Ahora somos tres

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Después de que Baji dejara a Mikey en quien sabe donde, se dispuso a tomar la ruta más larga hasta casa, necesitaba aclarar sus pensamientos, sentimientos y todo de él respecto a Chifuyu. Seguía con el irreverente miedo de ser rechazado, porque no solo se alejaría de él, sino que se llevaría parte de su vida. Aunque sean dos años, fueron los mejores que vivió a su lado.

Pero el una vez juró que su amistad no se acabaría hasta que el destino dijera fin, pero... ¿ y si ahora era hasta que le dejase de amar y gustar?

Baji tenía mucho que pensar respecto a eso. Él estaba decidido a decirle sus verdaderos sentimientos a Chifuyu de una vez por todas, pero debe pensar en qué momento, cuándo lo hará y con qué palabras sellará nuevamente algo entre ellos dos. Todo si sale de la mejor forma, a regañadientes deberá aceptar que Chifuyu no le corresponda y todo vaya de otra manera.

Está llegando a casa, cuando ve que Chifuyu corre escaleras abajo con su mochila en la parte delantera. Se le ve exaltado y asustado, se resbala pero logra agarrarse del pasamanos, con la mirada termina buscando su moto.

—¡Chifuyu!- grita para llamar su atención— ¡Hey!

Este se percata cuando gritan su nombre y los ojos verdes de Chifuyu se ven desesperados, corriendo hasta él, y Baji se siente alarmado.

—Llévame a la veterinaria, Peke J no se siente bien.

Entonces es cuando la sangre se le hiela y su corazón late desaforado por lo que le acaba de decir. Sus manos comienzan a temblar y a sudar, pero no es el momento para que este se muestre débil, el pequeño minino que ambos adoptaron necesita que los dos estén bien para que lo lleven a revisar.

—Sube, estaremos ahí rápidamente.

Con ayuda del pelinegro logra subirse y colocar de mejor manera al felino que se encuentra entre ambos cuerpos. Cuando le da el okey, este gira en U y arranca como si no hubiera un mañana en dirección a la veterinaria a la cual han llevado a Peke J desde que solo era una cosita diminuta. Ambos conocían al señor que lo cuidaban, Baji le ha preguntado un sinfín de cosas respecto a su trabajo y ambos tienen la mejor relación. Baji le dijo que quiere ser como él, cuando sea mayor.

Maldice con todas sus fuerzas los semáforos que hoy se ponen en su contra y el tiempo se alarga más de lo que tuvo que pasar. Pero se siente más tranquilo cuando ve la clínica veterinaria a un par de calles. Estacionan y entran sin cuidado alguno al lugar, llamando la atención de la recepcionista, que se alarma y asusta por el actuar brusco del pelinegro.

—Akemi- jadea exhausto— Peke J necesita ayuda.

La chica asiente y corre en busca del doctor Amune.

Pasa al menos un minuto y el gran hombre se deja ver entre ellos. les dice que pasen y Chifuyu comienza a contarle todo lo que pasó desde ayer y hoy en la mañana.

—Peke J ayer no quiso comer y estuvo más decaído que nunca. Hoy por la mañana ha vomitado lo poco que ha comido y se fue a un rincón de la casa— El corazón de Baji se puede romper al escuchar todo lo que Chifuyu le dice y la forma del tono de su voz. quebrado, dolido, roto y desesperado. Odia esa maldita situación en la que está, pero no puede hacer nada por el momento, solo quedarse a su lado.

El doctor Amune les pide que dejen en revisión a Peke J y ellos vayan afuera a tomar aire y calmarse un poco. Que él hará todo lo posible porque el pequeño gatito negro esté en mejor estado de salud.

Ambos se sienten ahogados, pero el que más se deja llevar por el estado del momento es Chifuyu. En otros momentos sería Baji. Todo sería al revés.

Un amor inusualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora