien, pero cuando lo digo en voz alta, cambio el orden de las letras o los números. No me pasa todo el tiempo, pero cuando estoy nerviosa y trato de hablar rápido, me ocurre.

Y es frustante querer defenderse y cerra bocas como si fuera la Rap Line en los Cypher's y no poder.

"¿Pero tú eres escritora de verdad o solo escribes ñoñerías?"

Esa pregunta es real, me la hicieron a la cara como quien habla del clima o de la bolsa.

Me considero una persona que soy mejor cuando escribo, que cuando hablo. La elocuencia no es lo mío debido a mi timidez. Cuando me dicen esas cosas, me gustaría deciros que los pongo en su lugar, pero la verdad es que no.

Me quedo tan paralizada, tan noqueada de que pueda haber gente así, que no sé qué ni cómo responderles. Les sonrió fríamente o simplemente, les ignoro. Pero el daño ya está hecho.

Luego en mi casa, me encierro en el baño y lloro. No lo niego, he llorado mucho porque la gente puede llegar a ser muy cruel. La gente elige ser cruel.

Y aunque yo no voy a pasar de escribir las cosas que a mí me gustan, las cosas que me llenan, el género que me apasiona, porque necesito hacerlo (no concibo la vida sin literatura); eso no significa que sus palabras no hagan daño. Lo hacen y mucho.

El único compañero que no se rió de mí ni se burló de mi trabajo en cuanto supo que era escritora, fue alguien que acabó convirtiéndose en un amigo muy querido y que el cáncer me lo arrebató hace tres años.

"¿Eres escritora? Ya me dirás dónde puedo leerte o dónde comprar tu libro."

Fue el único, con todos los demás han sido burlas y más burlas. Trato de que no me afecte mucho esa opinión de gente que nunca ha leído en su vida o que son la razón por la que el champú lleva instrucciones. Pero soy humana y las cosas me afectan.

"Compra el libro, léelo o regálalo. Me vendrás a dar las gracias."

Esa frase también es real, es la que suelo decirles a quienes se burlan de mí. ¿Y sabéis qué? Que luego siempre han venido a darme las gracias porque tanto a sus parejas como a ellos mismos, les han gustado los relatos.

El problema es que el género romántico no se respeta ni se valora como se merece. No es un problema de contenido, es un problema de mala propaganda. Y claro, si lees romántica, eso no cuenta como literatura; pero leer a Kafka, sí cuenta.

Por favor, respetemos todos los géneros. Y si hay un género que no te guste, no lo leas y punto. ¿Qué ganas criticándolo? ¿Qué ganas machacando a la persona que hay detrás de las letras? Sigue tu camino y enfócate en lo que te gusta, no en joder a los demás.

¿Qué a que ha venido todo esto? Primero, porque quería compartirlo con vosotrxs. Y segundo, porque en esta semana he vuelto a recibir burlas en el trabajo y como siempre, no he sabido cerrarles la boca.

Así que necesitaba, al menos, poder desahogarme por aquí. Sé que no estoy sola, qué esa gente no puede influir en mi vida y qué no voy a dejar de escribir. Nunca.

Seguiré luchando por mis sueños hasta el día que se hagan realidad y me acordaré de toda aquella gente y de las palabras de nuestro presidente Namjoon:

"Se lo voy a demostrar a todos."


(Escrito en 2020).

Just B. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora