Un amor inusual

Soy yo, idiotas.

Han pasado tres días desde que llegaron, tres de los cuales decidieron por el momento no salir, sino que simplemente acomodarse y los próximos cuatro días restantes sean para salir, planificar cuáles iban a ser lo lugares que podrían visitar. No es fácil ir y pasear con tantos adolescentes o seres sin educación como se refería Wakasa a todo el grupo de menores, el cual Shinichiro también formaba parte, así que la única persona o personitas (que cada tanto volvían a ser los adolescentes de siempre) eran Wakasa, Mitsuya y Draken.

Mikey seguía atado al tatuado, quien cada tanto lo arrastraba para donde se le diese la gana porque las golosinas de los puestos callejeros se le apetecían de mucha gana. Draken seguía sin entender como un cuerpo tan chiquito y escuálido podía tener tanta fuerza, aunque le gustaba que sea así porque eso le causaba bastante ternura.

—Mikey, ve mas despacio, sino lastimaras a Draken— Su hermana menor le llama la atención y este simplemente le muestra la lengua. Un gesto tan infantil pero a la vez tan tedioso que a ella solamente le dan ganas de ir y golpearlo.

—Sigo sin entender la razón de porque tengo que usar una cuerda para salir a cualquier parte, no es como si algo me fuese a pasar, soy mucho muy autosificien...— Mikey se calla por un momento porque casi choca contra un carrito de manzanas acarameladas, pero por suerte tiene a Draken que lo cuida y tira de él en el momento justo para evitar una tragedia de manzanas desparramadas por el suelo— Eso no es nada, solo es...— nuevamente tiene que ser salvado por el tatuado, quien evita que este se choque con un hombre que lleva una canasta con dulces en la cabeza.

Todos tienen su corazón latiendo a mil después de las casi pequeñas catástrofes que pudo causar el rubio. Wakasa solo puede mirarlo recriminatoriamente antes de voltearse y darle la misma mala mirada a Shinichiro, que se ríe de las desgracias ajenas. Ver el mundo arder, pero no arder en el

—¿Tienes algo mas que decir Mikey?— Emma solo quiere sonreír victoriosa después de tener la razón con respecto a la actitud despreocupada de su hermano mayor. El no quiere aceptar darle la razón a su hermana porque el no lo hace con nadie, ni con su abuelo.

Sagrada sea la persona que logre domar a ese furby furioso.

—Solo quédate quieto o tendré que llevarte de la mano como un niño pequeño— Draken se quiere burlar de Mikey mientras escucha las risas de fondo, dando a entender que en parte lo ha logrado, son de esos pequeños momentos donde todos aprovechan para molestarle. Aunque el que esta por quedar en vergüenzas es él. No espera que este acepte de verdad y de forma inmediata le tome de su mano para llevárselo a donde sea que vayan porque casi todo su sistema ha dejado de funcionar y ahora solamente puede vislumbrar la silueta de Mikey que lo lleva entre toda esa gente y que por las luces, la noche y las estrellas, todo parezca mágico ante su visión de puberto enamorado.

Los demás no se quejan mucho, porque tienen para contactarse y en todo caso de no tener señal, tienen su punto de encuentro. Después de todo, Draken siempre cuida de la mejor manera a Mikey.

Mientras caminaban y miraban los puestos que estaban en su recorrido, cada uno empezó a tomar diferentes rutas. A los mayores, que fueron los últimos que dejaron a solas a Baji y Kazutora, les volvieron a recordar, como hicieron con cada uno, que se volverían a encontrar en la fuente que había por allí cerca.

—Estas pequeñas vacaciones eran lo que necesitaba realmente— da un suspiro aliviado, como si estuviera soltando una gran carga. Y en parte se siente que realmente todo lo malo de ese año se está yendo, no es fácil para un adolescente su vida en crecimiento, las constantes peleas con sus padres o entre ellos, perder una materia o dos, descubrir ciertas cosas que antes no tenía ni idea. Supone que desde que llegó a su casa con ese tatuaje de tigre fue todo más pesado pero mucho arrepentimiento no siente al respecto, era algo que quería y lo obtuvo.— Estar todos juntos es divertido, creo que hace tiempo no nos divertíamos de esta manera, solo nos faltaría meternos en alguna pelea— menciona para luego ver y sonreírle a Baji.