Los adolescentes dan miedo (3/3)

1.5K 216 13
                                    

La tarde noche comienza a presentarse frente a todos y es que saben que cada uno tiene que seguir un camino diferente. Después de todo se habían ido de colados a una cita solamente por sus berrinches de acaparar toda la atención ajena.

—Nosotros nos iremos por otro lado, todavía seguimos con lo de la última cita. ¡Gracias por acompañarnos chicos!— Hinata se despide de ambos mientras se sube a la parte trasera de la bicicleta y Takemichi se despide de ellos levantando la mano. Poco a poco desaparecen del campo de visión de ellos y todo queda en silencio, Draken se queda reposando sobre su moto y Mikey está un poco más alejado, un tanto nomas.

La temperatura estos días ha estado como ellos, inestable como sus sentimientos. En las mañanas y tardes podrían llegar a ser tan cálidas o a veces bastante calurosas y en las tardes-noches llegaba el frío arrasador.

Mikey no cambia en ningún aspecto de su vida, sigue con el mal hábito de salir sin abrigo y es por primera vez una de las buenas cosas que agradece Draken para poder acercarse a él. Una simple excusa que funciona a la perfección.

—¿Te molesta si hoy puedo ir a dormir a tu casa? — le pregunta mientras le tapa con su chaqueta, antes de que empiece a estornudar por el chucho de frío que llegó de golpe.

Mikey sigue sin mirarle aún cuando le habla—¿No tienes que trabajar? — no había hecho esa pregunta de mala manera, solo que lo pronunciaba de una forma desganada.

Draken recuerda que ese día justamente debe trabajar, pero sus opciones jamás se acaban— Entonces... ¿te parece venir a golpear tipos conmigo?— le sugiere. rebusca de una manera volver a estar cerca de Mikey y olvidar esas tediosas semanas que lo mantuvieron alejadas de su compañía. Le ve sonreír en un momento, y lo próximo es que ambos van juntos hasta la casa de Draken. Que, durante todo el trayecto, ambos estaban en silencio, uno tranquilo que no se necesitaban palabras, solamente el abrazo que Mikey le daba a Draken para sostenerse de él. Apoyando su cabeza en la ancha espalda que extrañaba abrazar.

Es como si durante esas tres semanas que se basaron en enojos sin sentidos, vergüencillas y coloreos, no hubieran existido nunca. Y ahora Draken volvía feliz a lado de Mikey.

Todos se sorprenden cuando los ven llegar juntos. Notan la felicidad y el semblante cambiado de Kenny. Ya no se ve irritado ni está con cara de pocos amigos, ahora pareciera que puede hablar con todos sin enojarse por cualquier razón. Masaway ya no sabe cómo sentirse y las chicas solo tratan de consolarlo, solamente pide a todos los cielos que ese par jamás se pelee nuevamente, porque no cree poder soportar otro de los berrinches de su hijo.

Draken le avisa que Mikey se quedara con él en su turno de trabajo, el mayor no tiene problema alguno. Ya conoce las habilidades de pelea del invitado, entonces puede sentirse tranquilo, un poco solamente, tiene que tener cuidado de que Manjiro no mande a nadie al hospital. La noche y madrugada se ve tranquila y transcurre de esa forma. Ambos están envueltos en su mundo mientras hablan, todo hasta que el más pequeño cae dormido de manera inesperada en plena guardia. Aunque tan inesperado no es, Draken sabe cuánto tiempo puede durar despierto Mikey y sabe que sobrepasó sus límites. Tampoco le sorprende tanto cuando se despierta, porque es el preciso momento en el que un tipo le quiere pegar, y él corre para echarlo a patadas.

Draken ha visto aquella escena con un fondo rosa y brillos por doquier rodeando la figura ajena. Realmente está enamorado de aquel enano que le sigue ladrando cosas al hombre insoportable que se aleja asustado porque un niño de primaria le ha dado tal paliza.

Ya no saben qué hora es, pero Masaway les dice que pueden retirarse a dormir. Uno se mantiene con el entrecejo fruncido, tratando de mantenerse despierto mientras que el otro cabecea por estar durmiéndose en su banco. El mayor se ríe de ambos jóvenes. Draken se cachetea un poco antes de levantarse y toma la mano de Mikey jalando de ella para que este que está en un estado de zombie le siga y lo hace, porque realmente ya se siente perdido a esas horas. Van tambaleándose de lado a lado hasta que llegan a la puerta de su habitación, que está a oscuras, Draken rebusca en sus pantalones su teléfono para alumbrarse y poder llegar hasta la luz de noche que tiene, de esas que son más tenues y no le rompería las córneas por el destello fugaz al prenderla.

Suspira aliviado de que puede ver por donde anda, entonces puede cambiarse con tranquilidad. Adormilado se saca la parte superior y tira la remera detrás suyo, muy pocas veces deja la ropa tirada y hoy sería la excepción. Pero escucha la queja a sus espaldas y recuerda que no está solo, que hoy, después de un tiempo va a dormir con Manjiro y eso hace que su corazón empiece a latir y a recordar cuál es su situación actual.

Mikey parece que también está en esa misma situación porque acaba de caer en cuenta cuando la remera del más alto cayó sobre él y se exaltó al verlo sin remera como ya lo ha visto repetidas veces anteriormente.

<<inhala, exhala>> se repiten.

Mikey roba una muda de ropa de Draken para usar, le da la espalda mientras el otro también se cambia. Algo que era tan normal pasó a ser tan incómodo, que lo peor de todo es que todavía no caen en cuenta lo que está pasando entre ellos.

Mikey se siente como un tonto al verse de esa manera, esta comenzando a enojarse y se siente muy patético. Porque a él nunca le había pasado eso y ahora está muy furioso con Ken por hacerlo sentir de esa forma. Entonces se sube corriendo a la cama y toma su almohada (sí, tiene su propia almohada porque no le agradan las que usa Draken) y lo golpea de forma repentina en la cara. Y este se le queda mirando, esperando alguna respuesta de porque ha hecho eso, pero Manjiro simplemente no le responde y sigue golpeándole repetidas veces hasta Draken huye y comienza a correr por todo su cuarto con un enano rabioso siguiéndole, que tampoco se detiene con los almohadazos cuando este se cae.

Todo cesa de un momento a otro y nota que Mikey le mira enojado antes de subirse a la cama y taparse, acaparando la mayor parte de la manta.

Draken espera un par de segundos antes de ir a acostarse. Toma su lugar a un costado de su compañero, que recientemente le ha pegado porque parece que le dio la gana, pero no le da la espalda, solo se tumba boca arriba y apaga la luz. Su mente divaga antes de comenzar a sentir que su cuerpo se relajaba y empieza a dormirse.

—Acaricia mi cabello— la voz de Mikey llama su atención. Quién está hecho una bolita agarrándose toda la manta para él solo junto con su almohada. Al cabo de todo termina por ignorar el pedido que le ha hecho. No recuerda que los cambios de humor de ese chico hayan cambiado tanto de un momento a otro. Así que solo trata de volver a dormir.

Nuevamente está conciliando el sueño, y lo necesita realmente. Fue un día bastante agotador, entre las idas y vueltas con Manjiro, tanto como lo reciente. Este fue el más cansador de todos y lo único que quiere es descansar.

Su cuerpo se relaja de un momento a otro y ya puede estar tranquilo. Pero tal vez se olvida con quien comparte cama en esos momentos.

—Te dije que acariciaras mi cabeza—el berrinche de Mikey lo hace sobresaltar y más aún cuando siente un piquete en sus costillas, parece que acaba de salir de su maraña de manta simplemente para molestarle. Pero lo siente recostarse sobre su pecho. Las manos del rubio buscan las suyas al palpar su abdomen y parte de su costado. Mikey quiere colocarlas sobre su cabeza para que le haga piojito y así conciliar el sueño, Draken suspira ante ello, realmente hay veces que lo quiere tirar por la ventana con esas ideas y vueltas que tienen, pero no puede decir nada. Él lo ha malcriado de esa forma y sólo le queda acatar lo que le pida. Comenzando a acariciar con delicadeza las hebras rubias que se deslizan entre sus dedos. En eso nota que el cuerpo a un costado del suyo se apega como un koala, pasando su pierna encima de su estómago y afianzando el agarre con un abrazo, después de eso se relaja, y su respiración también.

—Eres un dolor de cabeza— le dice ya casi medio dormido.

—Lo seré por siempre, no te escaparas de mi fácilmente— le responde. Ambos sonríen por la respuesta del otro



Anuncio

Espero que les haya gustado esta pequeña maratón. En la semana estaré tratando de publicar mas actus de esta historia y de las otras. 

Espero que pasen linda semana uwu

Un amor inusualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora